Primera parte (continuación)
Motivos iconográficos
La abundante iconografía de santa Gertrudis en el período barroco presenta tres variantes iconográficas.
- Las representaciones individuales, en las que se identifican sus atributos iconográficos característicos.
- Los temas visionarios: en los que se representan distintas visiones de santa Gertrudis que surgen del Legatus.
- Las representaciones colectivas: donde la santa aparece en compañía de otros santos, en la veneración de un misterio de la fe, como por ejemplo, la asunción de la Virgen María o la santísima Trinidad.
En esta primera parte de nuestro estudio nos centraremos en las representaciones individuales de la santa, dejando para la segunda parte los temas visionarios y las representaciones colectivas.
Atributos iconográficos propios
El hábito
Generalmente se representa a santa Gertrudis como una monja benedictina, con hábito o cogulla negros
Éxtasis de Santa Gertrudis. Monasterio Cisterciense de Valldonzella (Tarragona). Foto: Cistercium
Más raramente aparece como monja cisterciense, es decir con el hábito blanco y negro, o la cogulla blanca de los cistercienses.
La cuestión sobre si debe considerarse a santa Gertrudis como monja benedictina o cisterciense, planteada en términos excluyentes, fue objeto de controversia durante buena parte del siglo XX. Actualmente esta se considera una polémica superada, desde que se entiende que el concepto de Orden que se tenía en el siglo XIII era distinto del que manejamos nosotros hoy. En su tiempo se comprendía bajo el término “Orden de San Benito” a todas las casas que seguían la regla del Patriarca, dentro de una pluralidad de observancias vigentes, entre las cuáles la que se propagaba con mayor éxito era la reforma cisterciense. Así, el monasterio de Helfta, que seguía la Regla de san Benito, había adoptado los usos cistercienses -entonces muy generalizados-, si bien no pertenecía jurídicamente a la Orden de Císter sino que estaba sometido a la jurisdicción del Obispo de Halberstadt.
El báculo
En la mayoría de los casos santa Gertrudis aparece con el báculo de abadesa, porque se la ha confundido con Gertrudis de Hackeborn, hermana de santa Matilde de Hackeborn, quien fuera abadesa de Helfta durante gran parte de la vida de santa Gertrudis[1]. La abadesa Gertrudis de Hackeborn fue una mujer de altas miras, muy querida por sus monjas, que propició los estudios teológicos y el florecimiento espiritual del Monasterio, pero no tuvo una vida mística ni fue canonizada.
Nuestra santa Gertrudis, en cambio, nunca fue abadesa sino una simple monja de la comunidad. Aclarado este error, se admite que el báculo ha quedado como uno de sus atributos iconográficos característicos.
Santa Gertrudis la Magna (detalle) c.a. 1693 - Oleo de Gregorio Vázquez de Arce y Ceballos - Colección Museo Colonial – Museo Iglesia de Santa Clara – Bogotá - Minicultura - 03 1064.
El corazón
El signo iconográfico más característico de santa Gertrudis es su corazón expuesto en el pecho, dentro del cual generalmente aparece el niño Jesús.
Santa Gertrudis. Óleo de la escuela madrileña, siglo XVIII, pintado para la iglesia de la Real Concepción de monjas Calatravas, Madrid. Hoy en el Monasterio Cisterciense de la Inmaculada Concepción (Moralzarzal - Madrid). Foto: Cistercium.
Santa Gertrudis, 1625. Iglesia de S. Benito, Sevilla. Obra de Juan del Castillo, español.
El corazón simboliza el centro vital de la persona, el centro de su afectividad, de sus decisiones y de sus pensamientos. Simboliza el amor y en particular el amor místico. En el caso de nuestra Santa, su corazón es la morada de Cristo, puesto que El vino a habitar permanentemente en el corazón de ella, e intercambió Su corazón con el de Gertrudis.
Por eso, frecuentemente se la representa ostentando su propio corazón sostenido entre sus dos manos, o bien tendiéndolo hacia Cristo en gesto de ofrenda. En ambos casos el corazón de Gertrudis simboliza el lugar de la presencia de Cristo; este símbolo remite a cada fiel que la contempla y venera, a su propio corazón, en cuanto aposento de Dios en su alma.
Santa Gertrudis ostentando su corazón. Real Monasterio de San Clemente de Sevilla. Cuadro atribuido a la monja María Concepción Valdés, hija de Valdés Leal (1690).
El niño Jesús es otro de los elementos asociados con las visiones femeninas en la Edad Media. Este signo iconográfico remite principalmente al misterio de la Encarnación del Verbo de Dios. Santa Gertrudis es la santa de la humanidad de Cristo. Ella experimenta a Cristo como Dios y hombre verdadero, con un acento especial en los rasgos de la humanidad santísima del Señor. Por esta especial sintonía con el misterio de la Encarnación, Gertrudis recibió muchas gracias místicas en la fiesta de Navidad, y en particular, se le concedió el nacimiento místico del Hijo de Dios en su corazón.
Medallón en el techo de la iglesia del Monasterio Cisterciense de la Santa Cruz (Casarrubios, Toledo). Foto: Cistercium.
Talla de madera siglo XVII. Monasterio cisterciense de San Quirce. (Valladolid). Foto: Cistercium
En la iconografía clásica de santa Gertrudis el corazón no presenta características fisiológicas precisas, como en la imaginería posterior relacionada con el culto al Sagrado Corazón de Jesús.
- Es simplemente una pieza oval rojiza.
- Un poco abultada
- El niño Jesús suele ser desmontable, para uso devocional.
Niño en corazón para imagen de Santa Gertrudis Real Monasterio de San Clemente de Sevilla. Foto: Cistercium.
Escultura de Francisco Rincón (1567-1609). Iglesia de las Agustinas (Valladolid).
El motivo de Jesús infante puede tomar diversas variantes. Destaca entre ellas la pintura del barroco colonial del Perú del siglo XVIII que muestra a San José con el niño Jesús en sus brazos, dentro del corazón de Santa Gertrudis.
Gertrudis de Helfta. Oleo escuela colonial del Perú siglo XVIII.
Otras veces aparece un Cristo adulto dentro de su corazón. El motivo está tomado de otras visiones consignadas en el Legatus y hace referencia también al misterio de la encarnación o a la Humanidad de Cristo.
Talla de madera siglo XVIII. Monasterio de Santo Domingo de Silos.
A partir del siglo XVII también aparece el monograma JHS en el corazón de la Santa; signo de la influencia de los jesuitas en la difusión de su devoción, ligada a la propagación de la devoción al Corazón de Jesús que se estaba configurando contemporáneamente.
Giusepe Gualba: Frontal para altar de mediados del siglo XIII, confeccionado en raso liso y bordado en seda. Monasterio de Stella. Foto: Cistercium.
Santa Gertrudis, óleo, mediados siglo XIX.
[1] El error remonta a la primera edición alemana de sus obras por Paul Wedia en 1505. En España el error se difundió a partir del prólogo de la traducción de Leandro de Granada.