Jesús llama a los apóstoles
1481
Domenico Ghirlandaio
Capilla Sixtina, Vaticano
«Los Apóstoles vinieron al Señor como pescadores de peces y llegaron a ser pescadores de hombres, de acuerdo a aquello del profeta Jeremías: He aquí que enviaré pescadores de hombres, y ellos los pescarán por todas las montañas y por todos los lugares elevados (Jr 16,16).
Si Cristo hubiera enviado sabios, se habría dicho que persuadieron al pueblo con su ciencia, o que lo engañaron con su sabiduría. Si hubiera enviado hombres ricos, se diría que alimentaron al pueblo, burlándose así de él; o que corrompieron a las gentes con su dinero, llegando así a dominarlas. Si hubiera enviado hombres poderosos, se diría que los sedujeron por su fuerza, o lo violentaron por su poder.
Pero los Apóstoles nada de eso tenían. El Señor lo demuestra con el ejemplo de Simón. Él era pusilánime, pues fue presa del pánico ante la voz de una sirvienta; era pobre, pues no pudo pagar el impuesto que le correspondía, una moneda de oro: “No tengo oro, dice Pedro, ni tengo plata” (Hch 3,6; cf. Mt 17,24-27). Era hombre sin cultura ya que, cuando negó al Señor, no supo excusarse con astucia.
Fueron enviados, estos simples pescadores de peces, que lograron vencer a los poderosos, a los ricos, a los sabios. ¡Maravilloso milagro! siendo, como lo eran, débiles, atrajeron a los poderosos a su doctrina, sin violencia alguna; siendo pobres enseñaron a los ricos; siendo ignorantes convirtieron a hombres sabios y prudentes en discípulos suyos. La sabiduría del mundo cedió su lugar a esta sabiduría qua es la sabiduría de las sabidurías»[1].
[1] San Efrén de Nisibi (o Nísibe), Comentario del evangelio concordante o “Diatésaron”, IV,20; SCh 121, 1966, pp. 105-106. Efrén nació en Nisibi de padres cristianos hacia el año 306. Creció bajo la tutela del obispo Jacobo (303-338), que estuvo presente en el concilio de Nicea. Con él fundó la escuela teológica de Nisibi. Efrén, una vez diácono, fue su principal animador bajo los sucesores de Jacobo, Babu (desde el 338), Vologese (346-349) y Abrahán (desde el 361). Hacia 363 Efrén tuvo que trasladarse a Edesa, en donde siguió con su obra de predicación, de enseñanza y de controversia hasta la muerte que le sobrevino en el 373 según la crónica de Edesa. Varios estudiosos han demostrado que sería anacrónico hacer de Efrén un monje o un anacoreta. No era más que un «hijo del pacto», o sea, miembro plenamente de la comunidad cristiana o, mejor dicho, de su élite, habiendo consagrado su vida a Cristo en la abstinencia y en la virginidad.