Inicio » Content » DIFUSIÓN DE LA OBRA DE SANTA GERTRUDIS (7)

Anónimo atribuido a José de Páez, escudo pectoral de monja concepcionista con tema de la coronación de la Inmaculada Concepción por la Trinidad. Aparecen los sagrados corazones de Jesús y María. Entre los santos que rodean a la Virgen, a sus pies aparecen resaltados en primer plano: santa Gertrudis, san Ignacio de Loyola, san Francisco, san Antonio de Padua y santa Teresa de Jesús. Óleo sobre lámina de cobre, marco de carey y vidriera protectora, sin medidas, ca. 1770-90, colección: Denver Art Museum, catalogación: Juan Carlos Cancino.

 

por Pierre DOYÈRE, OSB †[1]

4. Criterios seguidos en la edición crítica de Sources chrétiennes

1. Texto latino. Para los tres primeros libros (del Heraldo)[2] el texto fue establecido por colación de cuatro de los manuscritos conocidos: W T W Z, siguiendo, salvo excepciones justificadas, la versión de B, por las razones ya indicadas en la conclusión del estudio de la tradición manuscrita[3]. Por comodidad material, la colación ha tomado como base el texto impreso de Paquelin, debidamente modificado. Del manuscrito K, que no ha sido conocido más que cuando esta edición estaba muy avanzada, no se ha leído por entero más que el Prólogo y el Libro II. De los Libros I y III, se han realizado numerosos sondeos. Esta consulta, forzosamente rápida, no ha obligado a modificar en nada el texto establecido con la ayuda de los otros cuatro manuscritos. Agregamos que las pocas variantes de K no han podido ser insertadas en el aparato crítico, por falta de una lectura completa del manuscrito.

Paquelin, en 1875, ha seguido de preferencia W, el mejor de los dos manuscritos que tenía a su disposición, si bien tomando opciones diferentes, sea de Z, sea de l, o incluso opciones personales.

Lanspergius ha hecho su edición de 1536 de Beta indirectamente y de q directamente, el cual, a través de Lanspergius se emparenta netamente con Z.

El aparato crítico ha consignado las variantes que aportan realmente al sentido o son útiles para la búsqueda de una clasificación de los cuatro manuscritos. Salvo casos excepcionales, las variantes de Lanspergius no se conservan para el Libro I, puesto que el texto era una traducción de una versión alemana, y no testimonia más que indirectamente la fuente Beta. Para el libro II y III las referencias a l son más frecuentes, como testimonio probable de la fuente q.

 

2. Traducción: una traducción nunca puede ser una obra definitiva. Intentar una renovación no es desconocer el mérito de los ensayos precedentes, pero las exigencias del género varían según las épocas. Para nosotros no se trata solamente de expresar el pensamiento, sino de seguir también de cerca los matices para una fidelidad literaria atenta y el respeto, a precio incluso de algunas faltas de elegancia, de los movimientos y de la personalidad del estilo, puesto que ellos mismos son una de las condiciones de la expresión. Por necesidad de claridad así llamada cartesiana, el traductor francés está a veces inclinado a simplificar y a construir. Característica es por ejemplo la afirmación del autor de la Advertencia en la traducción de Mége (1671): “He tratado de hacer esta traducción, si no muy pulida y muy elegante, al menos clara e inteligible,  a fin de evitar los defectos de la antigua, donde los pasajes oscuros y embarazosos en el latín, no lo son menos en el francés”. Nuestras perspectivas actuales son otras, puesto que si la frase original es ambigua, si se debe leer dos veces para comprenderla bien, y si todavía el pensamiento permanece oscuro, el traductor se saldría de su rol si quisiera a todo precio ser claro, hacerse comprender a la primera lectura y evitar todo obstáculo al lector. Las interpretaciones que él habría de sugerir, deberían cuanto es posible no deslizarse en el texto y quedarse al margen. Tal es la razón de muchas notas que se encontrarán a pie de página.

 

3. Título: La redacción de la obra, haciendo abstracción del Libro I, cuyo carácter hemos explicado más arriba[4], es doble: el Libro II, escrito por la santa misma; los otros libros, posteriores, reúnen, junto con las revelaciones dictadas por ella, las notas y recuerdos diversos. Cada una de estas dos partes ha recibido del Señor un título especial: Memoriale abundantiae divinae suavitatis para el libro II; Legatus divinae pietatis para los otros libros; después el conjuto, el título único de Legatus memorialis abundantiae divinae pietatis.

A pesar de estas precisiones del Prólogo, los manuscritos no tienen una tradición neta para el título. Los editores latinos del siglo XVI, han adoptado el título general: Insinuationum divinae pietatis libri V (l, b, c); en el siglo XVII el término Insituationes se mantiene acompañado de otro: Legatus (s); Vitae et revelationes (n) excertitia (m). Paquelin, bajo el título general de Revelationes Gertrudianae ac Mechtilidianae, adopta para la obra de santa Gertrudis el título dado por el Prólogo a la II parte: Legatus divinae pietatis.

Las traducciones francesas han seguido las ediciones latinas. El título de Insinuations prevalece hasta Dom Mége, quien prefiere: Vida y Revelaciones. La traducción de Dom Paquelin y las que dependen de él nos han hecho familiar el título de: Heraldo del Amor divino. Pero como el Prólogo afecta este título a la segunda parte de la obra solamente, sugiriendo para el conjunto Legatus memorialis abundantiae divinae pietatis, si bien la fórmula es un poco compleja, nosotros hemos preferido para la presente edición ser fieles a éste: El Heraldo Memorial de la abundancia del amor divino.

Continuará



[1] Dom Pierre Doyère, OSB, monje de San Pablo de Wisques, fue el impulsor de la revisión y fijación del texto latino de las obras completas de santa Gertrudis y su principal traductor al francés. Murió el 18 de marzo de 1966, durante la preparación de la edición crítica de los libros I a III del Legatus Divinae Pietatis; dos discípulos suyos continuaron la tarea y la obra fue publicada en 1968 por Sources chrétiennes (Gertrude D’Helfta, Œuvres Spirituelles II, L’Héraut [Livres I-II] SCh N° 139 y Œuvres Spirituelles III, L’Héraut [Livre III] SCh N° 143 – Paris, Les Éditions du Cerf, 1968). La fijación del texto de los libros IV y V del Legatus es obra de Jean-Marie Clément, monje benedictino de Steenbrugge, y la traducción al francés, de las monjas de Wisques.

[2] Retomamos la publicación de la Introducción de Pierre Doyère, a la edición crítica latín-francés del Heraldo del Amor Divino. Cfr. Gertrude D’Helfta, Œuvres Spirituelles II, L’Héraut (Livres I-II,) Sources chrétiennes N° 139 – Paris, Les Éditions du Cerf, 1968, «Introduction», pp. 9-91. Tradujo la Hna. Ana Laura Forastieri, ocso, del Monasterio de la Madre de Cristo, Hinojo, Argentina.

[3] N. de T.: Cfr. en esta misma página: “Difusión de la obra (3)”, nota 6, en: http://surco.org/content/difusion-obra-santa-gertrudis-3.

[4] N. de T.: Cfr. en esta misma página: “Santa Gertrudis, los escritos”: http://surco.org/content/santa-gertrudis-escritos.