Inicio » Content » EPIFANÍA DEL SEÑOR - BAUTISMO DEL SEÑOR

«En las alturas y en las profundidades hubo dos heraldos para el Hijo:

la estrella de la luz se regocijaba desde el cielo; también Juan que anunció desde abajo.

Dos heraldos: uno terrestre, otro celestial.

 

La estrella de luz que, contra su naturaleza, resplandeció repentinamente,

más pequeña que el sol y más grande que el Sol.

Era más pequeña que él en la luz visible,

era más grande que ella [la luz] en su poder invisible a causa de su misterio.

 

La estrella de oriente arrojó sus primeros rayos en las tinieblas y los arrojó a los ciegos,

y vinieron y recibieron mucha luz.

 

Trajeron ofrendas y recibieron la vida, adoraron y se fueron.

Los cielos se abren, las aguas se iluminan, la paloma magnífica,

la voz del Padre, más poderosa que el trueno, insiste y dice:

«Ese es mi dilecto».

Los ángeles anunciaron, los niños aclamaban con gozo: “Hosanna”» (san Efrén).