Inicio » Content » GERTRUDIS DE HELFTA Y BERNARDO DE CLARAVAL: UNA REAPRECIACIÓN (II)

Capilla de la Inmaculada Concepción, Rosemont College, Rosemont, Pensilvania (USA).

De izquierda a derecha: santa Gertrudis de Helfta, Madre Cornelia Connelly (fundadora de la Sociedad del Santo Niño Jesús) y santa Teresa de Ávila[1].

 

P. Michael Casey, ocso[2]

Un punto particular en el cual Gertrudis se valió claramente de los desarrollos encontrados en la tradición fue el uso de la imaginería esponsal para clarificar la relación del alma individual con Dios. Que hay precedentes de tal uso en la Biblia, es obvio, especialmente en el Cantar de los Cantares. Es claro, sin embargo, que Gertrudis está siguiendo una larga tradición derivada de Orígenes que habla sobre la unión del género humano con Dios en términos de matrimonio espiritual. Orígenes había reconocido el carácter dual de este uso: la novia de Cristo puede ser tanto la Iglesia como el alma individual[3]. Bernardo también afirma la ambivalencia de la imagen, pero si bien da prioridad teorética al sentido eclesial, tiende a hablar en mayor medida de sus aplicaciones individuales. Gertrudis, escribiendo un siglo después de Bernardo, se concentra principalmente en la unión de sí misma y Dios, extrayendo de la tradición un amplia gama de términos, que por entonces habían llegado a ser casi convencionales.

El uso del verbo adhearere (adherirse a) es muy común y frecuentemente reforzado por la adición de un modificativo tal como inseparabilter, tota, individue o integre (inseparablemente, toda, personalmente o íntegramente)[4]. Esta conjunción es frecuentemente descripta por el término gluten (pegamento), que puede referirse al amor o al Espíritu Santo[5].  Este es también llamado amplexus (abrazo)[6], osculus (beso)[7], y es frecuente el uso del verbo copulare[8]. Gertrudis usa frecuentemente un enérgico lenguaje para describir el ardor de la experiencia: “Caiga yo en tus abrazos y sea realmente enterrada en el beso de tu amor melífluo”[9]. “Que por el beso de tu meliflua boca me introduzcas, como verdadera posesión tuya, en la cámara nupcial de tu amor festivo”[10]. “Poner mi nido como la tórtola en la herida de Jesús, el esposo de mi amor”[11]. “La estrecharé con los brazos de mi amor”[12]. Como es típico en el estilo de Gertrudis, ella tiende a acumular frases de significado similar. Así, en el comienzo de su ejercicio para la renovación de la profesión, indica: “Celebrarás así el matrimonio espiritual, las bodas del amor, los esponsales y la unión de tu alma casta con Jesús, el esposo celestial, por un inseparable lazo de amor” (Hoc modo celebrabis spirituale matrimonium, connubium amoris, desponsationem et copulationem animae tuae caste, cum Iesu sponso coelesti, inseparabiliter dilectionis vinculo)[13].

Los escritos de Gertrudis son un verdadero desborde de amor. Como muchos otros autores medievales monásticos ella está poseída por la idea de que Dios nos ha amado primero: Prior dilexit nos, como dice 1 Jn 4,10[14]. Frecuentemente hay una alusión al gran mandamiento: con todo el corazón, el alma y las fuerzas[15]. El monasterio es visto como una schola amoris[16], donde ella aprende el arte del amor[17] bajo la tutela del Espíritu Santo[18]: “Que mi alma nunca elija conocer otra cosa fuera de ti (oh Jesús); y por la disciplina de la gracia y bajo el magisterio de la unción, pueda hacer un buen progreso en la escuela del amor; un progreso vehemente y sólido”[19]. Es el amor el que une el alma a Dios con el vínculo del matrimonio: quem amare est illi nupsisse (amarlo es ser desposada)[20]. El amor, por tanto, es visto como el factor unitivo: amore unitivo[21]. Las cualidades del amor reflejan su origen trinitario; es fuerte y sabio y verdaderamente y dulce[22]. El amor es el agente del crecimiento. Basta con dar cabida interior al amor y de ahí se seguirá todo lo demás; vacare amori (descansar en el amor)[23].

El amor en esta vida es sobre todo una cuestión de deseo. Todos los términos que se han vuelto corrientes en la espiritualidad occidental a partir del siglo XV, aparecen en Gertrudis. Así lo es también la devoción al cielo, que es típica de la piedad latina. Los temas del exilio y la peregrinación se encuentran junto con la noción del cielo como la verdadera patria[24]. La Jerusalén celestial es alabada[25] y hay una tendencia a minusvalorar la vida presente, que es habitualmente designada como interim (tiempo intermedio)[26]. Es la vida eterna la que es real, la única fuente de verdadera y perenne alegría[27]. La unión con el esposo trae júbilo al corazón[28], apaga la sed del espíritu[29] y brinda refrigerio interior[30].

Continuará

 


[2] El autor es monje trapense de la Abadía de Tarrawarra, Australia, muy conocido por sus publicaciones y disertaciones sobre la espiritualidad monástica traducida para el mundo de hoy, tanto para el público monástico de regla benedictina, como también para un público más amplio que busca nutrirse de las fuentes tradicionales y encarnarlas en la espiritualidad cristiana contemporánea. Este artículo fue publicado en Tjurunga 35 (1988): 3-23. Traducido con permiso del autor, por la Hna. Ana Laura Forastieri, ocso.

[3] Cfr. Orígenes, In Canticum Canticorum Libri, PG 13: passim. Por ejemplo: “Adamavit enim eum (Deum) sive anima quae ad imaginem eius facta est sive Ecclesia (62d-63a) [Apasionadamente le ha amado tanto el alma, que ha sido hecha a su imagen, como la Iglesia]. Et istud epithalimii carmen per spiritum canit quo Ecclesia sponso coelesti Christo coniugitur ac sociatur (72c) [Y este canto nupcial canta, movido por el Espíritu, que la Iglesia está unida y asociada a Cristo, el esposo celestial]. Ecclesia sit desiderans Christo coniugi (84c) [La Iglesia desea estar unida a Cristo]. Simili autem expositione utimur, etiamsi ad unamquamquam animam in amore et desiderio Verbi Dei positam transferatur hic sermo (92c) [Por otra parte, nos servimos de semejante interpretación si trasladamos esta exposición y la aplicamos a cada alma que vive en el amor y deseo del Verbo de Dios]. Ubera... principale cordis adverte, in quo Ecclesia Christum, vel anima Verbum Dei desiderii sui vinculis alligatum tenet et adstrictum… (143d) [Por pechos… entiende la parte principal del corazón en que la Iglesia de Cristo, o el alma, (tiene) al Verbo de Dios bien atado y sujeto con las ligaduras de su deseo…] … Vel anima refugiens ommnes reliquas docrinas, et adhaerens uni soli Verbo Dei... (152b) [O el alma que rehúye todas las demás doctrinas y se abraza exclusivamente al único Verbo de Dios…]. … Per hos enim, omnis Ecclesia Dei, vel anima quaerens Deum... (160a) [Por ellos, en efecto, toda la Iglesia de Dios o el alma que busca a Dios…]. ... Animae scilicet perfectae, vel Ecclesiae... (163a, cf. 163b)... [Esto es, del alma perfecta o de la Iglesia…]. Ecclesiae vel animae studiosae convenit… (168c) [Ya a la Iglesia, ya al alma diligente se aplica]. Sermo Dei ad animam se dignam sibique aptam, vel quid Christus ad Ecclesiam dicere intellegendus sit… (183c) [(Veamos) en qué sentido debemos entender lo que el Verbo de Dios dice al alma digna de Él y apta para Él, y lo que dice Cristo a la Iglesia…]. Ecclesiam, animas scilicet quae ad perfectionem venerunt, quae omnes simul efficiunt corpus Ecclesiae” (191b) [La Iglesia…, esto es las almas que han llegado la perfección, las cuales todas juntas forman el cuerpo de la Iglesia].

Se piensa generalmente que, si bien Hipólito había preferido la referencia más corporativa de la imagen, Orígenes, sin disociarse totalmente de esta línea de interpretación, puso mayor énfasis en la identificación del alma ferviente como esposa del Verbo. Entre los muchos tratamientos de este tema, ver: H. Crouzel, “Le thème du mariage mystique chez Origène”, Studia Missionalia 26 (1977), p. 37-57. Para la continuación del tema en Bernardo de Claraval, ver mi tesis doctoral: A thirst for God: Spiritual desire in Bernard of Clairvaux’s Sermons on the Song of Songs, capítulo V (esta ha sido publicada por Cistercian Publications en la Colección Cistercian Studies Nº 77, ya en marzo de 1983).

[4] Los siguientes son algunos ejemplos de adhaerere:

a) Con inseparabiliter: X 3,192 p. 106; 4,234-5 p. 144; 5,202 p. 177; 5,332 p. 182; 5,373 p. 184; 5,487 p. 194; 6,741 p. 250 (7,66-68 p. 262).

b) Con tota: X 2,62-63 p. 86; 5,171 p. 170; 5,364 p. 184; 5,494-5 p. 194; 6,421 p. 230: quasi tota.

c) Con otros calificativos: X 4,194-195 p. 138: tota devotione; 4,304 p. 146: integre; 5,189 p. 170: ferventer; 6,764 p. 254: individue y amore aeterno. Gertrudis frecuentemente hace uso del tema de unus spiritus o unitas spiritus, común desde Orígenes y mucho más desarrollado por Bernardo. En relación con el verbo adhaerere, ver por ejemplo: H 2,6,1 p. 256; X 5,193-194 p. 170; X 6,776 p. 256.

[5] Sobre gluten y sus términos emparentados, ver por ejemplo: X 2,78 p. 88; 3,121 p. 102: esta es la resonante frase de Bernardo “amoris gluten” (el adherente del amor) que aquí se aplica al Espíritu Santo; 3,192 p. 106; 4,73-4 p. 130: in vivi amoris glutino (por el aherente del amor vivo); 6,554-5 p. 240; 7,66-68 p. 262; 7,179 p. 270;

[6] Sobre amplexus, cf.: X 3,194-6 p. 106; 6,663 p. 246; 3,363-4 p. 120; 4,46 p. 128.

[7] Sobre osculus cf.: X 3,197 p. 108; 5,170-4 p. 170; 5,207 p. 172: aquí el beso es el Espíritu Santo, como en algunos de los sermones tempranos de san Bernardo sobre el Cantar de los Cantares; 6,635 p. 108.

[8] Sobre copulare, término que deviene común desde los tiempos de las traducciones latinas de Orígenes y se encuentra en san Bernardo, cf.: X 3,194-6 p. 106; 3,285 p. 114; 3,321 y 326 p. 118; 3,381-2 p. 122.

[9] X 5,359-60 p. 150.

[10] X 3,173-4; p. 104.

[11] X 3,140 p. 102. Cf. Jeremías 48,28.

[12] X 3,25 p. 94.

[13] X 3,1-4 p. 92.

[14] X 3, 101 p. 100; 5,64 p. 160.

[15] X 3, 109 p.100; 6, 715 p. 250.

[16] El uso que hace Gertrudis es un poco excéntrico: a veces parece estar refiriéndose al alma como un monasterium amoris o schola amoris. Cf. X 2,5 p. 80; 2,25-26 p. 82; 5,311-2 p. 180; 5,365 p. 184.

[17] X 5,193-4 p. 170.

[18] X 2, 25-26 p. 82.

[19] X 2,52-55 p. 84.

[20] X 3,105 p. 100. Cf. 3,380 p. 122: amore nuptiali foederis (por la alianza del amor nupcial). Cf. san Bernardo, SC 83,3; SBO 2,299,23: Ergo si perfecte diligit, nupsit  (por lo tanto, si ama perfectamente, es esposa).

[21] X 3,83-84 p. 98. Cf. mi artículo “Consecrated Chastity: reflexions on a text of Gertrude of Helfta”, en Tjurunga 31 (1986), pp. 3-13.

[22] X 3,28-29 p. 94; 3,147-8 p. 104; 6,395 p. 228.

[23] X 5,464 p. 192.

[24] X 1,72-3 p. 62; 1,204 p. 74; 3,387 p. 122; 4,98 p. 138; 4,269 p. 136; 5,279 p. 178; 5,492 p. 194; 6,62 p. 204; 6,157 p. 212; 6, 400 p. 228; 6,477 p. 234; H 2,6,1 p. 256.

[25] X 6,477 p. 234.

[26] X 6,724 p. 254; H 2,24,1 p.122.

[27] X 6,574 p. 242.

[28] X 6,219 p. 216.

[29] X 6,218 p. 216.

[30] X 6,440 p. 232.