Inicio » Content » CARTA POSTULATORIA DE LA MADRE PRIORA DE HELFTA

Priora M. Inés Fabianek, OCist

Monasterio Sta. María de Helfta

Lindenstr. 36

D-06295 Ltherstadt Eisleben

Deutschland

Tel: 03475 711 500

Fax: 03475 711 555

m.agnes@kloster-helfta.de

5 de enero de 2013

 

A Su Santidad

Papa Benedicto XVI

Súplica por la elevación

de santa Gertrudis a Doctora de la Iglesia

 

Santo Padre,

La iniciativa y el esfuerzo por elevar a Gertrudis Magna a Doctora de la Iglesia, me llenan de gran alegría. Rezo por la realización de esta distinción para Gertrudis, porque es un honor para nuestro monasterio cuando, al hablar de nuestra historia, podemos mencionar a una mujer tan grande; pero, sobre todo, porque pienso que en nuestro mundo actual, cada vez más alejado de Dios y falto de fe, necesitamos personas sensatas que muevan a reflexionar y a abrir los oídos al mensaje del gran Amor de Dios a la humanidad, tal como Gertrudis lo vivió y lo anunció, porque con ello también se verá realizado el anhelo más profundo de su corazón.

Yo, la abajo firmante, Sor María Inés Fabianek, me encontraba en el monasterio de Santa María de Gwiggen cuando fui llamada como Abadesa a este convento de Santa María de Helfta, en la ciudad de Lutero, Eisleben, en Sajonia-Anhalt, luego del fallecimiento de su Madre fundadora, la Abadesa María Asunción Schenk (su deceso tuvo lugar el 24.04.2009). Yo había sido abadesa de la abadía  cisterciense de Santa María de Gwiggen, cerca de Bregenz, Austria, desde 1968 hasta 2005.

Como consecuencia de la reunión mantenida por el entonces Abad General de nuestra Orden Cisterciense, Mauro Esteva, con las hermanas de Helfta, fui elegida para dirigir esta comunidad como Priora Administradora, desde el 11 de junio de 2009 hasta el 18 de noviembre de 2010. El 18 de noviembre de 2010, bajo la presidencia del Abad General sucesor, Mauro-Giuseppe Lepori, fui elegida Priora del monasterio. Desde entonces he ganado la confianza de la comunidad y he adquirido un buen conocimiento de la situación en la que se halla el monasterio.

Yo había llegado a Helfta con gran interés y anticipada alegría, porque también en mi monasterio originario de Austria, santa Gertrudis es venerada y considerada como una de las Madres de la Orden Cisterciense. Además, en el archivo del convento, tenemos mucha literatura sobre la santa de Helfta, especialmente toda una serie de libros de Gertrudis; tanto es así, que tengo la impresión de que, en los siglos XIX y XX, cada monja tenía en su celda, así como la “Imitación de Cristo”, también un libro de Gertrudis, que utilizaban como devocionario y libro de oraciones.

Habiendo llegado aquí, me enteré ante todo, de que santa Gertrudis (1276-†1302) es venerada, no solamente en el monasterio sino también por mucha gente del lugar. A Helfta peregrinan personas solas, en grupos o con agencias de autobuses, para conocer el lugar donde la santa vivió, oró y trabajó. Algunos permanecen unos días en nuestra hospedería y casa de ejercicios para conocer las enseñanzas y la vida de santa Gertrudis mediante los cursos que les ofrecemos. Muchos vienen en más de una ocasión porque, según dicen, este lugar y particularmente la Iglesia, están marcados por un especial ambiente en el que se puede percibir la proximidad de Dios. Nuestra Iglesia, consagrada el 3 de junio de 1258, es aún la misma en la que Gertrudis rezó, y, durante la liturgia, recibió sus visiones y locuciones.

Llama la atención que la gente del lugar narre con convencimiento que, durante la profanación de la Iglesia, en los tiempos de la socialista República Democrática Alemana, de las tres ventanas ubicadas al este del templo, la que está a la izquierda no pudo ser amurallada, pues los ladrillos que se colocaban cada día, a la mañana siguiente amanecían nuevamente caídos. La interpretación que da la gente a este fenómeno es que Cristo, por haber hablado a Gertrudis a través de esa ventana, no permitía que ese lugar fuera obstruido.

Gertrudis de Helfta nació el 6 de enero de 1276 en Turingia y, de niña, a la edad de cinco años, fue entregada al colegio del monasterio de Helfta, escuela que ya era conocida por el altísimo nivel de sus estudios. Gertrudis era muy inteligente y obtuvo un gran saber teológico y humanístico, impulsada por el anhelo de aprender y de no quedarse atrás en el conocimiento, con respecto a ningún otro ser humano. Pero, tal como lo reconocería ella misma más tarde, se preocupaba tan poco de lo que sucedía en su vida interior como de las plantas de sus pies (Leg. II 2.1)[1].

Es muy importante para mí, para entender hoy la santidad, saber que Gertrudis no nació santa, sino que, con la gracia de Dios, trabajó por su santidad paso a paso. Ella misma lo narra: desde el comienzo, a través de una gracia de conversión, ella se habría de transformar, de una religiosa tibia, en una monja fervorosa; allí es donde comienza su profunda relación y amistad con Cristo. Las visiones con locuciones tienen lugar sobre todo durante la liturgia, y también después de esta, y en la contemplación de la naturaleza (Leg. II.3)[2]. Debido a que Jesús le reveló el Amor de su Corazón y ella le respondió con todo fervor, llegó a ser de las primeras y principales mensajeras de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.

A partir de 1289 por mandato de Jesús escribió sus experiencias místicas; en ellas da fe de que aquella gracia no era un regalo privado, sino un mandato misionero al que quedaba comprometida. Dos libros que han llegado hasta nosotros serán los embajadores del Amor Divinos: “El mensajero del Amor Divino” (Legatus divinae pietatis) y “Los Ejercicios Espirituales” (Exercitia spiritualia). Quizás, al lector de nuestros días, un lenguaje tan rico en imágenes y en la generosidad de sensaciones, sentimientos y emociones, como en aquellos tiempos se estilaba, le causará algunos tropiezos. Pero tras una buena explicación, se sentirá consolado con lo que Gertrudis anunció en su mensaje y en su vida: “¡Dios es Amor! y quien permanece en el Amor, permanece en Dios y Dios en él” (Jn 4,16). ¡Precisamente este elemento es lo más significativo para la Nueva Evangelización!

El día 14 de febrero de 2012 nuestro monasterio envió una carta a Mons. Ángel Amato sobre este asunto. Con motivo de la venida del Abad General para la visita regular de nuestra comunidad del 2 al 5 de enero de 2012, tengo la oportunidad de insistir con otro escrito, también en nombre de la comunidad, en la súplica a usted, Santo Padre, para que santa Gertrudis sea elevada a Doctora de la Iglesia, lo que apoyo con todas las fuerzas de mi corazón.

Estoy convencida de que las personas que nos rodean se sentirán felices por ello y que lo acogerán como una distinción para su localidad y para su país. Ello ayudará a eliminar pequeños obstáculos y activar de nuevo la vida de fe, y a fomentar la vida ecuménica, aquí, en la ciudad de Lutero de Eisleben y alrededores, precisamente en este Año de la Fe. Los muchos visitantes del este y del oeste se sentirán por ello y por parte de la Iglesia aún más estimulados.

Con la promesa de nuestras oraciones, sobre todo en la Liturgia y en la Eucaristía -nosotras rezamos diariamente una intercesión por el Santo Padre- quedamos agradecidas a Su Santidad, sus fieles servidoras,

 

M. Inés Fabianek, OCist

Priora del Monasterio Santa María de Helfta



[1] Legatus divinae pietatis Libro II, 2.

[2] Legatus divinae pietatis Libro II, 3.