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Editorial

¡150 números de Cuadernos Monásticos! ¡Un gran motivo de acción de gracias!

Es cierto, alguien podría decir: no son tantos… Pero para quienes seguimos la marcha de esta publicación desde hace varios años, y especialmente para nuestras Hermanas y nuestros Hermanos que iniciaron en 1966 (julio – septiembre) la audaz aventura de este revista no hay palabras sino de agradecimiento a nuestro Señor, y a tantas personas que han hecho, y siguen haciendo, posible esta magna empresa.

Y festejamos con mucha sencillez, como por lo demás ya es costumbre, el aniversario. ¿Cómo? Ofreciendo a nuestros lectores un radiante canasto de flores variadas y exquisitas.

Ante todo, y como corresponde, una flor dedicada a quienes aman la lectura de la Palabra de Dios (la lectio divina). El libro de Job siempre ha sido muy apreciado en la tradición monástica: no podía estar ausente de la fiesta. Por ello agradecemos el artículo de Daniel Kerber.

Rodean a esa flor principal otras de no menor belleza, que deberían estar siempre presentes en la vida de quienes seguimos a Jesucristo: el amor y su realización en la vida comunitaria. Es esto lo que encontraremos principalmente en las contribuciones de nuestras Hermanas Liliana Schiano Moriello y Martha E. Driscoll.

Los artículos de nuestra Hna. Bernarda y de nuestros Hnos. los PP. Pedro y José Luis (ambos del otro lado de la cordillera) son flores de tamaño más pequeño pero de brillante hermosura para la vida cristiana: el canto litúrgico, la devoción a nuestra Madre, la Santísima Virgen María, y nuestra gran esperanza: el retorno del Señor Jesús.

Especial, casi podría decirse que “exótica”, es la flor representada por la traducción de los escritos de san Columbano. Es conveniente recordar que la vida monástica cristiana es exigente, no exenta de cierta “aspereza”.

Como toda buena canasta de flores no está completa sin algunos adornos especiales, así también tampoco la nuestra lo está si falta la sección “Libros”, la cual -una vez más- recomendamos vivamente a nuestros lectores.

Aprovecho la ocasión de esta grata celebración para comunicarles que, luego de algunas dilaciones involuntarias, finalmente, estamos en condiciones de anunciarles que antes de fin de año ya estará disponible el esperado CD de “Cuadernos Monásticos”. Agradecemos la paciencia y comprensión.

Me ha impresionado una oración llena de enjundia espiritual de Elredo Rievaulx, creo que nos puede ayudar mucho en nuestras tareas diarias:

“Yo sé que, sea por causa de mis enfermedades físicas, sea por causa de la pusilanimidad, de mi espíritu o de la corrupción de mi corazón, no los edificó, al menos en lo que respecta al trabajo, las vigilias y los ayunos. Que sean entonces edificados, pido este don de tu misericordia, por mi humildad, mi caridad, mi paciencia y misericordia. Que mi palabra y mi enseñanza les hagan bien, y que en todo caso, les ayude mi oración” (Oración pastoral, 7).

Enrique Contreras, osb

SUMARIO

Editorial

“Ahora te han visto mis ojos”: la esperanza cumplida en Job

Job pone en crisis los instrumentos interpretativos de la realidad porque mientras acusa a Dios, también se confía en él, pide encontrarse con Dios, quiere entrar en el juicio de Dios.

Artículo

El amor la llamó y la condujo. Beatriz de Nazareth (1200-1268). Segunda parte

La vida del cielo comienza ya en esta tierra y ¡Beatriz la pide “para todos nosotros”! Por otra parte también san Benito la promete a todo monje, que no se haya saltado ninguno de sus doce peldaños de humildad.

Artículo

La comunidad monástica: “Ecclesiola in Ecclesia”

El Concilio nos invitó a ver la comunidad monástica como una Iglesia local, una forma específica de vivir ese misterio. De este modo descubrimos nuestra vocación eclesial a ser la Iglesia, a vivir como Cuerpo de Cristo, como un pueblo sacerdotal, como los primeros cristianos en Jerusalén.

Artículo

“Ad te levavi”

¿Por qué esta melodía logra conmover las fibras interiores aún de quienes conservan algún prejuicio hacia ella? Porque no hay realidad más popular, es decir, de todos y para todos, que el deseo de felicidad.

Artículo

La Asunción

Así como la Virgen nunca estuvo ausente de lo que era realmente importante para la salvación del hombre, no puede tampoco ahora estar ausente de la vida de la Iglesia y de la vida de cada uno de los cristianos, pues sin ella nada de lo que nuestra fe celebra hubiera sido posible.

Artículo

¿Clama el cristiano de hoy por el retorno de Jesucristo?

Se impone vivir en una humilde conciencia escatológica, solidaria con el sufrimiento casi infinito de la raza humana de la que yo soy miembro responsable.

Artículo

San Columbano Abad (543-615): Regla de los monjes. Regla conventual de los Padres. La penitencia

Hay que guardarse de ambos peligros, es decir, de todo exceso, por una noble temperancia y una verdadera discreción que se mantiene en la humildad cristiana y abre el camino de la perfección a los verdaderos soldados de Cristo y a los que temen a Dios.

Fuente

Recensiones - Libros recibidos

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