Devoción de santa Gertrudis a la pasión del Señor[1]. Grabado publicado en el libro “Vida de Santa Gertrudis Virgen”, autor anónimo, Apostolado de la Prensa, Madrid, 1913.
Giuseppe Como[2]
7. Una soteriología traducida en experiencia espiritual
En los textos citados hasta ahora[3] hemos visto emerger muchas temáticas que constituían sin duda pasajes obligados de la teología del tiempo. Parece como si Gertrudis hiciera una revisión de casi todos los temas teológicos de la relación entre la persona, vida y muerte de Jesús con nuestra salvación, todos los temas de la soteriología cristiana de su tiempo. Quizás el ejemplo más completo es el del Ejercicio VII, precisamente en la oración de Vísperas, donde se invoca sobre todo la divina pietas:
O pietas, oh bondad […] Tú ofreces cada día por mí a Dios Padre en el altar, un sacrificio, un incienso de holocausto que supera todo mérito (meritum) y es realmente capaz de saldar toda mi deuda (debitum). Tú representas ante el Padre al Hijo, que es su verdadera y perfecta complacencia, para aplacarlo (placatum) con respecto a mí y reconciliarlo (reconciliatum) verdaderamente conmigo. Por este sacramento (sacramentum)[4] que puede compensar excelentemente (supplere) mi imperfección y reparar (reparare) todos mis defectos, te pido: renueva mi vida y restitúyeme centuplicado todo lo que he perdido […]. Oh Jesús, por tu piedad (pietate) cancela todas mis culpas; con tu caridad (charitate) cubre y esconde (cooperi et tege) todos mis pecados; con tu dilección (dilectione) suple (supple) todas mis negligencias; con tu amor (amore) restitúyeme (restitue) a aquella libertad de espíritu con la cual tú, heredero de la inocencia, me liberaste muriendo por mí y ofreciendo como precio tu sangre[5].
En otro pasaje de los Ejercicios aparece el paralelismo entre las acciones de Cristo de suplir y de redimir: “Oh Dios que eres amor, tú que me has creado, recréame. Oh amor que me has redimido, ven tú mismo a completar y redimir (supple et redime) en mí todo lo que he descuidado en el amor por ti”[6].
En conexión con el tema del mérito, de la justicia de Dios (“aplacada” por el sacrificio del Hijo), de la “reparación” de los pecados -y por lo tanto sobre el fondo de una soteriología sistemática que Gertrudis relee y revive en una experiencia espiritual- se pude leer mejor también el tema de la suppletio.
Así resulta precisado, entre otros, el tema de la reparación: esta es “reparación de los pecados” por acción de Cristo. No “reparación por los pecados” por acción del creyente. El sentido auténtico de la doctrina clásica de la “reparación” -por otra parte solo desarrollada plenamente en la época moderna- es el de una “participación asimiladora” en el amor redentor de Cristo y en su suerte en este mundo[7]; significa, por tanto, participar “con fe, obediencia y amor”, en el mal que todavía encuentra el amor crucificado[8]. Es Cristo, como Mediador nuestro, quien repara el pecado del mundo y nosotros podemos participar en tal obra solo en Él y con Él, participando en su Cuerpo que es la Iglesia, de la suerte de su amor salvífico y rechazado[9]. Gertrudis, como hemos visto, atribuye tanto la reparatio como la suppletio, a la acción amorosa de Cristo.
En cuanto a la terminología que habla de un Dios “aplacado” y “reconciliado”, se debe señalar sobre todo que en el pasaje recién citado del Ejercicio VII, no es el Padre quien se aplaca por el sacrificio de Jesús, sino que es Jesús mismo quien resulta reconciliado con Gertrudis en virtud de la misma pietas divina, que lo vuelve bien dispuesto hacia sus fieles. Y esto en coherencia con el mismo tema teológico del “sacrificio de expiación”, que no contiene la idea de una “substitución vicaria”, sino más bien la de una “representación” solidaria, propia de aquel que, por su solidaridad particular con el “pueblo” o la “multitud” a la que pertenece, puede obrar a su favor, realizando aquello que los otros deberían hacer pero no saben hacerlo (es decir, no pueden hacerlo o no podrían aunque quisieran)”[10]. Es siempre un obrar “a favor de”, porque “‘incluye’ objetivamente, por solidaridad, aquellos en favor de quienes obra; pero no porque propiamente los substituya […]”[11].
Si, por lo tanto, el lenguaje teológico-espiritual de Gertrudis resuena de algún modo el aparato teológico-doctrinal de su tiempo, esto viene a confirmar que la pietas divina es la raíz de la suppletio de Cristo como misericordia que colma la radical insuficiencia de la creatura y reconcilia a los pecadores; y también, que tal intervención de la gracia debe ser interpretada en la línea de una comunión solidaria y salvífica con el creyente, más bien que en la perspectiva de una substitución.
[1] El grabado se refiere al siguiente texto del Legatus Divinae Pietatis, entre otros: “Cuando en otra ocasión ocupaba su espíritu en la contemplación de la Pasión del Señor comprendió que cuando una persona rumia las oraciones o lecturas de la Pasión, adquiere un mérito de virtud infinitamente mayor que con los demás ejercicios piadosos. Como es imposible que uno que trabaja con harina no se manche de polvo, así tampoco es posible meditar la Pasión del Señor, aunque sea con poca devoción, sin recibir de ella algún provecho. Más aún, aunque una persona se limite a leer solo algo sobre la Pasión, con ello dispone ya su alma a recibir alguna gracia. Cuanto más atenta es la atención de quien recuerda con frecuencia la Pasión de Cristo, obtendrá más fruto que quien la medita despreocupado. Cuidemos por tanto rumiar con más frecuencia algo sobre la Pasión de Cristo para que ella sea para nosotros miel en el paladar, melodía en el oído y gozo en el corazón” (Legatus III,41,4).
[2] Giuseppe Como es presbiterio de la diócesis de Milán desde 1990. Ha obtenido el doctorado en teología en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, enseña Teología espiritual en el Seminario Arzobispal de Milán y en la Facultad Teológica de la Italia Septentrional. Es rector para la formación al Diaconado permanente de la diócesis de Milán.
[3] Continuamos publicando la traducción de las actas Congreso: “LA “DIVINA PIETAS” E LA “SUPPLETIO” DI CRISTO IN S. GERTRUDE DI HELFTA: UNA SOTERIOLOGIA DELLA MISERICORDIA. Atti del Convegno organizzato da Istituto Monastico della Facoltà di Teologia Pontificio Ateneo Sant’Anselmo, Roma, 15-17 novembre 2016. A cura di Juan Javier Flores Arcas, O.S.B. - Bernard Sawicki, O.S.B., ROMA 2017”, Studia Anselmiana 171, Pontificio Ateneo S. Anselmo, Roma 2017. Cfr. el programa del Congreso en esta misma página: http://surco.org/content/convenio-divina-pietas-suppletio-cristo-santa-gertrudis-helfta-una-soteriologia-misericordia. Traducido con permiso de Studia Anselmiana y del autor, por la Hna. Ana Laura Forastieri, ocso.
[4] Preferimos traducir sacramentum como “misterio”, como lo hace la edición de Sources Chrétiennes: cf. Gertrude d’Helfta, OEuvres spirituelles, t. I Les Exercices, 293.
[5] Exercitia VII,479-501 (cf. Gertrude di Helfta, Esercizi spirituali, 139-140).
[6] Exercitia V,505-507.
[7] Cf. K. Rahner, “Alcune tesi per una teologia della devozione al cuore di Gesù”, en Id., Teologia del Cuore di Cristo, AdP, Roma 1995, 59-87: 77.
[8] K. Rahner, “Alcune tesi”, 78 (también para las predentes citas).
[9] Cf. K. Rahner, “Alcune tesi”, 80-81.
[10] G. Moioli, Cristologia. Proposta sistematica, Centro Ambrosiano-Glossa, Milano 2015, 200.
[11] Ib., idem.