Inicio » Content » DOMINGO 12º DURANTE EL AÑO. Ciclo "A"

«Si mediante la señal de la cruz y la fe en Cristo conculcamos la muerte, habrá que concluir, a juicio de la verdad, que es Cristo y no otro quien ha conseguido la palma y el triunfo sobre la muerte, reduciéndola casi a la impotencia. Si además añadimos que la muerte -antes prepotente y, en consecuencia, terrible-, es despreciada a raíz de la venida del Salvador, de su muerte corporal y de su resurrección, es lógico deducir que la muerte fue aniquilada y vencida por Cristo, al ser Él izado en la cruz.

Cuando, transcurrida la noche, el sol asoma e ilumina con sus rayos la faz de la tierra, a nadie se le ocurre dudar de que es el sol el que, esparciendo su luz por doquier ahuyenta las tinieblas inundándolo todo con su esplendor Así también, cuando la muerte comenzó a ser despreciada y pisoteada tras la venida del Salvador en forma humana para salvarnos y de su muerte en la cruz, aparece perfectamente claro que fue el mismo Salvador quien, manifestándose corporalmente, destruyó la muerte y consigue cada día en sus discípulos nuevos trofeos sobre ella»[1].

 


[1] San Atanasio de Alejandría, Tratado sobre la encarnación del Verbo, 29 (SCh 199, 1973, pp. 368-371). Trad. en: Leccionario bienal bíblico-patrístico de la Liturgia de las Horas. IV. Tiempo ordinario. Semanas VI-XXXIV, Zamora, Eds. Monte Casino, 1984, pp. 666-667. Atanasio nació hacia el 295, en Alejandría. Se convirtió al cristianismo en su primera juventud. Ordenado lector por Alejandro, recibió luego el diaconado y devino secretario del obispo hacia el 318, cuando empezaba a desarrollarse la controversia arriana. Acompañó a su obispo al concilio de Nicea (325). A la muerte de Alejandro (328), Atanasio fue elegido obispo de Alejandría. En el año 335, el sínodo arriano de Tiro lo depuso, y fue desterrado a Tréveris. Comienza entonces una larga serie de destierros, sufridos por defender la fe nicena (17 años, 6 meses y 20 días de exilio; 22 años, 5 meses y 10 días en su sede). En su tercer destierro (356) huyó al desierto de Egipto con los monjes. En el año 366 volvió Atanasio de su quinto y último destierro. El 2 de mayo de 373 murió a los 78 años de edad. En 1568 el Papa san Pío V declaró solemnemente a san Atanasio Doctor de la Iglesia, junto con san Basilio, san Gregorio Nacianceno y san Juan Crisóstomo.