Te bendecimos, Señor,
por nuestro Padre san Benito,
que en el silencio y la oración,
siguió las huellas de Cristo.
Buscándote en soledad,
halló la paz en su pobreza
y el don de tu paternidad
por las espinas y las pruebas.
Unió al vigor de Moisés
la fe de Elías y Eliseo,
la compasión del rey David
y la confianza de Pedro.
Por el camino de la Cruz
tomó por guía el Evangelio,
y mereció ver en tu luz
la realidad del mundo entero.
Por una escala de humildad,
en el trabajo y la obediencia,
nos convocó a la santidad
vivida en comunión fraterna,
Gloria a la Santa Trinidad
que nos reúne en su servicio,
y a la indivisa Unidad
del Padre del Hijo y Espíritu. Amén.