Santa Gertrudis la Grande (detalle), anónimo novohispano, siglo XVIII, óleo sobre lienzo.
Museo universitario Casa de los Muñecos, BUAP, México.
Bernard Sawicki, OSB[1]
1.3.2 El modo de obrar de la misericordia
Después de haber caracterizado los atributos de la misericordia misma[2], trataremos de extraer de los escritos de santa Faustina el modo de obrar de la misericordia. Ante todo, ése es el propósito de Jesús: Él ha erigido el trono de la misericordia divina[3].
Podemos conocer su abismo solo «a través del Verbo encarnado»[4], porque la misericordia llega a las almas a través del Corazón divino y humano de Jesús, como un rayo de sol a través de un cristal[5]. Jesús toma sobre sí las dificultades de las almas que cumplen la obra de la misericordia[6]. Su acción es segura e inquebrantable[7], pero también debe tomar en consideración las exigencias de la justicia[8], y se ve limitada ante un alma manchada por el pecado, que no se arrepiente[9]. Es muy significativo el hecho de que Jesús quería mucho la institución de la fiesta de la misericordia, como una oportunidad privilegiada para ofrecer su misericordia[10]. La misericordia tiene un carácter universal: abraza todo el universo y todas las obras de sus manos; todos estamos inmersos en ella[11].
1.3.3 La perspectiva de la misericordia
Como sabemos, la misión de santa Faustina era la de redescubrir y reintroducir la memoria -o más bien la conciencia y la experiencia de la misericordia- en el contexto de la vida de la Iglesia. Por eso sus escritos tiene un fuerte aspecto teológico y existencial. Expresan la esperanza y el deseo de conducir a todos a la misericordia[12]. El reconocimiento de la misericordia conduce a la humildad, que, por otro lado, garantiza la paz y la seguridad. Santa Faustina se postra «en el polvo a sus pies (de Jesús) mendigando su misericordia»[13], toda su nada «se sumerge en el mar de la divina misericordia»[14] y esto la enternece[15]. Santa Faustina se siente «como una gota de rocío absorbida en lo profundo del océano sin límites de la Misericordia de Dios»[16], quiere esconderse en la divina misericordia «tan profundamente que ninguna mirada pueda descubrirla»[17]. Como santa Gertrudis, ella desea esconderse en el «misericordiosísimo corazón» de Jesús[18], la misericordia la tranquiliza[19], le da fuerza y coraje para tratar con aquellos que sabe que se abusarán de su bondad[20]. La experiencia de la misericordia suscita también esperanza. No solo implica la esperanza, sino que también la activa en el corazón de los creyentes. Santa Faustina lo sintió antes de acercarse a la confesión y también después[21]. Ella pone su confianza «sin límites» en el misericordiosísimo corazón de Jesús[22], confiando en el océano de su misericordia. Siente que Jesús es para ella «una madre»[23] y quiere compartir este sentimiento con todas las demás creaturas[24]. Santa Faustina desea también «resplandecer en la corona de la divina misericordia, como una minúscula piedra, cuya belleza depende de la luz del rayo de Dios y de la inimaginable misericordia de Dios»[25]. La imagen del agua que surge de la fuente se une a la de la luz resplandeciente: el alma de santa Faustina se sumerge cada día en los rayos dela misericordia divina[26] que le permiten conocer cuánto la ama Jesús[27], y llenarse de la misericordia de Dios[28]. Su esperanza de que Jesús «abrace el mundo entero», se une al deseo de «reposar en el mar de la insondable misericordia de Dios» –otra vez, un poco como santa Gertrudis- para ser estrechada en el Corazón de Jesús[29], encerrada en él «como en una fortaleza inexpugnable, para defenderse de los proyectiles de los enemigos»[30], o «llevada en el seno de la misericordia de Dios»[31] y guiada por el amor puro, cuyo fruto externo es la misericordia[32].
Todos estos sentimientos la llevan a una dimensión escatológica, porque se da cuente de toda la grandeza de la misericordia no puede ser plenamente revelada en la tierra[33]. Pero el deseo, la llamada a glorificar a Dios por la misericordia es ya ahora irresistible[34]. La razón para ello está, tanto en el pasado[35], como en el futuro, tejido de esperanza[36]. Jesús invita a santa Faustina a acercar su pecho a su corazón, a olvidarlo todo y meditar sobre su insondable misericordia[37]. La siguiente etapa es la de ser transformada en la misericordia. Faustina desea «transformarse totalmente en la divina misericordia y ser un reflejo vivo del Señor»[38]. Jesús quiere de ella -como de santa Gertrudis- que su corazón sea «modelado según su corazón misericordioso». Ella «debe embeberse totalmente de su misericordia»[39]. Santa Faustina se transforma al contacto con Jesús. Escribe: «Junto a tu corazón misericordioso, en estos ejercicios espirituales, madura mi alma. Expuesta a los rayos puros de tu amor, mi alma ha superado su aspereza y ha llegado a ser un fruto dulce y maduro»[40]. Este cambio o transformación lleva inevitablemente a la misión de la misericordia. Santa Faustina debe cumplir la misión de Jesús. Éste le asigna varias tareas:
«Hija mía, mira el abismo de mi misericordia; rinde honor y gloria a mi misericordia, de este modo: reúne a todos los pecadores del mundo entero y sumérgelos en el abismo de mi misericordia. Deseo darme a las almas. Deseo las almas, hija mía. En el día de mi fiesta, en la fiesta de la misericordia, recorrerás el mundo entero y traerás a las almas caídas a la fuente de mi misericordia: Yo las curaré y las fortaleceré»[41].
Santa Faustina es llamada «testigo»[42] y «dispensadora»[43] de la misericordia divina, tiene el cometido de «impetrar la misericordia para el mundo»[44], los rayos de la misericordia «habitan en su corazón»[45] y por lo tanto, puede confesar:
«Hoy tomo en mis manos estos dos rayos que han brotado de tu corazón misericordioso; la sangre y el agua, y los derramo sobre toda la faz de la tierra, a fin de que toda alma experimente tu misericordia, y, luego de haberla experimentado, la adore por los siglos infinitos»[46].
A causa de esta misión, santa Faustina siente la necesidad de unirse todavía más a Jesús[47]. Le pide que le enseñe «a abrir las entrañas de la misericordia y del amor a todos los que lo pidan»[48], espera que de «las llamas salen de su corazón misericordioso» se encienda «el vigor y la fuerza para luchar»[49]. Estas necesidades, por su parte, la mueven a una oración cada vez más ardiente. Santa Faustina desea ser absorbida por Jesús «como el ardor del sol absorbe una gota de rocío»[50]; pero, sobre todo, intercede por los pecadores «a fin de que sean alcanzados por el rayo de la misericordia y Dios los atraiga a su seno paterno»[51]; y pide para todos: «que la fuente de tu misericordia brote con mayor abundancia, porque la humanidad está muy enferma, y por esto tiene más que nunca necesidad de tu compasión»[52]. Que todos sean encerrados «en el mar de la inimaginable misericordia de Dios»[53] y que la potencia de la misericordia «abrace las almas descoloridas y resecas por sus culpas»[54]. De este modo la misericordia llega a ser el espacio de encuentro íntimo de santa Faustina con Jesús y su participación en su obra salvífica.
Continuará
[1] Monje de la Abadía Benedictina de Tyniec (Cracovia) en Polonia, licenciado en teoría de la música y piano; doctor en teología. Entre los años 2005-2003 fue abad de Tyniec. De 2014 a 2018 fue coordinador del Instituto Monástico de la Facultad de Teología del Pontificio Ateneo San Anselmo en Roma.
[2] Continuamos publicando aquí la traducción íntegra de las actas del Congreso: «SANTA GERTRUDE LA GRANDE, “DE GRAMMATICA FACTA THEOLOGA”. Atti del Convegno organizzato da Istituto Monastico della Facoltà di Teologia Pontificio Ateneo Sant’Anselmo, Roma, 13-15 aprile 2018. A cura di Bernard Sawicki, O.S.B., Ruberval Monteiro, O.S.B., ROMA 2019», Studia Anselmiana 178, Pontificio Ateneo S. Anselmo, Roma 2019. Agradecemos el permiso de Studia Anselmiana. Tradujo la hna. Ana Laura Forastieri, OCSO. Cfr. el programa del Congreso en: http://surco.org/content/congreso-santa-gertrudis-grande-grammatica-facta-theologa
[3] Cf. Diario 1.
[4] Diario 26.
[5] Cf. Diario 138, 379.
[6] «En todas las almas llevo a cabo la obra de la misericordia; y cuanto más grande es el pecador, tanto mayores son los derechos que tiene a mi misericordia. Quien confía en mi misericordia no perecerá, porque todos sus problemas son míos y sus enemigos se quebrarán a los pies de mi estrado» (Diario 183).
[7] «Es más fácil que el cielo y la tierra caigan en la nada, antes que un alma confiada quede desamparada de mi misericordia» (Diario 428).
[8] «Mi misericordia no quiere esto; pero lo exige la justicia» (Diario 5).
[9] «No puedo amar un alma manchada por el pecado; pero cuando se arrepiente, mi generosidad hacia ella no tiene límites. Mi misericordia la abraza y la perdona» (Diario 417).
[10] «Deseo que haya una fiesta de la misericordia» (Diario 13); «Esta fiesta ha salido de las entrañas de mi misericordia y encuentra confirmación en el abismo de mis gracias. Toda alma que cree y tiene confianza en mi misericordia, la obtendrá» (Diario 114).
[11] Diario 133.
[12] «Todo corazón alabo con himnos a la divina misericordia» (Diario 1); «Quiero llevar a tus pies a todos los pecadores, a fin de que alaben tu misericordia eternamente» (Diario 21).
[13] Diario 5.
[14] Diario 133.
[15] «Mi corazón estaba lleno de ternura y por un momento mi alma se vio inmersa en el mar de la divina misericordia» (Diario 177).
[16] Cf. Diario 169.
[17] Diario 189.
[18] «Deseo esconderme en tu misericordiosísimo corazón, como una gota de rocía en el cáliz de una flor. Esconderme en este cáliz, para protegerme del celo de este mundo. Nadie puede comprender la felicidad que deleita mi corazón en este escondimiento, en un tú a tú con Dios» (Diario 317, 344).
[19] «Me tranquilizo considerando tu insondable misericordia, que es más grande que mi miseria de toda una eternidad» (Diario 19).
[20] «Actuaré sinceramente aún con aquellos que sé que se abusarán de mi bondad y me refugiaré en el misericordiosísimo corazón de Jesús» (Diario 54).
[21] «Antes de acercarme a la grada [del confesionario] entraré en el corazón abierto y misericordiosísimo del Salvador […]. Cuando me aleje de la grada, despertaré en mi alma un gran reconocimiento hacia la Santísima Trinidad, por el extraordinario e inconcebible milagro de misericordia que tiene lugar en mi alma: cuanto más miserable es mi alma, tanto más siento que el océano de la misericordia de Dios me engulle y me da fuerza y potencia» (Diario 68).
[22] «Mi confianza es la certeza sin límites puesta en su misericordiosísimo corazón» (Diario 73).
[23] «¡Oh Jesús, confío en Ti, confío en el océano de tu misericordia! ¡Tú eres para mí una Madre!» (Diario 74); «No desesperes, sino arrójate con confianza en los brazos de mi misericordia, como un niño en los brazos de su madre, tiernamente amada» (Diario 377).
[24] «¡Alégrense todas las creaturas, porque están más cerca de Dios en su infinita misericordia, que un niño de pecho al corazón de su madre!» (Diario 115).
[25] Diario 160; también Gertrudis usa una imagen similar, cf. L IV 6,5 (MTD II, 51-52).
[26] Cf. Diario 178.
[27] Cf. Diario 365.
[28] Cf. Diario 178.
[29] «¡Oh Jesús Misericordia, abraza el mundo entero y estréchame a tu corazón! Permite a mi alma, oh Señor, reposar en el mar de tu insondable misericordia» (Diario 214).
[30] Diario 376.
[31] Diario 308.
[32] Diario 311.
[33] «La misericordia del Señor se manifestará al alma en toda su grandeza, cuando caiga el velo» (Diario 137).
[34] «¡Oh Santísima Trinidad Indivisible, único Dios, que seas bendita por este gran don y testamento de misericordia!» (Diario 24); «Por cada respiración de mi pecho, por cada latido de mi corazón, por cada vez que se bombea la sangre a mi cuerpo, por otros tantos millares de veces deseo exaltar tu misericordia, oh Trinidad Santísima» (Diario 54); «Contigo oh Jesús, voy a través de la vida en los días serenos y en los de tempestad, con un grito de alegría, cantando por lo bajo el himno de tu misericordia» (Diario 191).
[35] «¡Benedito el instante y el momento en el que Jesús nos dejó su misericordiosísimo corazón!» (Diario 67).
[36] «Cuando un pecador se dirige a mi misericordia, me rinde la mayor gloria y es un honor de mi pasión» (Diario 104).
[37] Diario 69.
[38] Diario 54.
[39] Diario 55.
[40] Diario 339.
[41] Diario 65.
[42] «Tú eres el testigo de mi misericordia. Estarás para siempre ante mi trono como vivo testigo de mi misericordia» (Diario 113).
[43] «Te nombro dispensadora de mi misericordia» (Diario 149).
[44] Diario 129.
[45] Diario 135.
[46] Diario 206.
[47] «Para adquirir méritos por medio del sufrimiento, uniré íntimamente mis sufrimientos a la pasión de Jesús, pidiendo gracia para las almas de los agonizantes, a fin de que la misericordia de Dios los abrace en ese momento decisivo» (Diario 426).
[48] Diario 189.
[49] Diario 222.
[50] Diario 92.
[51] Diario 195.
[52] Diario 197.
[53] Diario 208.
[54] Diario 224.