JUAN CASIANO: “CONFERENCIAS” (Conferencia VII, capítulos 5-8)
Capítulo 5. Sobre la perfección del alma considerada en comparación al centurión del Evangelio (cf. Mt 8,9)
“La reivindicación de la libertad humana culmina en una bella imagen: al igual que el centurión del Evangelio se hacía obedecer por sus soldados y por su servidor, del mismo modo el espíritu perfecto comanda sus pensamientos, buenos o malos, como así también a su cuerpo”[1].