Inicio » Content » TEXTOS PARA LA VIDA MONÁSTICA CRISTIANA (59)

3. Reglas monásticas latinas anteriores a la Regla de san Benito

IX. La Regla del Maestro (continuación)

Capítulo 53: Pregunta de los discípulos: Sobre la abstinencia de alimentos y de bebida en Cuaresma. El Señor responde por el maestro:

1Será suficiente para todos un manjar cocido, y como segundo, cualquier (alimento) crudo, con frutas, pan de cebada, dos trozos. 2Desde el día mismo de Cuaresma hasta treinta días, los hermanos recibirán, a causa del trabajo, bebida dos veces al día, no más; esto es, una (copa) de vino puro y otra de bebida caliente. 3Desde el treinta hasta el día veinte, recibirán una copa de vino puro. 4Desde los veinte días hasta Pascua se privará del vino a todos, excepto a los enfermos, a los niños hasta los doce años y a los ancianos ya débiles. 5Pero sobre esto de los enfermos, el abad vigilará para que nadie mienta o finja estar enfermo. 6Pero a los más fuertes y a aquellos que quieran abstenerse por decisión propia, se les preparará una mezcla de agua caliente con sal y comino o grano de apio. 7No se pondrá aceite en las ollas, sino en los platos, por causa de los que se abstienen. 8Quienes se abstienen, pero (sin abandonar) esas mismas mesas de sus decanías, según el número (de ellos) que hubiera en su respectiva mesa, recibirán la orden de sentarse los unos al lado de los otros siguiendo los mandatos del superior, para que los que hagan abstinencia en una misma mesa, coman en el mismo recipiente. 9Porque si decimos que los que abstinentes se sienten en comunidad con los demás hermanos, es para que se ruboricen los glotones de no poder, como ellos, a pesar de tener la misma naturaleza, refrenar los deseos de la gula, 10y no poder conseguir, como los que se abstienen, la gracia divina que les haga escoger el bien.

11Pero en el mismo día de Cuaresma, cuando comulguen (poniendo fin) al primer ayuno, antes de comulgar, el abad en el oratorio, dará éste permiso: 12el abad dirá a todos: “Hermanos, quien quiera trabajar espiritualmente por su alma y abstenerse de algo, le concedemos libertad de acción para esta buena obra. 13Quien, por otra parte, no lo quisiera hacer, aceptará las prescripciones de la Regla (contenidas) en este capítulo y se contentará con la medida de la cuaresma”. 14Aquellos de entre los hermanos que quisieran abstenerse de algo, irán al oratorio y se inclinarán humildemente ante las rodillas del abad, dando gracias por la libertad para buenos actos que se les ha concedido[1]. 15Y después de esta manifestación de humildad, le indicarán oralmente al abad de qué quieren abstenerse, cada uno.

16Pero si dijimos que los abstinentes sean designados en el oratorio, es para que cuando, en las mesas, renuncien a algún alimento para hacer un sacrificio corporal en Cuaresma, 17no se dejen persuadir por hermanos tibios o golosos para retroceder y comer con ellos, ya que nadie quiere ver a otro mejor que él. 18Es necesario, por tanto, que el oratorio sea testigo de su elección de entre todos ante a Dios y de su designación desde momento como abstinentes. 19Porque estos merecen[2] alegrarse de la Resurrección del Señor, en Pascua, con Cristo, puesto que por la abstinencia crucifican su cuerpo con Él, durante la Cuaresma, 20como dice la Escritura sobre la tristeza: “Los que siembran entre lágrimas, cosecharán con alegría” (Sal 125 [126],5), 21y: “Sufrieron un poco, estarán bien en lo mucho” (Sb 3,5). 22Porque la Cuaresma es figura[3] de este mundo presente que dura poco, mientras que la Pascua significa para los buenos la alegría eterna de la vida futura, 23en tanto que lo que nos abstenemos durante cuarenta días, nos estará permitido comerlo durante todo el año. 24Y de la misma manera quien en la vida presente de este siglo, haya rehusado algo a sus deseos o a la carne, en el otro mundo le estará permitido al alma saciarse abundantemente para siempre de las mejores delicias divinas. 25Porque en este corto tiempo quiso entristecerse por el Señor, merecerá alegrarse con Él en (la vida) futura.

26El Jueves Santo[4], tonsurarán sus cabezas, se lavarán y tomarán de todo cuanto se han abstenido, excepto las carnes sangrientas de (animales) terrestres. 27Pero comer las carnes de aves, animales terrestres alados o cuadrúpedos, el abad les enseñará[5] a los hermanos que es bueno querer comerlas, sin embargo les aconsejará que abstenerse es mejor. 28Entonces cada cual conforme a la gracia que de Dios haya merecido encontrar en su alma, según la medida de su fe (cf. Rm 12,3; Ef 4,7), elija si debe comer, o mejor, si (debe) abstenerse. 29Por tanto, después de esta exhortación, los hermanos serán interrogados el Jueves Santo, e indicarán de palabra[6] lo que quieren o no quieren, 30y a cada uno se le dejará libertad para que haga su elección en los días festivos, si al abad le pareciere bien, les impondrá este régimen de alimentación[7]: 31desde Pascua hasta Pentecostés y desde Navidad hasta Epifanía, se les dará permiso para comer carne a (su) arbitrio. 32Pero esos hermanos que la coman carnes, se sentarán en mesas separados de sus decanías, y se les servirá separadamente, en platos distintos, los alimentos de carne cocida, 33para que no parezca que se mancilla la pureza de los que se abstienen, (y) para los que la coman, reconozcan cuánta distancia hay entre los que son esclavos de sus deseos y los que son dueños de su vientre.

34Por otro lado, en Cuaresma los ayunos se prolongarán hasta el atardecer[8], esto es: comerán después del lucernario, todos esos mismos cuarenta días, porque también se ayuna el jueves, a excepción de los domingos. 35En estos domingos nada absolutamente cenarán por la tarde, para que no haya más que una sola refección diaria en esos días. 36Por lo demás, el ayuno en Cuaresma no será quebrantado por los hermanos de la casa por causa un huésped, 37y solamente al visitante le será permitido quebrantar la hora del ayuno, si se supiera que debe hacer un largo camino.

38Pero a los hermanos que quisieran pasar todo el día sin comer[9], en ese mismo día de ayuno no se les esperará en el trabaj0 con los hermanos. 39Únicamente les leerán a los hermanos que trabajan, para que no estén ociosos y se alimenten, en vez de pan, con la palabra de Dios. 40Por tanto, si trabajan espiritualmente, según está escrito: “El que no trabaje, que no coma” (1 Ts 3,10), así también es justo que el que no coma no trabaje, 41excepto en aquella refección en la que se come sin pan, esto es, con la palabra de Dios, según dice la Escritura: “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra de Dios” (Lc 4,4).

42Durante estos cuarenta días, los semaneros no lavarán los pies a los hermanos en el monasterio, solamente se los descalzarán. 43A los huéspedes forasteros se les lavarán por causa del testimonio de aquella mujer que lavó los pies al Salvador cuando cenaba y se los ungió con un vaso de alabastro (cf. Lc 7,36-46; Jn 12,2-8). 44Pero el Jueves Santo, a manera de bendición[10], se apresurarán[11] a lavar los pies del abad, y luego el abad lavará los pies a todos los prepósitos, con la ayuda de los hermanos, pero empezando él mismo. 45Igualmente también el superior mismo lavará los pies a los porteros, así dando prueba de humildad en esto también con ellos, será juzgado digno del honor de ser exaltado sobre todos. 46Después los prepósitos lavarán y secarán los pies a todos los hermanos de su decanía.

47Al amanecer del Viernes que precede al Sábado Santo, solamente se harán los nocturnos, porque los nocturnos se dicen todavía antes del canto del gallo y pertenecen aún al jueves, 48y ya (no se dirán) ni maitines, ni otras horas, ni los oficios divinos establecidos hasta la misa del sábado, 49en que el alelluia nuevo de la alegre resurrección romperá[12], en la boca de los que salmodian, el silencio tan prolongado de los salmos. 50Por tanto, aunque no salmodien más desde los nocturnos del jueves hasta la misa del sábado, sin embargo cumplirán con las oraciones simples de Cuaresma, 51y ese mismo día de la feria sexta[13] hablarán entre sí en voz baja sobre la tristeza de la Pasión, no saludándose cuando se encuentran.

52Pero, excepto los enfermos, los niños y los ancianos decrépitos, cualquiera de los sanos que quisieren comer, comerán sin recibir la bendición ni hacer la señal de la cruz sobre la comida, 53para que, en compañía de sí mismos[14] y de su gula, se ruboricen de no poder pasar un día de ayuno voluntario, esperando la recompensa de Dios con los que ayunan totalmente, 54cuando a otros, a pesar suyo, la necesidad les obliga a pasar quizás tres días de ayuno. 55¿Y con qué cara pueden desear celebrar en la victoria de la Resurrección del Señor, la futura octava de Pascua, quien no quiso crucificar su carne con Cristo, durante sólo día con motivo de los dolores de su Pasión? 56Pero el sacramento del altar será totalmente consumido en la gran patena de vidrio; para que así como los judíos buscaron el viernes a Cristo para hacerle sufrir la Pasión, así en este mismo día quede encerrado en nuestras almas, 57para que el sábado se nos manifieste por la resurrección en un nuevo sacramento. 58Por otra parte, los que el viernes quieran comer, que coman privadamente, para que reconozcan que no es justo comer sin Cristo.

59En ese mismo día se procederá al lavado de los objetos y a los preparativos de la Pascua. 60En este viernes se retirará el mantel del altar y todo adorno del oratorio; 61al mismo tiempo también se harán desaparecer del interior del monasterio las lámparas y las velas, 62para que todo entre nosotros esté de duelo en ese mismo día, cuando la verdadera luz del Señor dejó el mundo por (su) Pasión, 63y que en el amanecer del siguiente sábado, se reemplace todo limpio en (señal) de alegría, cuando por la resurrección de Cristo la luz de la alegría vuelva a nosotros. 64Pero en todo tiempo el monasterio debe estar tan adornado y limpio que, (estando) todos los locales en los que se entra limpios y adornados con cortinas, se vea todo él como una iglesia, 65de manera que en cualquier sitio que se reúnan (los hermanos), sea decente, agradable y se deleiten en orar.

Fin de la regla de Cuaresma.

 


[1] Agentes gratias de bonis actus voluntate concessa.

[2] Debent.

[3] Typum.

[4] Cena Domini.

[5] Praedicet.

[6] Oralmente (ore).

[7] Manducandi formam.

[8] Vesperum.

[9] Ieiunium superponere.

[10] Pro benedictione.

[11] Mittant manos ad lavandos pedes abbatis.

[12] Aperiat.

[13] Es decir, el viernes.

[14] A semetipsis communicati.