Santa Gertrudis, anónimo, óleo de la escuela cuzqueña, siglo XVIII.
Bernard Sawicki, OSB[1]
Resumen: Mirando la historia de la espiritualidad, podemos notar que algunos temas vuelven a lo largo del tiempo, ampliados, profundizados y enriquecidos. Esto sucede no solo por su mutua afinidad, sino también porque hacen al camino del Espíritu en la historia de la redención. Estos temas centrales resuenan en los textos más importantes de la tradición cristiana: el corazón, el amor, la misericordia, y muchos otros, derivados de ellos. Aparecen también en los textos de la Filocalia, en el Heraldo del Amor Divino de santa Gertrudis y en el Diario de Santa Faustina Kowalska. Las diversas situaciones históricas y los diversos lenguajes generan sensibilidades diferentes. Sin embargo, es muy significativo ver el desarrollo de algunas ideas sobre estos temas en las obras mencionadas, con perspectivas teológicas siempre nuevas. Una mirada sintética permite ver, no solo la complementariedad entre los textos, sino también un progreso en su insistencia y capacidad persuasiva: es la prueba de que Dios trata de acercarse siempre al hombre y, en definitiva, de compartir con él su preocupación por el mundo[2].
Introducción
Las distintas tradiciones espirituales reflejan diversas circunstancias culturales. Al mismo tiempo -precisamente por su dependencia de la época en la que surgen- responden a las diversas necesidades de los creyentes, tanto emocionales como intelectuales. De este modo, en torno al mensaje único de la Revelación, van creciendo diversas formas de su expresión, que, al mismo tiempo, son siempre una mediación. La unidad de la fe, como también su visión integral, hoy tan fácil y posible, nos permite -o mejor, nos pide- encontrar la afinidad entre las varias tradiciones espirituales. Cada una de ellas es limitada, es decir, no se basta a sí misma: constituye solamente una entrada. Para avanzar en la profundización de nuestro conocimiento de las cosas divinas, debemos siempre ensanchar nuestro horizonte espiritual. Cuando uno se cierra en una sola tradición, corre el peligro de una cierta ignorancia de otras tradiciones y por eso puede llevarlo también al desprecio de todo lo que no conoce. De este modo, ciertos seguidores de las tradiciones antiguan miran desde lo alto a las tradiciones más recientes. Y los que se encuentran más en las tradiciones modernas, descuidan las más antiguas. Este es el desafío de nuestro tiempo, que tiene a disposición una riqueza mucho mayor con respecto al patrimonio del pasado. Parece que es nuestro deber mantener vivas todas estas tradiciones y, además, profundizar a través de ellas en los misterios inefables de nuestra fe.
Se puede pensar que basta vivir bien en una tradición, sobre todo, aquella en la que hemos crecido. Basta la fidelidad, y tal vez esto es cierto. Pero nuestros tiempos de omnipresente globalización y facilidad en las comunicaciones no nos permiten quedarnos tranquilos en un solo ambiente. Querámoslo o no, tenemos que afrontar otras tradiciones y otras espiritualidades. Existe la tentación de percibirlas como una realidad de mercado y, por lo tanto, de competencia y de exclusión mutua. En cambio, la belleza y la profundidad de nuestra fe exigen descubrimientos siempre nuevos, posibles solo gracias a síntesis siempre nuevas. A esta luz buscamos mirar las tres distintas tradiciones espirituales de oración y devoción mencionadas en el título. Provienen de tres épocas distintas, de ambientes culturales y geográficos diversos, pero tienen en común una cierta sensibilidad teológica y devocional, a cuyo centro está el misterio del amor de Dios y la intimidad con él. El motivo central -o más bien el hilo conductor, aunque sea llamado o acentuado de modo diferente- puede ser reducido a un triple haz, compuesto de tres conceptos: corazón, amor y misericordia, que se complementan, se entrecruzan y se explican mutuamente. Tanto la tradición hesicasta, documentada y atestiguada en la Filocalia, como la experiencia de intimidad amorosa con Jesús de santa Gertrudis, como, finalmente, el mensaje de la misericordia proclamado por santa Faustina Kowalska, expresan los estratos más profundos de nuestra fe: la relación esencial y final entre Dios y el hombre, el amor profundo, indecible y visceral.
Este tema ya ha sido desarrollado por una literatura muy rica, sobre todo por lo que se refiere a los textos bíblicos. De su ámbito provienen las tres categorías mencionadas en el parágrafo precedente. El objetivo de esta relación es mostrar el contexto teológico en el que estas categorías aparecen sucesivamente. Luego de una descripción general del espectro lingüístico y conceptual de cada una de ellas, intentaremos confrontarlas, para encontrar los motivos comunes, pero también las diferencias. Finalmente, intentaremos sugerir cómo estas tres tradiciones espirituales pueden enriquecerse recíprocamente, y leídas juntas, nos permiten penetrar aún más en el misterio insondable del amor que Dios tiene por nosotros.
Para justificar la comparación de diversas tradiciones, que parece muy importante en la época del pluralismo de valores y de tradiciones, se podría usar una metáfora sobre las bebidas. Si vemos a cada tradición espiritual como un tipo de bebida, podemos hablar de una mesa de aperitivos y también de digestivos espirituales preparada para la humanidad. Allí se encentran todos los gustos, colores, caracteres, con diversas intensidades, densidades y temperaturas. Cada uno elige el que quiere. Para sentirse mejor y tener una experiencia más profunda, se pueden mezclar algunas bebidas, o continuar con varios tipos de ellas. Todas están al servicio de nuestro bienestar espiritual, es decir del acercamiento a Dios. Todas son don suyo para llevarnos a este bienestar. Se pude beber solo agua o también gaseosas. Pero la verdadera cultura, la experiencia profunda de la bondad del Señor pide el conocimiento de varios tipos de estas bebidas. La relación presente quiere modestamente presentar tres bebidas exquisitas, que pueden tomarse una después de la otra, o bien mezcladas, según convenga a nuestro bienestar espiritual y teológico.
El tema de esta relación se vincula también con el título del Congreso. En nuestros análisis hablamos precisamente de la “gramática”, o sea de los textos, frases, conceptos y descripciones, para llegar al nivel “teológico”. La bebida espiritual ¿no está tal vez constituida de textos y de imágenes -y de su teología- que son los que producen el efecto que resulta en el corazón?
Al final de estas palabras introductorias, es oportuno explicar las premisas metodológicas: como primer paso, se especificarán los términos usados para describir los conceptos de base (conceptos clave) de cada una de las tres obras, o sea, el corazón para la Filocalia, el amor para el Heraldo y la misericordia para el Diario. Se tomarán principalmente en consideración los términos diversos, no explícitamente repetidos, referidos al concepto base (adjetivos, metáforas, símbolos). Luego de ser especificados, los términos mencionados serán divididos en grupos temáticos, para determinar varios campos de significados asociados a cada uno de los conceptos base (conceptos clave). Seguidamente, cada grupo será subdividido para establecer el perfil (en dos niveles) de pertenencia del concepto de base (concepto clave) a cada obra. A continuación, para buscar la línea común de ideas teológicas de cada una de las tres obras analizadas, serán confrontados los perfiles de pertenencia de cada concepto base (concepto clave). Dada la diferencia de contenido y de estilo de cada obra analizada, no ha sido posible proponer un perfil común, adecuado y compatible a cada una de las tres obras. Estas diferencias de base reflejan también las diferencias entre las tres obras analizadas por lo que se refiere a su mensaje teológico.
Continuará
[1] Monje de la Abadía Benedictina de Tyniec (Cracovia) en Polonia, licenciado en teoría de la música y piano; doctor en teología. Entre los años 2005-2003 fue abad de Tyniec. De 2014 a 2018 fue coordinador del Instituto Monástico de la Facultad de Teología del Pontificio Ateneo San Anselmo en Roma.
[2] Continuamos publicando aquí la traducción íntegra de las actas del Congreso: «SANTA GERTRUDE LA GRANDE, “DE GRAMMATICA FACTA THEOLOGA”. Atti del Convegno organizzato da Istituto Monastico della Facoltà di Teologia Pontificio Ateneo Sant’Anselmo, Roma, 13-15 aprile 2018. A cura di Bernard Sawicki, O.S.B., Ruberval Monteiro, O.S.B., ROMA 2019», Studia Anselmiana 178, Pontificio Ateneo S. Anselmo, Roma 2019. Agradecemos el permiso de Studia Anselmiana. Tradujo la Hna. Ana Laura Forastieri, OCSO. Cfr. el programa del Congreso en: http://surco.org/content/congreso-santa-gertrudis-grande-grammatica-facta-theologa