Inicio » Content » DOMINGO 23º DURANTE EL AÑO. Ciclo "B"
Nota imagen: 

 

 

 

Jesús cura al sordomudo

1895 (?)

Bajorelieve

Chilvert, Poitiers, Francia

 

 

«Jesús lo separó de la multitud y, llevándolo aparte, le puso los dedos en las orejas (Mc 7,33).

El primer paso hacia la salvación es que el enfermo, guiado por el Señor, sea llevado aparte, lejos de la multitud. Esto sucede cuando (el Señor), iluminando el alma del enfermo -postrada por sus pecados- con la presencia de su amor, lo saca del habitual modo de vida y lo pone sobre el camino de sus mandamientos. Coloca sus dedos en las orejas cuando, por medio de los dones del Espíritu Santo, abre los oídos del corazón para que comprenda y reciba la palabra de salvación. En efecto, el mismo Señor testimonia que el Espíritu Santo es el dedo de Dios, cuando dice a los judíos: Si yo expulso a los demonios con el dedo de Dios, ¿sus hijos por quién los expulsan? (Lc 11,19-20). Explicando estas palabras otro evangelista dice: Yo expulso a los demonios con el Espíritu Santo (Mt 12,28). Los mismos magos de Egipto fueron vencidos por Moisés por ese dedo, hecho que ellos reconocieron: Aquí está el dedo de Dios (Ex 8,18-19); también la ley fue escrita sobre tablas de piedra (cf. Ex 31,18). Y por medio del don del Espíritu Santo, estamos protegidos contra las insidias de los hombres y de los espíritus malignos, y somos instruidos en el conocimiento de la voluntad divina. Por tanto, los dedos de Dios puestos en las orejas del enfermo que iba a ser curado, son los dones del Espíritu Santo, que abre los corazones que se habían alejado del camino de la verdad al conocimiento de la ciencia de la salvación...»[1].

 

 


[1] San Beda el Venerable, Comentario al Evangelio de Marcos, II, 7, 32-37. Beda nació en el 672-673 en Northumbria (Inglaterra). A los siete años fue confiado por sus padres a los monjes benedictinos de los santos Pedro y Pablo de Jarrow. Ordenado diácono a los 19 años de edad y sacerdote a los 30 (según las disposiciones canónicas vigentes), Beda fue durante toda su vida un hombre de estudio y de oración, en el marco de una fiel observancia de la Regla de san Benito. Con excepción de algunos viajes literarios, permaneció siempre en el monasterio durante sus 55 años de vida monástica. Murió en Jarrow el 25 de mayo del 735; su cuerpo fue trasladado a la catedral de Durham entre 1020-1030. El concilio de Aquisgrán (836) lo proclamó doctor admirabilis.