Inicio » Content » EPIFANÍA DEL SEÑOR

“Conducidos a Belén, amadísimos, gracias a la ayuda de la estrella que les precedía, los Magos, como lo ha narrado el evangelista, se llenaron de gran alegría, y, habiendo entrado en la casa, encontraron al Niño con María, y, postrándose, lo adoraron; y, abriendo sus tesoros, le ofrecieron dones. oro, incienso y mirra. ¡Oh admirable fe, que se apoya en la ciencia perfecta! ¡Fe que no ha sido adoctrinada por la sabiduría terrena, sino formada por el Espíritu Santo! ¿De dónde viene, en efecto, que estos hombres, abandonando su patria sin haber visto aún a Jesús y sin saber nada, no habiendo visto lo que iba a ser objeto de una veneración tan justa, de dónde viene que hayan escogido unos presentes tan apropiados para ofrecérselos? Es de que, además de la belleza de la estrella que había sido percibida por sus sentidos corporales, instruyó su corazón el rayo, más brillante aún, de la verdad. Por eso, antes de emprender las fatigas del viaje, entendieron que se les indicaba a uno que había de ser honrado como rey, significado por el oro; ser adorado como Dios, significado por el incienso, y considerado como hombre, significado por la mirra” (san León Magno).