Inicio » Content » JUAN CASIANO: CONFERENCIAS (Prefacio a las Conferencias I-XI)

Presentación

Durante mucho tiempo, más exactamente desde los años 1958-1961, la única versión castellana de las Colaciones o Conferencias fue la realizada por dos monjes benedictinos: León María y Próspero María Sansegundo. Las ediciones posteriores se han limitado a reproducir esta traducción.

Sin duda, fue fundamental para el conocimiento del texto de Juan Casiano la tarea realizada por nuestros predecesores. Pero es ya tiempo de actualizar y completar dicha traducción[1]. Si bien es imposible desconocer la magnitud del esfuerzo y las dificultades que entraña poder ofrecer una nueva versión de las Conferencias, el intento debe realizarse.

Para la presente traducción se ha tomado como base el texto latino editado, en primer término, por Michael Petschenig y, en fecha más reciente, publicado nuevamente, con varios “ajustes”, por el Profesor Gottfried Kreuz. A él le agradezco la generosidad de haber puesto a mi disposición su cuidadoso trabajo.

Para el título de la obra de Juan Casiano me inclino por Conferencias, traducción del vocablo latino Collationes[2].

Para la división del texto sigo la que ha propuesto la edición recién mencionada. Pero he procedido a subdividir algunos párrafos (p. ej.: 1.1), para así facilitar la lectura. Señalo, entonces, en números romanos cada libro; y luego, en números arábigos, primero el capítulo y luego el párrafo correspondiente.

Los títulos para cada libro son los de dicha edición. En tanto que los subtítulos se han agregado para una mejor comprensión del texto.

 

Algunas indicaciones bibliográficas

a) Para la vida y la obra[3] de Juan Casiano:

- Columba Stewart, osb, Cassian the Monk, New York – Oxford, Oxford University Press, 1998, pp. 3-39 (Oxford Studies in Historical Theology).

- Juan Casiano. Instituciones Cenobíticas, Zamora, Eds. Monte Casino / ECUAM, 2000, pp. 11-24 (Colección de Espiritualidad Monástica, 50).

- Bernard Guillaume Jedrzejczak, ocso, Cassien et les Écritures. Utilisation, interprétation et rôle des Écritures dans les oeuvres de Cassien, Roma 2015, pp. 19-140.

 

b) Introducción a las Conferencias:

- Adalbert de Vogüé, osb, Para comprender a Casiano. Una ojeada a las Conferencias, en CuadMon n. 103 (1992), pp. 437-462.

- Adalbert de Vogüé, osb, Histoire littérarire du mouvement monastique dans l’antiquité. T. 6. Première partie: le monachisme latin. Les derniers ècrits de Jérôme et l’oeuvre de Jean Cassien (414-428), Paris, Eds. du Cerf, 2002, pp. 173-177 (Col. Patrimoines. Christianisme).

- Giovanni Cassiano. Conversazioni con i padri. Testo latino a fronte (a cura di Roberto Alciati), Milano, Paoline Editoriale Libri, 2019, pp. 9-99 (Col. Letture cristiane del primo millennio, 59).

 

c) Repertorios bibliográficos:

- Roberto Alciati, Quarant’anni di studi cassianei (1968-2008), en Rivista di Storia del Cristianesimo 7 (2010), pp. 229-248.

- Cassien et les Écritures, pp. 463-478.

- M. Sheridan, Toward a comprehensive bibliography en: https://www.academia.edu/34769940/Cassian_biblio_2017_pdf.

- Giovanni Cassiano, pp. 101-111.

 

Abreviaturas y siglas

Cassian: http://ldysinger.stjohnsem.edu/@texts/0415_cassian/00a_start.htm[4].

Cassien: Bernard Guillaume Jedrzejczak, ocso, Cassien et les Écritures. Utilisation, interprétation et rôle des Écritures dans les oeuvres de Cassien, Roma 2015.

Col. I: León María y Próspero María Sansegundo, osb, Juan Casiano. Colaciones. I, Madrid, Eds. Rialp, 1958 (Col. Neblí, Clásicos de espiritualidad, 19) [Col. I-X].

Col. II: León María y Próspero María Sansegundo, osb, Juan Casiano. Colaciones. II, Madrid, Eds. Rialp, 1961 (Col. Neblí, Clásicos de espiritualidad, 20) [Col. XI-XXIV].

Col. XIII: trad. de Fernando Rivas, osb, en Cuadernos Monásticos n. 148 (2004), pp. 57-113.

Conf.: Juan Casiano, Conferencias.

Conversazioni: Giovanni Cassiano. Conversazioni con i padri. Testo latino a fronte (a cura di Roberto Alciati), Milano, Paoline Editoriale Libri, 2019 (Col. Letture cristiane del primo millennio, 59).

CPL: Eligius Dekkers, Clavis Patrum Latinorum, Turnhout, Brepols, 31995.

CSEL 13: Michael Petschenig: Iohannis Cassiani. Conlationes XXIIII, Vindobonae, Apud C. Geroldi Filium Bibliopolam Academiae, 1886 (CSEL 12.2); y: Cassianus, Opera (Collationes XXIV), ed. M. Petschenig; editio secunda supplementis aucta curante G. Kreuz, Wien, Verlag der Österreichische Akademie der Wissenschaften, 2004 (CSEL 13).

CSEL 17: Cassianus, Opera (De institutis coenobiorum et de octo principalibus vitiis; De incarnatione contra Nestorium); ed. M. Petschenig; editio secunda supplementis aucta curante G. Kreuz, Wien, Verlag der Österreichische Akademie der Wissenschaften, 2004 (CSEL 17).

CSEL: Corpus Scriptorum Ecclesiasticorum Latinorum, Wien.

CuadMon: Cuadernos Monásticos, Buenos Aires.

De inc.: De incarnatione contra Nestorium; ed. M. Petschenig; editio secunda supplementis aucta curante G. Kreuz, Wien, Verlag der Österreichische Akademie der Wissenschaften, 2004, pp. 235-391 (CSEL 17).

FP = Fuentes Patrísticas, Madrid.

Guy = Jean Claude Guy, sj, Jean Cassien, vie et doctrine spirituelle, Paris, Ed. Lethielleux, 1961 (Théologie, Pastorale et Spiritualité, Recherches et Synthèses, IX).

HE: Eusebio de Cesarea. Historia Eclesiástica, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 2002 (BAC 612).

HL: Paladio, Historia Lausíaca; ed. G. J. M. Bartelink en: Palladio. La Storia Lausiaca, Verona, Fondazione Lorenzo Valla - Arnoldo Mondadori Editore, 1974 (Vite dei Santi, II).

Inst.: Instituciones cenobíticas; ed. CSEL 17, pp. 3-231; trad.: Juan Casiano. Instituciones Cenobíticas, Zamora, Eds. Monte Casino / ECUAM, 2000 (Colección de Espiritualidad Monástica, 50).

Lampe: G. W. H. Lampe (ed.), A Patristic Greek Lexicon, Oxford, Clarendon Press, 1961.

PG: Patrologia Graeca, ed. J. P. Migne (Paris 1857-1866).

PL: Patrologia Latina, ed. J. P. Migne (Paris 1841-1864).

PO: Patrologia Orientalis, Turnhout, 1903 ss.

Pour comprendre: Adalbert de Vogüé, osb, Pour comprendre Cassien. Un survol des Conférences, en Collectanea Cisterciensia 39 (1977), pp. 250-272[5].

SCh: Sources Chrétiennes, Paris.

SCh 42: E. Pichery, osb: Jean Cassien. Conférences. I-VII, Paris, Eds. du Cerf, 1955.

SCh 54: E. Pichery, osb: Jean Cassien. Conférences. VII-XVII, Paris, Eds. du Cerf, 1958.

SCh 64: E. Pichery, osb: Jean Cassien. Conférences. XVIII-XXIV, Paris, Eds. du Cerf, 1959.

SCh 109: Jean Cassien. Institutions cénobitiques; ed. J.-C. Guy (2001: reimpresión de la 1ª edición, revisada y corregida, Paris, Eds. du Cerf, 1965).

The Conferences: John Cassian. The Conferences (translated and annotated by Boniface Ramsey, op), New York, Paulist Press, 1997 (Col. Ancient Christian Writers Series, 57).

Vogüé: Adalbert de Vogüé, osb, Histoire littérarire du mouvement monastique dans l’antiquité. T. 6. Première partie: le monachisme latin. Les derniers ècrits de Jérôme et l’oeuvre de Jean Cassien (414-428), Paris, Eds. du Cerf, 2002 (Col. Patrimoines. Christianisme).

 

La primera serie de Conferencias (I-X)

Introducción al prefacio

Casiano comienza haciendo memoria del fallecido obispo Castor (o Cástor) de Apt (+ hacia 420), a quien había dedicado su precedente obra: las Instituciones. El mismo pastor le había solicitado que pusiera por escrito “diez conferencias de los más esclarecidos Padres que habitaban en el desierto de Escete”.

Ahora, ante la ausencia de quien le había encomendado la obra, la dedica a su hermano, Leoncio (+ hacia 488), también obispo, pero de Fréjus en la Galia; y al monje Heladio, tal vez perteneciente al cenobio de Lérins, quien más tarde fue obispo de Arles, entre 426-428[6].

Reconoce Casiano la dificultad de la obra que emprende, ya que debe pasar “del aspecto exterior y visible de la vida de los monjes, a las disposiciones del hombre interior, invisibles a la mirada… De la descripción de las horas canónicas a la plegaria ininterrumpida”.

En virtud de esa dificultad, pide que no se dude de la veracidad de su escrito y que se ore para que pueda llevar a buen puerto su obra.

Tenemos así definidas tres características notables de las Conferencias:

a) están principalmente dirigidas al clero y a los monjes de la Galia;

b) la exposición de los diversos temas se fundamenta en las enseñanzas de las Sagradas Escrituras, interpretadas conforme a la exégesis espiritual de Orígenes, y de los Padres del yermo;

c) la meta es arribar a “la contemplación de la pureza divina”. Es decir, a la experiencia de la oración pura, descrita por Evagrio Póntico, especialmente en sus Capítulos Gnósticos y en el Tratado de la Oración.

 

Texto

Prefacio

Dedicatoria de la primera parte de las Conferencias

1.1. La deuda, contraída con el bienaventurado papa Castor en el prefacio a aquellos volúmenes que resumen en doce libros las instituciones[7] para los cenobios y los remedios para los ocho vicios principales, con la ayuda de Dios y hasta donde mi pobre ingenio fue suficiente, ha sido en cierto modo saldada.

1.2. Ciertamente me gustaría saber cuál fue la opinión ecuánime sobre estos libros, tanto de parte de aquel como de ustedes; es decir, si, en un asunto tan profundo y tan sublime, y del que según creo, nunca antes se había escrito, hemos dado a conocer algo digno de la atención de ustedes, y de los deseos de todos los santos hermanos.

2. Pero ahora, que el mencionado pontífice nos ha dejado y ha emigrado hacia Cristo, en el interín, estas diez conferencias de los más grandes Padres, a saber: los anacoretas que moraron en el desierto de Escete, las que Castor, encendido por una incomparable pasión por la santidad, me había ordenado escribir para sí en el mismo estilo -no considerando, en la grandeza de su caridad, qué carga colocaba en hombros demasiado débiles para soportarla-, he pensado en dedicarlas especialmente a ustedes, oh bienaventurado papa Leoncio y santo hermano Heladio.

 

Leoncio y Heladio

3. Uno de ustedes estaba unido a aquel varón, a quien he recordado, por el afecto de hermano y la dignidad del sacerdocio, y lo que es todavía más grande, por el fervor en el estudio sagrado, y así tiene derecho hereditario para exigir la deuda debida a su hermano. (Mientras que) el otro se ha aventurado a seguir las sublimes instituciones de los anacoretas, no como algunos, presuntuosamente por su propia cuenta, sino por inspiración del Espíritu Santo, siguiendo el legítimo camino de la doctrina, prefiriendo, casi antes de comenzar a aprender, ser formado no tanto por sus propias invenciones, sino por las tradiciones de aquellos (anacoretas). En las cuales para mí, que ahora he anclado en el puerto del silencio, se abre un mar inmenso, de modo que debo atreverme a escribir para la posteridad sobre las instituciones y la enseñanza de hombres tan insignes.

 

Limitaciones del Autor

4. Pues tanto más (es) el peligro de una navegación en alta mar, a que está expuesta la debilidad de mi ingenio, cuanto la vida anacorética es más importante y sublime respecto a aquella de los cenobitas; y la contemplación de Dios, a la que esos inestimables hombres siempre están dedicados, respecto de la vida práctica[8]. Por consiguiente, ustedes deben ayudar nuestros esfuerzos con sus oraciones piadosas, por temor a que un tema tan sagrado, que va a ser tratado de una manera imperita, aunque con un lenguaje fiel, sea puesto en peligro por nosotros, o que por nuestra simplicidad el tema se sepulte en los abismos.

 

De lo exterior a lo interior

5. Pasemos, entonces, del modo de vida exterior y visible de los monjes, sobre el que tratamos en los libros anteriores, a la disposición invisible del hombre interior; y de la regla de las oraciones canónicas, que nuestro discurso ascienda (ahora) hacia la oración de duración incesante, que el Apóstol prescribe (cf. 1 Ts 5,17). De modo que, quien a través de la lectura de nuestra obra anterior ya ha merecido espiritualmente el nombre de Jacob (cf. Gn 27,36), por la expulsión de los vicios carnales, ahora también pueda, no tanto por mis (enseñanzas), cuanto por la recepción de las instituciones de los padres, pasar ya, por la contemplación de la pureza divina, hacia los méritos y -por así decirlo- la dignidad de Israel (cf. Gn 32,28)[9]; y que, al mismo tiempo, sea instruido en lo que se debe observar en esta cumbre de la perfección.

 

Casiano desea transmitir la perfección de los monjes egipcios

6.1. Y que las oraciones de ustedes puedan obtener de Él, que nos ha juzgado dignos de verlos, de aprender de ellos y de morar con ellos, que se digne concedernos un perfecto recuerdo de su enseñanza y una expresión sencilla para exponerla, a fin de que santa e íntegramente expliquemos lo que de ellos mismos recibimos. Y lo que es más importante, poder presentarles, de alguna forma, esto mismo a los hombres incorporados a sus institutos, expresándolo en lengua latina.

6.2. Ante todo esto queremos advertir al lector de estas Conferencias, como de nuestros volúmenes precedentes, que si, tal vez, hay posibilidad de que, por su condición y la cualidad de su propósito, o debido a la costumbre y el modo de vida común, le parezca imposible o duro, debe medirlo no según el módulo de sus facultades, sino conforme a la dignidad y la perfección de quien habla. Que piense ante todo en su ascesis y en su propósito; ya que quien estaba realmente muerto al modo de vida secular, ningún vínculo lo unía a sus padres según la carne y a las ocupaciones mundanas.

 

El ejemplo de vida de los ascetas egipcios

7. Además, que considere la cualidad de los lugares en que habitaban, cuál era la vastísima soledad en la que vivían, separados del consorcio con todos los mortales; y así fueron capaces de tener sus mentes iluminadas, contemplar y pronunciar aquellas cosas, que tal vez parecerán imposibles a los inexpertos y no instruidos, debido a su forma de vida y el carácter mediocre de sus costumbres. Sin embargo, si alguien quiere proferir una sentencia verdadera sobre este modo de vida, y está ansioso por probar si se puede alcanzar tal perfección, primero apresúrese por hacer suyo el propósito de ellos, con el mismo esfuerzo y modo de vida; y, entonces, finalmente encontrará que aquellas cosas que solían parecer como las más imposibles, no solo son posibles, sino también suavísimas. Pero ahora ya apresurémonos (a escuchar) sus conferencias y enseñanzas.

 


[1] En la versión de los Hnos. Sansegundo faltan los libros XIII y XXII.

[2] En su reciente traducción al italiano el Prof. Roberto Alciati ha optado por traducir el título “Conlationum Patrum” por “Conversaciones con los Padres”. Deseo dejar constancia de mi especial agradecimiento al Prof. Alciati por haber puesto a mi disposición el volumen que testimonia su estupenda labor: Giovanni Cassiano. Conversazioni con i padri. Testo latino a fronte (a cura di Roberto Alciati), Milano, Paoline Editoriale Libri, 2019 (Col. Letture cristiane del primo millennio, 59).

[3] Cf. CPL 512; PL 49,477 ss. H. J. Frede, Kirchenschriftsteller Verzeichnis und Sigel. 1/1. Vetus Latina, Freiburg, Verlag Herder, 1981, p. 235.

[4] Ofrece la versión al inglés (con la inclusión del texto latino en paralelo) de algunas Conferencias: 1-5. 8-10. 14. 16-20. 24. Agradezco al P. Dysinger su valiosa ayuda.

[5] Artículo reproducido en De Saint Pachôme à Jean Cassien. Études littéraires et doctrinales sur le monachisme égytien à ses débuts, Roma, Centro di Studi S. Anselmo, 1996, pp. 303-329 (Studia Anselmiana, 120). Trad. castellana en CuadMon n. 103 (1992), pp. 437-462. Nuestras referencias envían a esta versión.

[6] A Castor y Leoncio los nombra el papa Bonifacio I (418-422) en una de sus cartas (Epístola III, PL 20,756B); cf. Vogüé, p. 177. Para Heladio, ver: Pseudo Próspero de Aquitania. Sobre la providencia de Dios (Introducción, texto latino revisado, traducción y comentario por Raúl Villegas Marín), Barcelona, Publicacions i edicions de la Universitat de Barcelona, 2011, p. 50; y Raúl Villegas Marín, El canon 3 del concilio de Orange (441), el “Ad Ecclesiam” de Salviano de Marsella y los debates en torno a la penitencia in extremis en la Galia de mediados del siglo V, en Revue des études augustiniennes et patristiques 58 (2012), p. 299.

[7] En su versión al italiano de las Conferencias, el Prof. Alciati denomina “Normas” (Norme) a esta obra de Casiano, y explica los motivos de su opción en las pp. 57-60 de su introducción; ver también pp. 114-115, nota 2. Rufino utilizó el mismo vocablo (instituciones) para referirse a las Cuestiones de san Basilio en su traducción latina de este texto (Prefacio, v. 4). Cf. Vogüé, p. 46.

[8] Sigo la propuesta de Alciati en el sentido de traducir actuali vita por vida práctica (cf. Conversazioni, p. 116, nota 8).

[9] Cf. De inc., VII,9,2. 3; CSEL 17, p. 365: «… A ese admirable patriarca a quien Dios, presente en una visión, le impuso un nombre (cf. Gn 32,29), y del nombre de “suplantador” (cf. Gn 27,36) se elevó al de Israel (cf. Gn 35,10)… Patriarca verdaderamente digno del nombre que recibió, y que debió más a la mirada interior que a los ojos del cuerpo, la dignidad del nombre que Dios le atribuyó. Vio una apariencia de hombre luchando con él y afirmó que veía a Dios. Pues sabía que esa apariencia de hombre era la verdad de Dios, porque la apariencia bajo la cual Dios se le apareció era aquella en la realidad de la cual él debía venir más tarde». Cf. Conf. V,23,1-2; CSEL 13, pp. 147-148; XII,11,2; CSEL 13, pp. 351-352. Ver asimismo Orígenes, Homilías sobre el libro del Génesis, XII,4: “Jacob recibió su nombre del hecho que él lucha y suplanta” (SCh 7bis, [1976], p. 300); ibid., XV,3: «Debemos considerar también que “el que revivió su espíritu” (cf. Gn 45,27), ese espíritu que parecía casi extinguido, es llamado Jacob; en cambio, el que dice: “Gran cosa es para mí que mi hijo José esté vivo” (Gn 45,28), como si comprendiese y viese que la vida que está en el José espiritual es (algo) grande, éste no es llamado ya Jacob, sino Israel, como el que ve con la mente la vida verdadera, que es Cristo, verdadero Dios» (SCh 7bis, p. 356).