Santa Gertrudis, Iglesia de Santa Gertrudis, Cincinnati, Ohio, EEUU.
Mauro Giuseppe Lepori, O.Cist.[1]
5. La Ratio Studiorum de san Benito y, por lo tanto, de santa Gertrudis
Y precisamente en el último capítulo de la Regla[2] es como si san Benito estuviera captado por una preocupación final, como si escribiera un testamento espiritual en el cual expresa su preocupación en que sus discípulos e hijos pudieran ilusionarse de abandonar la ciencia del mundo, los “estudios exteriores”, sin cultivar seriamente los estudios cristianos, monásticos, la ciencia y la sabiduría que el acontecimiento de Cristo, la encarnación del Verbo ha traído al mundo y que la Iglesia transmite. Es como si al final san Benito se preocupase de dejarnos una ratio studiorum para la formación indispensable que la vida monástica debe implicar. Y dice explícitamente que la suya es “una mínima regla para principiantes” (RB 73,8), y, que, si no nos sirve para iniciarnos en una profundización y un estudio que nos forme el origen de toda una tradición cristiana y monástica, la Regla sería un comienzo que no llega a cumplimiento.
Releamos la ratio studiorum et formationis de san Benito:
“Quien aspira a la plenitud de esta vida, dispone de las enseñanzas de los santos Padres, cuyo cumplimiento conduce a las cimas de la perfección. ¿Hay, en efecto, una página o una palabra del antiguo o del Nuevo Testamento que no constituya una norma exactísima para la vida humana? ¿O existe una obra de los Padres de la Iglesia que no muestre claramente el camino más rápido y directo para llegar a la unión con nuestro Creador? Y las Conferencias, las Instituciones, y las Vidas de los Padres, como también la Regla de nuestro santo padre Basilio, ¿qué otras cosas son para los monjes fervorosos y obedientes, sino medios para practicar la virtud?” (RB 73,2-6).
Imaginémonos, pues, cómo santa Gertrudis debe haber acogido estas indicaciones de san Benito, cómo deben haber resonado en ella, en su vida cotidiana, en esa escucha de la Palabra de Dios, en su vivencia de la liturgia, en la escucha de las lecturas que se hacían en el refectorio y en las lecturas personales. No soy capaz de exponerlo, pero me parece que en sus escritos y en los de aquéllas bajo su dirección, queda patente que es con este espíritu que ella se ha formado toda su vida. Y es así que ha alimentado sus “estudios interiores”, es decir el conocimiento a través de la experiencia interior y vital de la verdad que acogía de Dios y a través de la Iglesia en su Tradición.
Es así como santa Gertrudis ha llegado a ser culta, doctora, una discípula que podría ser maestra. Porque cuando la ciencia y la sabiduría se forman dentro de una experiencia de lo que se escucha, se aprende, se lee, la persona misma se vuelve autorizada en su vida y por lo tanto, con su palabra, porque su palabra es una expresión de su vida.
6. Desde la pertenencia a una tradición
El capítulo 73 de la Regla describe una formación para la sabiduría cristiana que san Benito quiere que sea permanente, un tipo de formación que, en el fondo, sólo quien vive en el monasterio puede permitirse. ¿Quién se podría permitir en el mundo, en la familia, las horas de lectura, de escucha, de meditación, que san Benito prevé en la Regla? Si bien tampoco en los monasterios se tiene mucho tiempo para esto, o se cree no tenerlo.
Cabe notar, sin embargo, que, aunque los estudios previstos aquí por san Benito son ricos, no dejan de ser por ello “internos”. No sólo porque son estudios no previstos normalmente afuera del monasterio; se trata también de estudios hechos dentro de una tradición benedictina, claustral, dentro de la tradición bíblica, dentro de la tradición patrística católica (en el sentido amplio, que abarca la tradición oriental y occidental de la Iglesia) y dentro de una tradición monástica, de experiencia monástica, de vida monástica experimentada por los Padres del desierto, los Padres que le han dado voz y fundamento; baste pensar en la Vida de San Antonio escrita por san Atanasio.
San Benito describe así un ámbito de ortodoxia, de tradición verificada y aprobada, dentro del cual obtener la sabiduría de vida monástica que alimenta la conversatio, es decir, la personalización de la experiencia recibida, que a su vez puede y debe llegar a ser fuente de sabiduría y de experiencia para la Iglesia.
En esta recepción de una tradición que se vuelve experiencia de vida y vida de experiencia, hoy estamos en profunda crisis, en particular y sobre todo aún en los monasterios. Por esto tenemos necesidad más que nunca de doctores de vida, de maestros de vida. Hoy tenemos necesidad de alguien que nos enseñe a aprender, más que de alguien que nos enseñe algo. Los verdaderos formadores son los que constantemente se forman, los verdaderos maestros son los permanentes discípulos.
Y es también en este sentido que podemos interpretar la opción inicial y permanente de san Benito, la de vivir “scienter nescius et sapienter indoctus”. Porque esto significa sentirse siempre ignorantes, pero bastante instruidos y, por lo tanto, vivir en una sed y búsqueda constante y nunca satisfecha de conocimiento y de sabiduría. En efecto, quien desea conocer a Dios, gustar a Dios y la verdad que irradia de Él, entra en una escuela en la que nunca terminará, ni aún en el cielo, de aprender, de acoger de recibir, de conocer el objeto infinito de su propio deseo.
Y este es un aspecto que me toca siempre en santa Gertrudis. Su continua búsqueda, sus descubrimientos siempre renovados, el no detenerse nunca en el proceso de conocimiento de Dios, de Cristo y de toda la verdad que del conocimiento de Dios se refleja en la experiencia humana.
Continuará
[1] Nacido en Lugano en 1959, D. Mauro Giuseppe se graduó en filosofía y teología en la Universidad de Friburgo; desde 1984 es monje cisterciense en Cauterice. Siendo maestro de novicios, fue elegido abad en 1994. Posteriormente fue miembro del Consejo del Abad General desde 2005 y elegido Abad General de la Orden Cisterciense en 2010. Es autor de numerosos libros y artículos traducidos a varias lenguas.
[2] Continuamos publicando aquí la traducción íntegra de las actas del Congreso: “SANTA GERTRUDE LA GRANDE, “DE GRAMMATICA FACTA THEOLOGA”. Atti del Convegno organizzato da Istituto Monastico della Facoltà di Teologia Pontificio Ateneo Sant’Anselmo, Roma, 13-15 aprile 2018. A cura di Bernard Sawicki, O.S.B., Ruberval Monteiro, O.S.B., ROMA 2019”, Studia Anselmiana 178, Pontificio Ateneo S. Anselmo, Roma 2019. Agradecemos el permiso de Estudia Anserina. Tradujo la hna. Ana Laura Forastieri, OCSO. Cfr. el programa del Congreso en: http://surco.org/content/congreso-santa-gertrudis-grande-grammatica-facta-theologa