Inicio » Content » SOLEMNIDAD DE LA NATIVIDAD DEL SEÑOR

“Ahora es la fiesta de la Teofanía o Natividad, que ambas denominaciones indistintamente se utilizan para designar un mismo acontecimiento. Dios se mostró a los hombres por medio de su Natividad. Por una parte, es y es siempre, y proviene del que es siempre, por encima de toda causa y razón -no había, en efecto, razón alguna superior al Verbo-. Por otra, nace por nosotros, para que, quien nos dio el ser, nos conceda también el ser rectos o mejor, para que quienes por el mal nos hemos apartado de la vida recta, seamos por Él a Sí mismo conducidos mediante su Encarnación. Por consiguiente, por un lado, recibe el nombre de Teofanía porque se muestra y, por otro, el de Natividad, porque nace. Esto es nuestra fiesta, esto celebramos hoy: la venida de Dios a los hombres para que nosotros nos acerquemos a Dios o más propiamente, para que volvamos a Él, para que despojados del hombre viejo nos revistamos del nuevo y muertos en Adán, vivamos en Cristo. Con Cristo, también nosotros nacemos, somos también crucificados, con Él somos sepultados y resucitamos con Él. Es menester que yo siga el camino inverso, lleno de hermosura: porque como de las dotes más altas proviene el dolor, del dolor dimanarán las dotes más altas. Allí donde abundó el pecado sobreabundó la gracia y si gustar el árbol fue nuestra condenación ¿cuánto más no habrá de justificarnos la pasión de Cristo? Celebramos, en suma, la fiesta. No una fiesta pública, sino divina, no mundana, sino por encima del mundo. No las cosas de nuestra enfermedad, sino las de nuestra curación, no las de nuestra creación, sino las de nuestra restauración” (san Gregorio de Nacianzo).