“¡Queridos, llenos de belleza
que han ascendido de las aguas:
tomen asiento a la mesa
que ha preparado el Hijo del Padre,
que ha hecho morar en ustedes su luz!
Hijos del bautismo,
niños sin mancha,
se han revestido
de fuego y del Espíritu:
conserven la túnica gloriosa
con que se han revestido en las aguas” (san Efrén).