Inicio » Content » CARTA POSTULATORIA DE MONS. JORGE LOZANO, OBISPO DE GUALEGUAYCHÚ (ARGENTINA)

 

Obispado de Gualeguaychú

Entre Ríos – República Argentina

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Gualeguaychú, 6 de agosto de 2013 

Fiesta de la Transfiguración del Señor

Santo Padre Francisco,

Desde hace cerca de 30 años una muy amiga mía es monja de la Trapa de Vitorchiano. Cada vez que viajo a Roma me reservo unos días para visitarla y rezar allí. Cuando estuve el año pasado con ocasión del Sínodo, una de las hermanas me comentó la iniciativa a la cual adhiero: otorgar el doctorado de la Iglesia a santa Gertrudis de Helfta, que promueven las órdenes Cistercienses y Benedictina, y que en nuestro medio cuenta con el apoyo de las tres conferencias monásticas que agrupan a todos los monasterios y congregaciones de vida activa implantados en América Central, del Sur y el Caribe, que viven según la Regla de san Benito o se inspiran en ella.

Santa Gertrudis tiene título para estar entre los doctores y doctoras de la Iglesia por el equilibrio de su doctrina espiritual, su arraigo en la liturgia, la revelación y la tradición patrística, y su hondo sentido de Iglesia. Al mismo tiempo, ella pone su doctrina y experiencia al servicio del crecimiento de la fe del prójimo, con un excepcional ardor misionero, trazando así una vía sana y segura para quien desea progresar en los caminos del Señor.

El ejemplo de su vida nos presenta una espiritualidad encarnada, que no por eso es menos espiritual o menos teológica, sino que lo es de otra manera, como lo describimos en el  Documento de Aparecida 263.

Su enseñanza transmite un mensaje capaz de contribuir a confirmar y profundizar el depósito de la fe, por la capacidad que demuestra de unir las razones de la mente y del corazón y de conjugar la doctrina con la experiencia espiritual personal. Su sensibilidad religiosa basada en una fuerte identidad comunitaria no solo influyó en las ideas y las prácticas de la cultura más amplia de su época sino que tiene valor en nuestro mundo actual, tan seducido por el individualismo.

Además de estas razones doctrinales, considero pastoralmente oportuno rescatar en nuestro tiempo el aporte propio del genio femenino a la comprensión de la fe. Su testimonio servirá de estímulo e inspiración para todo el pueblo cristiano, y en especial para tantas mujeres, que viven fuera de los monasterios y cuya vida de servicio al Reino y a la dignidad de las personas, se fundamenta en la Palabra de Dios, la Liturgia y la experiencia eclesial de la fe.

Finalmente me parece ver un signo del Espíritu en la unanimidad que esta iniciativa ha suscitado en el monacato latinoamericano, cuyas comunidades, plenamente insertas en la vasta realidad del continente, vibran con la Iglesia y sus pastores y acompañan su impulso misionero con su testimonio orante y eclesial. Este signo, a mi entender, invita a considerar esta propuesta como fruto del espíritu misionero de Aparecida y a augurar que de ella surjan nuevos cauces de renovación y anuncio de la fe, hacia dentro y hacia fuera de la Iglesia.

Por todo ello, Santo Padre, entiendo que existen razones doctrinales y pastorales de peso para apoyar esta propuesta. Te hago llegar mi afecto y el compromiso de mi pobre oración por tu ministerio. La Virgen de Luján te cuida.

 

Mons. Jorge Lozano

Obispo de Gualeguaychú