Segunda Parte (conclusión)
2.2. Cuadros devocionales
El otro tipo de representaciones colectivas de santos entre los cuales aparece santa Gertrudis son las pinturas devocionales, en las que se disponen varios santos alrededor de un tema o advocación principal. Estos cuadros que se hicieron comunes en el siglo XVIII para responder a las nuevas tendencias de devoción intimista. La selección de los santos incluidos no sigue un criterio iconológico, sino que depende de las devociones del patrocinador de la obra. Cuando la pintura es encargada por una Orden, aparecen los santos fundadores o las figuras emblemáticas de la misma. De ahí que estas obras nos revelan las devociones que estaban vigentes en los siglos XVII-XVIII, así como también las Órdenes que promovían el culto a santa Gertrudis.
Entre los temas representados, el motivo predominante es la Asunción de la Virgen María al cielo, en presencia de la Trinidad, los ángeles y los santos, tema que reedita el motivo tradicional de los escudos de monjas. Contamos con una magnífica representación de este tipo en el óleo de Miguel Cabrera que se conserva en el Museo Blaisten de la ciudad de México. Allí la Virgen Asunta es representada como una dolorosa, tanto por su expresión de extática gravedad como, principalmente, por la estaca clavada en su pecho. Bajo la Trinidad aparecen los ángeles y los santos; y, en la región inferior, las almas del purgatorio. Entre los santos fácilmente identificables distinguimos a san Pedro, con la llave del Reino, san Francisco con el crucifijo, san José con la vara de azucena y el niño, san Benito con báculo y cogulla. Santa Gertrudis figura en el ángulo inferior derecho, intercambiando corazones con el Niño Jesús que se halla en brazos de san Antonio.
Dolorosa con Santos, Miguel Cabera. Museo Andrés Blaisten, Ciudad de México.
Otra representación de este tema es la del óleo anónimo la Coronación de María, que se conserva también en el museo Andrés Blaisten. Aquí la presencia de santos y ángeles es multitudinaria, pudiéndose reconocer las figuras tradicionales. Santa Gertrudis aparece en plano central a los pies de la Virgen, intercambiando otra vez corazones con el Niño Jesús que está en brazos de san Antonio.
La coronación de María con Santos, anónimo. Museo Andrés Blaisten, ciudad de México.
Otro tema clasificable dentro de los cuadros devocionales es la representación de santa Gertrudis con los santos de una Orden determinada, en particular, los de la Orden Benedictina. Así tenemos, por ejemplo, el gran óleo de la Iglesia de San Juan de Dios en la ciudad de México, que muestra a santa Gertrudis junto a san Benito; también, el óleo anónimo del siglo XVIII que se conserva en el Monasterio Cisterciense de San Quirce y Santa Julita (Valladolid), donde aparece santa Gertrudis junto con san Bernardo a los pies de la Virgen con el Niño[1].
En la pintura que mostramos seguidamente -un detalle de una composición más amplia que no hemos podido identificar- aparece santa Gertrudis detrás de santa Teresa, con hábito carmelitano y formando parte de un cortejo de santas carmelitas, presidido por la Virgen del Carmen. La procesión está puesta en relación con un grupo de numerosos santos, prelados, frailes y monjes de distintas Órdenes, entre los cuales se distingue en primer plano al san Bernardo con cogulla blanca y báculo, en gesto de dirigir a un rebaño encabezado por un Papa, que podría ser Eugenio II. El cuadro constituye un ejemplo del notable lugar que se asignaba a santa Gertrudis como inspiradora de santa Teresa en el Carmelo de los siglos XVII y XVIII.
Otro tipo de cuadros devocionales de varios santos son los encargados por personas particulares -no ya por Órdenes religiosas-; en estos se asocia a santa Gertrudis con santos diversos, según las inclinaciones y devociones del patrocinador.
Es el caso del curioso óleo del pintor italiano Guercino que se conserva en la Calería Sabauda de Turín, donde se reúne a santa Gertrudis con santa Lucrecia.
Santa Lucrecia y santa Gertrudis, Guercino. Galería Sabauda, Turín.
La iconografía italiana nos ofrece otro ejemplo de esta asociación aleatoria de santos en el cuadro de la Virgen con el Niño las Santas Monjas de Vicenzo Roggieri, que se conserva en la dióceis de Caltanissetta. La obra está dispuesta en dos planos: en el plano superior se representa una escena de adoración del niño Dios en brazos de María, por parte un noble señor escoltado de ángeles; y en el plano inferior, contemplan la escena santa Gertrudis, santa Rosalía, santa Clara, santa Teresa de Àvila y santa Rosa de Lima.
Virgen con el Niño y las Santas Monjas, óleo sobre tela (285 x 185 cm), Vicenzo Roggieri, siglo XVII (1675-1699).
Colección siciliana, diócesis de Caltanissetta.
Otro exponente del barroco italiano sobre este tema es el óleo anónimo del siglo XVII que representa a san Antonio con el niño Jesús, rodeado de santa Clara, santa Teresa y santa Gertrudis, con su característico corazón expuesto.
Niño Jesús con san Antonio, santa Clara, santa Teresa y santa Gertrudis, óleo sobre tela (190 x135 cm), anónimo.
Parma, siglo XVII, colección privada.
Un tercer ejemplo, en el ámbito mexicano, nos lo ofrece el óleo dedicado al Corazón de María, obra del pintor Juan Patricio Morlete Ruiz, que se conserva en el Museo Nacional de Arte de México. Representa al corazón de María atravesado por una espada y con una azucena al cual rodean ocho medallones, que contienen a las santas místicas tradicionales, entre las cuales está Gertrudis con su corazón y su báculo. Aquí la composición iconográfica tiene un marcado carácter genérico, pues son religiosas y terciarias quienes acompañan a María. En un cuadro que forma pareja con éste, y que representa el corazón de Jesús, los medallones contienen acompañantes masculinos.
Juan Patricio Morlete Ruiz, Cuadro devocional con el corazón de María en el centro, óleo/lámina, 57x42 cm. Museo Nacional de Arte-INBA.
Entre otros motivos diversos, menos clasificables, encontramos a santa Gertrudis en representaciones colectivas de santos reunidas en torno al tema del rescate de ánimas, como puede verse en el detalle del lienzo central del retablo de las ánimas del templo de Santa Prisca en Taxco. Aquí el centro del cuadro de Miguel Cabrera lo ocupa san Miguel, que está rodeado de di versos santos, la mayoría varones. Es significativo que Gertrudis esté entre las pocas mujeres elegidas para la representación junto con santa Cristina la Admirable.
Retablo de las ánimas del templo de Santa Prisca en Taxco, México, obra de Miguel Cabrera.
Otro tema no clasificable lo representa el cuadro anónimo de la Virgen de la Soledad rodeada de Santos diversos, que se conserva en el templo de la Soledad de México (DF), donde se distingue netamente la figura de santa Gertrudis con los atributos clásicos, como única religiosa, en medio del grupo de santos y santas laicos.
Detalle del cuadro anónimo de la Virgen de la Soledad rodeada de santos, templo de La Soledad, D.F. Conaculta-INAH-Méx.
Derechos cedidos a Cistercium.
3. Conclusión
Recopilando lo expuesto en este estudio, podemos decir que, con el redescubrimiento y difusión de sus obras a partir de 1536, la figura de santa Gertrudis hizo gran impacto en arte iconográfico barroco de los siglos XVII y XVIII, difundiéndose en toda Europa y principalmente en España y América española.
En esta etapa se fijaron los atributos característicos de su iconografía: hábito benedictino o cisterciense, báculo, corazón expuesto, Niño Jesús, filactelia, libro, pluma nube o rayo inspiradores, palma, corona y azucenas. El atributo fundamental es su corazón expuesto en el pecho, con o sin el Niño Jesús.
Dentro de este extenso período, pueden distinguirse a la vez dos oleadas: la primera en el siglo XVII procedente de España, y la segunda, desde mediados del siglo XVIII, que se desarrolló a partir del nuevo auge que tuvo la figura de santa Gertrudis en Francia contemporáneamente a la plasmación de la devoción al Sagrado Corazón.
El arte barroco explotó principalmente la faceta de santa Gertrudis como mística visionaria e intercesora eficaz, tanto para los fieles, como para con las almas del purgatorio; trasmitió así, una concepción de santa Gertrudis como aquella en cuyo corazón habita Cristo y como aquella que está en contacto directo con el mundo divino, por lo cual es vehículo para llegar a Dios mismo; de ahí que el fiel se sienta movido a confiar en su intercesión. Asimismo inculcó la idea de santa Gertrudis como modelo de monja y abadesa -ya que en ella Cristo tuvo sus complacencias-, presentándola como ejemplo para imitar sus virtudes.
La recepción de santa Gertrudis en el arte barroco, es, en todo caso, una inculturación de su figura a la mentalidad de este tiempo, en el que prevalecieron las corrientes de piedad individual y las necesidades de la contrarreforma. Tanto en España como en México, Perú, Bolivia, Ecuador, Venezuela y Colombia su culto estuvo muy difundido. Santa Gertrudis se convirtió en el siglo XVIII en uno de los emblemas más significativos de esa comunidad cultural del imperio español de la contrarreforma. Quedan aún por estudiar las causas del decrecimiento de su devoción a partir del siglo XVIII.
La iconografía barroca, en cuanto perdura en los templos, sigue formando la piedad popular hasta nuestros días; en particular, la piedad popular latinoamericana es sensible al mensaje directo, afectivo, cordial y sobrenatural que transmiten sus imágenes barrocas, debido a que la primera evangelización -matriz en la que ésta se formó- se realizó a través de la mentalidad y la simbología barrocas. De allí que esta iconografía tenga un mensaje actual y de perenne vigencia para la tarea evangelizadora.
Concluimos así este estudio dedicado a la iconografía de santa Gertrudis en el período barroco, dejando abierta la posibilidad de retomarlo en una tercera etapa, dedicada a la iconografía decimonónica y contemporánea.
Ana Laura Forastieri, ocso
Monasterio de la Madre de Cristo
Hinojo - Argentina
[1] Cfr. “Santa Gertrudis la Magna”, muestra iconográfica digital, Cistercium, 2012, sección cuadros, Nº 3.