Inicio » Content » ICONOGRAFÍA DE SANTA GERTRUDIS (IV)

Segunda Parte

Luego de analizar los atributos inconográficos más característicos de santa Gertrudis en la representaciones del barroco español y americano (hábito, báculo, corazón expuesto, niño Jesús, filactelia, anillos) y otros atributos menos comunes (pluma, libros, rayo o nube inspiradora; palma, corona o jarrón de azucenas), en esta segunda parte de nuestro estudio analizaremos los motivos visionarios y las representaciones colectivas de santos, entre los cuales aparece santa Gertrudis.

 

Motivos visionarios

Por esta modalidad iconográfica se representa a la santa en éxtasis, dentro de una escena inspirada en el relato de sus visiones. Entre de los temas representados, el más típico es el intercambio de corazones. Luego siguen los motivos pasionarios, la devoción a la virgen María, las visiones trinitarias. Varios de estos temas pueden verse combinados en una misma obra.

 

Intercambio de corazones

Este tema incluye dos variantes: una, más fiel a la tradición textual, muestra el intercambio de corazones con Cristo adulto, resucitado, quien lleva visible, frecuentemente, la marca de sus llagas en las manos y los pies.

Intercambio de corazones. Pintura de la hornacina del retablo del Real Monasterio Cisterciense de San Clemente de Sevilla, que representan varias escenas de la vida mística de santa Gertrudis, atribuidas al pintor sevillano Valdés Leal -fines del Siglo XVII-. Foto del inventario artístico del monasterio.

Otra variante, influida por la hagiografía de la misma Gertrudis o de otras santas, la representa con Cristo niño.  Por ejemplo, en el óleo de Miguel Cabrera, que ya hemos reproducido, vemos a la santa entregando su corazón a un Jesús niño, el cual aparece en actitud y gesto de tomarlo, sosteniendo a su vez en su mano derecha su propio corazón. La santa, a su vez, aprieta contra su pecho una azucena, símbolo de su virginidad.

Santa Gertrudis Magna. Miguel Cabrera, México 1768. Museo José Luis Bello y Zetina, Puebla, México

Generalmente se representa el intercambio de ambos corazones. Otras veces es Cristo quien ofrece su propio corazón a Gertrudis, o ella le ofrece el suyo a Él, o bien aparece Cristo tomando el corazón de la santa. Las tres variantes son fieles a la tradición textual:

“Añadiste además (a tus dones) la inestimable intimidad de tu amistad; de distintas manera me entregaste aquella nobilísima arca de tu divinidad, es decir tu Corazón deífico, como compendio de todas mis delicias: unas veces al entregarme  gratuitamente el tuyo; otras, para mayor signo de mutua intimidad, cambiándolo por el mío. Con ese Corazón me manifestaste lo oculto de tus secretos juicios y de tus delicias, y derretiste tantas veces mi alma con tan delicada ternura…” (Legatus II,23,8).

Visión de santa Gertrudis, siglo XVII. Colección Museo Colonial -Museo Iglesia de Santa Clara-.  Bogotá - Minicultura – Reg. 03.1.005.

Mediante el tema del intercambio de corazones se invita a contemplar a Gertrudis como morada de Cristo y también como intercesora segura ante El para todas las necesidades de quienes la invocan.

«En una ocasión se le apareció el Señor Jesús y le pidió su corazón: “Dame, amada, tu corazón”. Ella se lo ofreció con alegría y le pareció como si el Señor lo aplicara a su Corazón divino a semejanza de un canal que llegaba hasta la tierra. Por él derramaba generosamente las efusiones de su incontenible bondad y le decía: “Mira, en adelante me gozaré usando siempre tu corazón como un canal, por el cual, a todos los que se dispongan con generosidad a recibir esa infusión de la gracia y te lo pidan con humildad y confianza, les derramaré del torrente de mi melifluo Corazón desbordantes efluvios de consuelo divino”» (Legatus III,66).

Menos frecuentes son las representaciones de la transverberación de Gertrudis y de la impresión de los estigmas de la pasión, ambas gracias consignadas en su obra. La transveración puede estar aludida dentro de un contexto iconográfico que incluye otros motivos, por la presencia de un querubín dirigiendo una saeta al corazón de la santa. Del mismo modo, la impresión de estigmas puede estar aludida por la marca de las llagas tanto en la figura de Cristo como de Gertrudis.