Conferencia décimo sexta: Primera conversación con abba José.
Sobre la amistad
Capítulos:
1. Lo que abba José nos preguntó al principio.
2. Conferencia del mismo anciano sobre la infidelidad en las relaciones de amistad[1].
3. De dónde proviene la amistad indisoluble.
4. Pregunta: ¿sobre si se debe llevar a cabo algo útil, aunque sea contra la voluntad de un hermano?
5. Respuesta: que la amistad duradera solo puede permanecer firme entre los perfectos.
6. De qué manera puede mantenerse una unión inviolable.
7. Que nada debe preferirse al amor, y nada debe ser más rechazado que la ira.
8. Cómo surgen las disensiones entre personas espirituales.
9. Sobre la eliminación incluso de las causas espirituales de discordia.
10. Sobre la óptima búsqueda de la verdad.
11. Que es imposible que una persona que confía en su propio juicio no sea engañada por una ilusión del diablo.
12. Por qué, en una conversación[2], no se debe desdeñar a los que son inferiores.
13. Que el amor no es solo algo perteneciente a Dios, sino Dios mismo.
14. Sobre los grados del amor.
15. Sobre aquellos que, disimulando, aumentan la propia confusión y la de sus hermanos.
16. Sobre el hecho de que, si un hermano tiene alguna animosidad hacia nosotros, las ofrendas de nuestras oraciones son rechazadas por el Señor.
17. Sobre los que piensan que la paciencia debe mostrarse más a las personas del mundo que a los hermanos.
18. Sobre los que fingen paciencia y enojan a los hermanos con su silencio.
19. Sobre los que ayunan por indignación.
20. Sobre la fingida paciencia de algunos, que ofrecen su otra mejilla para ser golpeados.
21. Pregunta: ¿cómo es posible que, obedeciendo los mandamientos de Cristo, nos sea denegada la perfección evangélica?
22. Respuesta: Cristo escruta no solo la acción, sino también la voluntad.
23. Que una persona que se somete a la voluntad de otra es fuerte y sana.
24. Que los débiles injurian a otros, pero no pueden soportar la injuria de otros.
25. Pregunta: ¿cómo puede ser fuerte una persona que no siempre soporta al débil?
26. Respuesta: es el débil quien no permite que lo soporten.
27. Cómo debe contenerse la ira.
28. Que las amistades basadas en la conspiración no pueden ser duraderas.
Capítulo 1. Lo que abba José nos preguntó al principio
Esta Conferencia ha sido calificada como un tratado sobre la amistad (De amicitia). En realidad, el vocablo que utiliza Casiano es caritas, pero con el sentido de amistad. En los primeros capítulos la atención está dirigida hacia la dificultad, cuasi imposibilidad, de establecer una amistad duradera entre dos personas de desigual virtud. Como acertadamente ha sido señalado, en esta Conferencia por primera vez Casiano se interesa en las relaciones fraternas entre semejantes y pone algunas condiciones para salvaguardar la caridad-amistad. Reconoce así la importancia de la caridad fraterna para una convivencia que anhele ser duradera[3].
El encuentro con el venerable anciano
1. El bienaventurado José, cuya institución y preceptos ahora deben ser revelados, uno de los tres a quienes en la primera conversación hicimos mención[4]. De una familia sumamente ilustre y principal de su ciudad en el interior de Egipto, llamada Thmuis; y así no solo instruido cuidadosamente en la elocuencia egipcia, sino también en la griega, de tal manera que, ya sea con nosotros o con aquellos que ignoraban por completo la lengua egipcia, no hablaba mediante un intérprete, sino por sí mismo de manera sumamente elegante. Cuando escuchó que deseábamos conocer su enseñanza, preguntó primero si éramos hermanos de sangre, y al oír que no, sino que estábamos ligados por una fraternidad espiritual, y que, desde el principio de nuestra renuncia, tanto en la peregrinación, que ambos habíamos emprendido como excusa de la milicia espiritual, como en la vida del cenobio[5], siempre [estuvimos] unidos por una unión interior, así inició su exordio.
Capítulo 2. Conferencia del mismo anciano sobre la infidelidad en las relaciones de amistad
Diversas formas de relaciones humanas
2.1. [José]: «Hay muchos tipos de amistad y compañerismo que, de diferentes maneras, unen al género humano por una sociedad de dilección. A algunas personas les basta una buena reputación para entablar primero una relación de conocimiento y después también de amistad. En el caso de otros, un contrato o acuerdo sobre algo dado y recibido forja un vínculo de amor. Un interés similar y un intercambio en los negocios, la milicia, el arte o el estudio unen a otros con las cuerdas de la amistad, y de este modo también los corazones salvajes se vuelven tan amables unos con otros que, incluso aquellos que viven en los bosques y en las montañas y que se complacen en el robo y se deleitan en el derramamiento de sangre humana, abrazan y aprecian a aquellos que participan en sus crímenes.
Las relaciones entre los seres creados
2.2. También existe otra especie de afecto, que se vincula por impulso de la misma naturaleza y por la ley de consanguinidad, por la cual los hijos o cónyuges o padres, hermanos o hijos, se prefieren naturalmente a los demás, y que no solo se encuentra en el género humano, sino también en todos los animales y seres vivientes. Pues, con afecto natural, protegen y defienden a sus crías o cachorros, de modo que frecuentemente no temen exponerse a peligros o incluso a la muerte por ellos. En fin, incluso aquellas especies de animales, serpientes o aves, que separa y distingue una ferocidad intolerable y un veneno letal, como los basiliscos, los unicornios o los grifos[6], que por su mera apariencia se dice que son dañinos para todos, permanecen en paz e inofensivos entre sí, por la familiaridad y afecto propios de su origen y naturaleza.
La precariedad de las relaciones humanas
2.3. Sin embargo, en la medida en que todos estos tipos de afecto que hemos mencionado son comunes, como vemos, a malos y buenos, e incluso a los animales salvajes y serpientes, es cierto que no pueden perdurar como tales para siempre. Por la distancia, el olvido provocado por el tiempo, los acuerdos comerciales y las preocupaciones sobre palabras y asuntos frecuentemente acaban con ellos. Dado que suelen basarse en diversas relaciones de ganancia o lujuria o parentesco o diferentes necesidades, se disuelven cuando surge alguna razón para romperlas».
Capítulo 3. De dónde proviene la amistad indisoluble
La amistad que no se disuelve
3.1. «Entre todos estos géneros de amistad, hay una sola que es indisoluble y que no está fundada en una buena reputación o en la grandeza del propio título o en los propios dones o en algún negocio u obligación o en una necesidad natural, sino solo en la semejanza de la virtud. Esta amistad, digo, nunca puede ser cortada por ninguna razón. No solo la distancia y el tiempo son incapaces de deshacerla y destruirla, sino que ni siquiera la muerte misma la disuelve.
Imposibilidad de una relación de amistad sostenida solo por la paciencia
3.2. Solamente este es el amor verdadero e inquebrantable, que crece a partir de la perfección y virtud combinadas de los amigos, cuyo pacto una vez establecido, ni la variación de los deseos ni la discordia de las voluntades lo destruirán. Pero hemos conocido a muchos que, en este propósito, estaban comprometidos por amor a Cristo, unidos en el más ardiente compañerismo, pero no pudieron mantenerla ni de forma permanente ni sin rupturas; porque, aunque se apoyaban en el buen principio de la fraternidad, no sostuvieron un mismo ni igual entusiasmo por la finalidad, y entre ellos existió cierta afectividad temporal, que no fue mantenida por la virtud igual de ambos, sino que fue sostenida por la paciencia de uno de los dos. Sin embargo, aunque esta se conserve valientemente y con inagotable esfuerzo por uno solo, necesariamente está destinada a quebrarse por la pusilanimidad del otro.
Inconsciencia de la propia debilidad
3.3. De hecho, las debilidades de los que desean tibiamente la salud de la perfección, aunque sean soportadas por los fuertes, son insoportables para los débiles. Las causas de sus trastornos, que no les dan paz, tienen su origen en ellos mismos. Son como aquellos a quienes les molesta un malestar estomacal y que tienen la costumbre de atribuir sus náuseas a la negligencia de los cocineros y sirvientes. Por mucha preocupación que les muestren quienes les atienden, siguen culpando a los sanos de las causas de su trastorno, sin darse cuenta que reside en ellos mismos la causa de su enfermedad.
La alegría de la plena comunión
3.4. Por eso, como hemos dicho, la amistad es una unión fiel e indisoluble, que solo se fundamenta en la igualdad de virtudes; en efecto, “el Señor hace habitar en misma casa a quienes tienen un mismo propósito” (Sal 67 [68],7). Por lo tanto, el amor solo puede permanecer inquebrantable en aquellos que tienen una sola orientación elegida y un solo deseo, un solo sí y un solo no (cf. Mt 5,37). Y si ustedes también desean mantenerla intacta, es necesario que primero se esfuercen para que, una vez eliminados los vicios, mortifiquen la propia voluntad y, con un esfuerzo y propósito común, cumplan diligentemente aquello por lo cual el profeta tanto se alegra: “Miren qué bueno y qué agradable es que los hermanos habiten unidos” (Sal 132 [133],1).
Un mismo propósito
3.5. [El texto citado] no debe entenderse en términos de lugar, sino espiritualmente. Pues, en realidad, no sirve de nada si, por estar en desacuerdo en costumbres y propósito, se unen en una misma morada; como tampoco es un inconveniente para quienes están fundados en virtudes iguales, que estén separados por la distancia. Porque ante Dios, es el comportamiento común más que un mismo lugar es lo que une a los hermanos en una sola morada, y la plenitud de la paz nunca puede mantenerse donde hay diferencia de voluntades».
Capítulo 4. Pregunta: ¿sobre si se debe llevar a cabo algo útil, aunque sea contra la voluntad de un hermano?
4. Germán: “¿Entonces qué? Si una persona desea realizar algo que, en Dios, está considerado útil y saludable, pero la otra no da su consentimiento, ¿es necesario llevarlo a cabo incluso en contra del deseo del hermano, o se debe rechazar según su arbitrio?”.
Capítulo 5. Respuesta: que la amistad duradera solo puede permanecer firme entre los perfectos
5. José: «Por eso hemos dicho que la gracia de la amistad en su plenitud y perfección solo puede mantenerse entre hombres perfectos y de la misma virtud. A menos que persistan en ella, quienes tienen la misma voluntad y un mismo propósito, o nunca, o ciertamente rara vez, opinan diferente, o disienten en aquellas cosas que pertenecen al progreso de la vida espiritual. Pero si, por su ánimo, comienzan a irritarse por las disputas, es claro que nunca fueron concordes según la regla que hemos mencionado. Sin embargo, dado que nadie puede tener un principio de perfección sino desde su misma base, y no les interesa tanto cuán grande sea esa base, sino cómo se puede llegar a ella, creo necesario explicarte en pocas palabras su regla y un sendero por el cual se dirijan sus pasos, para que puedan obtener más fácilmente el bien de la paciencia y la paz».
[1] Lit.: la infidelidad en el género de las amistades.
[2] In conlatione.
[3] Vogüé, pp. 322-323.
[4] Conferencia XI,3.2: “… tres anacoretas muy ancianos: Queremón, Nesteros y José”, esta Conf. es la primera del segundo libro en la división propuesta por Casiano mismo. Cf. Conversazioni, p. 928, nota 1.
[5] In coenobii studio, en el trabajo o esfuerzo del cenobio.
[6] Gryps (gryphis o grypis): animal cuadrúpedo fabuloso cuya parte superior es de águila, y la inferior de león. En Lv 11,13 y Dt 14,12 es enumerado/a entre las aves impuras: quebrantahuesos en nuestras traducciones. Cf. Blaise, p. 382.
