Inicio » Content » PRESENCIA DE SANTA GERTRUDIS EN LA EVANGELIZACIÓN DE AMÉRICA (III)

Santa Gertrudis en el altar de las Vírgenes, Iglesia de San Pedro de los Jesuitas en Lima.

Ana Laura Forastieri, ocso

2. Rol de santa Gertrudis en la evangelización de América

Habiendo expuesto cómo la devoción a santa Gertrudis fue introducida en América[1]  a través de las dos grandes corrientes evangelizadoras que operaron en el continente, corresponde ahora evaluar qué rol desempeñó esta santa, sobre todo en la Primera Evangelización, que es la que determinó la identidad cristiana de nuestros pueblos. Lo haremos a través de un somero análisis de la iconografía.

En la producción latinoamericana existen dos tipos de representaciones colectivas de santos en los que aparece santa Gertrudis: los escudos de monjas y los cuadros devocionales. Los escudos eran un artículo muy común en el vestuario de las monjas novohispanas para las ocasiones solemnes, como la profesión religiosa. En ellos se representa la Asunción de la Virgen María al cielo, en presencia de numerosos ángeles y santos. La selección de santos revela las devociones preferidas de las monjas. Existe en México una amplia colección de escudos de monjas de la época, en los que aparece santa Gertrudis, muchas veces como única religiosa en medio de otros santos bíblicos o de la tradición. Esto indica que era una devoción muy difundida en el medio monástico femenino colonial de los siglos XVII y XVIII. Su inclusión en los escudos de monjas tenía una función ejemplar y didáctica, como modelo de vida religiosa.

Anónimo, escudo pectoral de monja con tema de la coronación de la Inmaculada Concepción por la Trinidad isomorfa con san José y el Niño, san Joaquín, santa Ana y santa Gertrudis Magna; convento novohispano no identificado, óleo sobre lámina de cobre, armazón de carey, 18.5 cm. Ø, siglo XVIII, colección: Museo Soumaya.

El otro tipo de representaciones colectivas de santos son las pinturas devocionales, en las que se disponen varios santos alrededor de un tema o advocación principal. Estos cuadros se hicieron comunes en el siglo XVIII para responder a las nuevas tendencias intimistas de la Devotio Moderna. En las pinturas encargadas por una Orden aparecen los santos fundadores o representativos de la misma, junto con otras devociones vigentes en la época. Santa Gertrudis aparece significativamente en los cuadros devocionales encargados por las Órdenes de monjas de la Concepción, Agustinas, Jerónimas y Carmelitas. También aparece en cuadros y tallas de las iglesias de los Franciscanos, Dominicos y Jesuitas.

Dolorosa con santos, Miguel Cabrera, Museo Andrés Blanstein, ciudad de México.

Entre las Órdenes que promovieron el culto a santa Gertrudis conviene señalar los prioratos benedictinos de México y Perú, casas que tuvieron una corta existencia dado que la Corona no admitía la implantación de órdenes contemplativas masculinas. En la iglesia de Monserrat de los benedictinos de México, existía una capilla de santa Gertrudis, donde funcionaba una cofradía de la santa y se celebraba su fiesta. Hoy solo se conserva la escultura de bulto en la portada del templo, espacio que comparte con san Benito. De la iglesia de los benedictinos de Monserrat de Lima, que fue dañada por los terremotos 1678 y 1746, se conserva el gran cuadro de la Virgen de Monserrat, donde aparece acompañada de san Benito y santa Gertrudis.

Imágenes de san Benito y santa Gertrudis, en la fachada del convento de los benedictinos de Monserrat de México. Hoy Museo de la Charrería.

 

Santa Gertrudis, imagen de hornacina, siglo XVI, fachada del convento de los benedictinos de Monserrat de México.

 

Virgen de Monserrat con San Benito y Santa Gertrudis, siglo XVII, Museo de Arte de Lima. Originariamente del Convento de los Benedictinos de Monserrat de Lima.

De lo expuesto podemos concluir que, durante los siglos XVI y XVII santa Gertrudis fue propuesta en América como modelo de santidad y de vida religiosa femenina, cuando aún no había santos latinoamericanos y cuando santa Teresa aún no había sido canonizada. La canonización de santa Teresa es contemporánea a la de santa Rosa de Lima[2]; la propagación del culto a estas santas fue un factor que contribuyó a que la devoción a Santa Gertrudis decreciera en América. Sin embargo, contemporáneamente, comenzó a influir un segundo factor en favor de su culto: la difusión del culto al Sagrado Corazón de Jesús a partir de las revelaciones de santa Margarita María de Alacoque.

En este segundo período dentro de la primera corriente fueron los jesuitas quienes difundieron a santa Gertrudis en su obra misional, presentándola como la santa del sagrado Corazón, cuando santa Margarita María de Alacoque aún no había sido beatificada. En 1752 pusieron la última de sus misiones bajo la advocación de santa Gertrudis, en el norte de México. En el museo de Tepotzotlán, antiguo noviciado jesuita de la provincia de México, hay cuatro imágenes de santa Gertrudis, al menos dos originarias del convento, una de ellas en el retablo principal de la iglesia, compartiendo el espacio con santa Catalina de Siena. En la Iglesia de San Pedro de los Jesuitas de Lima se encuentran dos imponentes tallas de santa Gertrudis, una en el altar de las Vírgenes y otra en el de San Francisco Javier. Hay también un detalle de la santa en el techo de la capilla de la Virgen de Loreto, en la Universidad Mayor San Marcos, de los Jesuitas en Lima, la universidad más antigua de Latinoamérica, creada en 1551. En el Museo Nacional del Cabildo de Luján, Argentina, se encuentra un retablo jesuítico del siglo XVIII procedente de Salta, que perteneció a la capilla privada de la casa donde Belgrano pernoctó con sus tropas antes de la batalla de Salta, donde hay una talla de santa Gertrudis junto con san Ignacio, san Francisco Javier y san Benito.

Detalle del techo de la capilla de la Virgen de Loreto, Universidad Mayor de San Marcos (Jesuitas), Lima, siglo XVI.

La inesperada expulsión de los jesuitas de América contribuyó al decrecimiento progresivo del culto a santa Gertrudis, al menos hasta el ingreso en América de las congregaciones misioneras, educativas y de caridad del siglo XIX, ligadas a la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Hoy, sobre todo en Centroamérica se encuentran muchos parajes y lugares denominados santa Gertrudis, que han perdido la tradición sobre el origen de su nombre; así como también, existen parroquias y templos a ella dedicados, donde se la venera con todos los signos de la piedad popular latinoamericana, pero cuya devoción se asienta en tradiciones locales, con mayor o menor desconocimiento de la historia de la santa. Esto es un indicio del corte que supuso la expulsión de los jesuitas en la formación cristiana del pueblo latinoamericano.

El arte barroco explotó principalmente la faceta de santa Gertrudis como mística visionaria e intercesora eficaz, tanto para los fieles, como para con las almas del purgatorio; trasmitió una concepción de santa Gertrudis como aquella que está en contacto directo con el mundo divino, en cuyo corazón habita Cristo, por lo cual es puente para el encuentro con Dios. El fiel que se identifica con la imagen de Gertrudis descubre a Cristo habitando en su propio corazón y toma a la santa como ejemplo de virtudes a imitar, ya que en ella Cristo tuvo sus complacencias. La recepción de santa Gertrudis en el arte barroco, es, en todo caso, una inculturación de su figura a la mentalidad de este tiempo, en la que prevalecieron las corrientes de piedad individual y las necesidades de la contrarreforma. Así también, la explotación de su faceta litúrgica es una inculturación a la medida de la mentalidad del siglo XIX. Actualmente se la valora más bien como maestra de la misericordia divina, porque nuestro tiempo tiene necesidad del bálsamo de la misericordia y de maestros que nos guíen al encuentro personal Cristo y a las profundidades del Misterio de Dios.

La piedad popular latinoamericana, nacida del crisol cultural y religioso de la Primera Evangelización, está plasmada sobre el imaginario barroco. En particular, la piedad popular latinoamericana es sensible al mensaje directo, afectivo, cordial y sobrenatural que transmiten las imágenes barrocas. Como señala el filósofo argentino Juan Carlos Scannone, el barroco es representativo de nuestras culturas porque es intrínsecamente capaz de dar expresión a la teatralidad y a la exuberancia de la sensibilidad religiosa de nuestros pueblos; al mismo tiempo, encarna la tensión infinita en lo finito y por lo tanto toca la sensibilidad mística pueblo latinoamericano, como sujeto en el umbral del misterio[3]. La iconografía barroca, en cuanto perdura en los templos, sigue formando la piedad popular hasta nuestros días. De allí que esta iconografía tenga un mensaje actual y de perenne vigencia para la tarea evangelizadora. Por lo tanto, si bien actualmente santa Gertrudis no es una santa popular en América Latina, su imagen es atractiva para el Pueblo de Dios, fácilmente comprensible y toca lo más entrañable de su religiosidad.

Así como no hay visión prospectiva sin una mirada retrospectiva, tampoco hay profecía sin memoria. La capacidad profética de América latina hunde su raíz en los elementos constitutivos de su identidad cristiana y la piedad popular es uno de ellos. Con certero instinto de fe, los obispos de América Latina, interpretando el sentir del Pueblo de Dios, han señalado unánimemente la necesidad del mensaje la misericordia divina como signo de los tiempos; han podido captar en santa Gertrudis, a una portadora de ese mensaje, y en su imagen, un símbolo inspirador. Esta capacidad profética revela a América Latina como el continente de la esperanza, cuya fe y memoria vivas impulsan la historia hacia adelante.

 

Para descargar:

Presencia de Santa Gertrudis en la Evangelización de América: Presentación con diapositivas.

https://drive.google.com/file/d/1N1G9k0Q0H8vbKOj4az0d-Q5DffbpgKu6/view?usp=sharing

 

A. L. Forastieri, ocso - Presencia de Santa Gertrudis en la Evangelización de América.

https://drive.google.com/file/d/1KN1zmUxQrfoAMEz3aC0nIOilPIi1wU5J/view?usp=sharing



[1] Continuamos publicando esta comunicación presentada en la XXXV Semana de Teología organizada por la Sociedad Argentina de Teología bajo el tema: “En el camino de Emaús. Esperanza que fecunda la historia”, Salta, 19-22 de septiembre de 2016. Publicada en Sociedad Argentina de Teología: En el camino de Emaús: Esperanza que fecunda la historia, 1ª ed. Buenos Aires: Ágape Libros, 2017, 311-322. La autora es monja del Monasterio Trapense “Madre de Cristo”, Hinojo, Argentina, y colabora desde 2012 con la causa de postulación de santa Gertrudis al Doctorado de la Iglesia.

[2] Santa Rosa fue canonizada en 1670 y santa Teresa en 1672.

[3] Cfr. C.I. Avenatti de Palumbo – J. Quelas – P. Bayá Casal, “Hermano de hombre soy. Entrevista al P. Juan Carlos Scannone sobre la mediación de la filosofía en el diálogo entre literatura y teología”, Teología 102 (2010), 145-166, aquí 160-161.