Inicio » Content » EN LA ESCUELA DE UN MAESTRO “SCIENTER NESCIUS ET SAPIENTER INDOCTUS” (II)

Santa Gertrudis, anónimo mexicano, óleo sobre tela, colección del Museo Nacional del Virreinato, México.

Mauro Giuseppe Lepori, O.Cist.[1]

4. De la exterioridad a la interioridad

En el Libro IV de los Diálogos[2], san Gregorio vuelve a mencionar a san Benito, al hablar de “dos hermanos de noble linaje y doctos en los estudios profanos”, que “se sometieron a la disciplina de su Regla, abrazando la vida monástica” (Dial. IV,8). En latín, más que “en los estudios profanos”, se dice que estos dos hermanos eran “eruditos en los estudios exteriores – exterioribus studiis eruditi”.

La categoría de la exterioridad nos ayuda a definir los estudios monásticos en la categoría de la interioridad. Sobre todo, en el sentido de que los estudios monásticos son hechos dentro de la conversatio monástica, es decir, deben ser integrados en la observancia, en los lugares, en los usos inherentes a este estado de vida. Pero también se intuye que en ellos es fundamental el aspecto de la experiencia interior, de la profundización interior, con el corazón, del conocimiento que se adquiere.

En esto, evidentemente, santa Gertrudis es una maestra excepcional, y otros lo ilustrarán mejor que yo en este congreso. Pero, es precisamente en la escuela de Benito que ella ha ingresado en esta ciencia y se ha dejado penetrar de ella.

¿Cómo se aprende esta nueva ciencia, revolucionaria respecto de la del mundo, y experimentada interiormente, en la escuela de san Benito? Aquí debemos aprender de la Regla. Soy consciente de encontrarme ante un público que no tiene necesidad de ser instruido sobre la Regla de san Benito, pero vale siempre la pena refrescar el conocimiento de cómo san Benito concibe la adquisición de la sabiduría monástica, es decir cómo él nos pide profundizar siempre más en nuestra formación, precisamente como aspecto fundamental para vivir nuestra vocación. Porque, como hemos visto, en el origen está esta[3] opción que él hizo renunciando al mundo y sabemos que es a través de esta ciencia nueva, interior, humilde, que la influencia del monacato benedictino ha formado Europa, no sólo en la organización social, económica, ni tampoco únicamente en el culto divino, sino precisamente como cultura, como conciencia nueva y evangélica de toda la realidad.

Decía[4] que el abandono de la instrucción mundana no ha significado sin más[5] la renuncia a la instrucción, sino el desarrollo personal y luego comunitario de una erudición monástica profunda. La Regla es una ilustración evidente de esto.

Ya su inicio: “¡Escucha hijo mío, los preceptos del maestro!” (RB Prol. 1), advierte que no se ingresa a la vida monástica sin entrar en un camino de conocimiento, de instrucción. Y no es casualidad que la primerísima cualidad que Benito pide al abad, el primer cometido que le confía, precisamente para encarnar la representación de Cristo en la comunidad (Pról 2), es el de la enseñanza: “El abad no debe enseñar, establecer o mandar, nada que sea extraño al mandamiento del Señor. Más bien, sus disposiciones y su enseñanza deben derramarse en las almas de los discípulos como un fermento de la justicia divina. Recuerde siempre el abad que en el terrible juicio de Dios serán evaluadas ambas cosas: su enseñanza y la obediencia de sus discípulos” (RB 2,4-6).

En el capítulo 64, volverá sobre esta insistencia, pidiendo que quien sea elegido abad, debe serlo considerando “el mérito de su vida y la doctrina de sabiduría” (sapientiae doctrina)” (RB 64,2). Y agrega: “Le es necesario un conocimiento profundo de la ley divina (doctum lege divina), para que sepa y tenga de dónde sacar cosas antiguas y cosas nuevas” (RB 64,9).

Luego san Benito insistirá, y mucho, también sobre la caridad y la misericordia del abad y sobre su ser imagen de Cristo Buen Pastor; pero la primera nota de representación de Cristo sobre la que insiste, es la doctrina; que represente, por tanto, para los hermanos, a Cristo docente, Cristo Maestro. Y es ante todo así que el abad encarna la paternidad de Cristo, y experimenta su fecundidad en el generar discípulos e hijos, discípulos que son hijos.

Esto refleja la conciencia clarísima de san Benito, que se expresa en la Regla desde su primera palabra hasta el final, de que el inicio de toda sabiduría es la escucha. La Regla comienza con una invitación explícita a volverse hijos a través de la escucha del maestro, que es un pius pater, un padre bueno (Pról. 1).

Si la ciencia mundana que Benito ha despreciado estaba totalmente orientada a hablar, la ciencia monástica pone en cambio el acento en la escucha, porque la preocupación no es más la de hacerse creadores de sabiduría, sino la de acogerla como don de Dios.

Hay en la Regla un conocimiento cristológico claro de Cristo Verbo de Dios que, acogido en la escucha nos hace hijos del Padre. “A cuantos lo han acogido les dio poder de llegar a ser hijos de Dios” (Jn 1,12). El abad es declarado responsable de su doctrina, de lo que enseña, pero también de la obediencia de los hermanos y es absuelto de esta responsabilidad solo si en el juicio final podrá probar que él no ha faltado en trasmitir la verdad y que los hermanos han rehusado escucharlo (cfr. RB 2,8-10).

Es claro desde el inicio de la Regla que la sabiduría de la escucha y por lo tanto del silencio y de la obediencia, es esencial a la vida monástica según san Benito, no tanto para ser instruidos y cultos, sino para hacer experiencia de la vida nueva que Cristo ha traído al mundo. La sabiduría monástica es para dejarnos engendrar por el Verbo de Dios, para renacer de Él y con Él a la vida eterna.

Continuará

 


[1] Nacido en Lugano en 1959, D. Mauro Giuseppe se graduó en filosofía y teología en la Universidad de Friburgo; desde 1984 es monje cisterciense en Hauterive. Siendo maestro de novicios, fue elegido abad en 1994. Posteriormente fue miembro del Consejo del Abad General desde 2005 y elegido Abad General de la Orden Cisterciense en 2010. Es autor de numerosos libros y artículos traducidos a varias lenguas.

[2] Continuamos publicando aquí la traducción íntegra de las actas del Congreso: “SANTA GERTRUDE LA GRANDE, “DE GRAMMATICA FACTA THEOLOGA”. Atti del Convegno organizzato da Istituto Monastico della Facoltà di Teologia Pontificio Ateneo Sant’Anselmo, Roma, 13-15 aprile 2018. A cura di Bernard Sawicki, O.S.B., Ruberval Monteiro, O.S.B., ROMA 2019”, Studia Anselmiana 178, Pontificio Ateneo S. Anselmo, Roma 2019. Agradecemos el permiso de Studia Anselmiana. Tradujo la hna. Ana Laura Forastieri, OCSO. Cfr. el programa del Congreso en: http://surco.org/content/congreso-santa-gertrudis-grande-grammatica-facta-theologa

[3] N. de T.: en cursiva en el original.

[4] N. de T.: cf. la publicación anterior.

[5] N. de T.: el texto original usa aquí la expresión francesa “tout court”, que traduzco como: “sin más”.