Inicio » Content » TERCER DOMINGO DE PASCUA. Ciclo "B"
Nota imagen: 

Jesucristo resucitado se aparece a los apóstoles

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Salterio y Nuevo Testamento

Utrecht, Holanda

 

«Los profetas eran los amigos del Padre iniciados por Él en sus misterios. Él les confió enigmas, alusiones a su Hijo. Él veló a Moisés, para que por este velo el mundo reconociese que era propio de la profecía el estar oculta. Todo el Antiguo Testamento se nos presenta velado, como Moisés, el tipo de toda profecía. Tras este velo, extendido sobre los libros de los profetas, aparecía Cristo, augusto juez, sentado sobre su trono de gloria...

Moisés estaba velado; ¿qué profeta hubiera podido descubrir su rostro? Siguiendo su ejemplo, todos presentaron sus discursos también velados. Simultáneamente anunciaban y velaban; presentaban su mensaje y a la vez lo cubrían con un velo para no apartarse de lo que había hecho el gran Moisés. Precisamente porque Jesús brillaba en sus libros, un velo los robaba a sus ojos, velo que proclama a todo el universo que las palabras de la Escritura santa tienen un sentido oculto. Por eso Moisés es el modelo de todo discurso profético, el tipo del carácter oculto del Antiguo Testamento.

Nuestro Señor levantó ese velo cuando explicó los misterios a todo el universo. Por su venida, el Hijo de Dios descubrió el rostro de Moisés oculto hasta entonces, sus palabras que eran ininteligibles. La Nueva Alianza vino a aclarar la Antigua; el mundo por fin pudo comprender esas palabras que en adelante nada las oculta. El Señor, nuestro Sol, se elevó sobre el mundo e iluminó a toda criatura; misterio, enigmas quedan por fin aclarados. El velo que cubría los libros ha sido removido y el mundo contempla al Hijo de Dios al descubierto»[1].

 



[1] Santiago de Sarug, Homilía sobre el velo de Moisés (trad. en: Lecturas cristianas para nuestro tiempo, Madrid, Editorial Apostolado de la Prensa, 1973, L 36). Santiago es uno de los mayores doctores de la Iglesia siria, que vivió aproximadamente entre el 450 y el 520, cuya fiesta celebran los sitios el 29 de noviembre y los maronitas el 5 de abril. Natural de Hawra, del distrito de Sarug, en las cercanías de Edesa, estudió en la célebre escuela de está ciudad. Mucho se ha discutido sobre su ortodoxia, pero consta con certeza que Santiago compartió la posición doctrinal de Severo de Antioquía y después de ejercer como periodeuta (una especie de inspector del clero) al final de su vida fue elegido obispo (519), por su condición de monofisita moderado y capaz por ello de reconciliar los ánimos. Fue fecundo poeta, cuyas obras (sobre todo sus homilías rítmicas) no están aún suficientemente estudiadas. Sabía griego pero escribió sólo en siríaco.