3. Reglas monásticas latinas anteriores a la Regla de san Benito
I. ORDO MONASTERII (REGLAMENTO DEL MONASTERIO)*
Texto
1. Ante todo, hermanos muy queridos, amemos a Dios, luego también al prójimo, porque estos son los mandamientos que nos han sido dados en primer lugar (Mt 22,37-40).
2. Pasamos a indicar de qué modo debemos rezar o salmodiar: En la oración matutina se dirán tres salmos: el sesenta y dos, el cinco y el ochenta y nueve; en tercia, se dirá primero un salmo responsorial, luego dos antífonas, una lectura y la oración conclusiva; del mismo modo en sexta y nona; en el lucernario, un salmo responsorial, cuatro antífonas, otro salmo responsorial, una lectura y la oración conclusiva. En el momento oportuno, después del lucernario, estando todos sentados, léanse algunas lecturas. Después de esto se dirán los salmos acostumbrados antes de acostarse. En cuanto a las oraciones nocturnas, en los meses de noviembre, diciembre, enero y febrero comprenderán doce antífonas, seis salmos, tres lecturas; en marzo, abril, setiembre y octubre, diez antífonas, cinco salmos, tres lecturas; en mayo, junio, julio y agosto, ocho antífonas, cuatro salmos, dos lecturas.
3. Trabajen por la mañana hasta sexta y desde sexta hasta nona dedíquense a la lectura, a nona devuelvan los códices y después que hayan comido, trabajen hasta la hora del lucernario, sea en la huerta o en cualquier lugar que fuera necesario.
4. Nadie considere que algo es de su propiedad, ya sea en materia de vestimenta o en cualquier otra cosa, pues hemos optado por vivir la vida apostólica (Hch 4,32).
5. Nadie haga nada con murmuración, para que no sufra el mismo juicio de los murmuradores (Nm 14,1-37).
6. Obedezcan con fe; después de Dios, honren a su padre; y respeten a su prepósito, como corresponde a los santos.
7. Cuando estén sentados a la mesa, guarden silencio, escuchando la lectura. Si se necesitara algo, ocúpese de ello el prepósito. El sábado y domingo, tal como está establecido, reciban vino los que lo deseen.
8. Si hubiera que enviar a alguien por una necesidad del monasterio, vayan dos. Nadie coma, ni beba fuera del monasterio sin autorización, pues esto no corresponde a la disciplina del monasterio. Si se envía a los hermanos a vender los trabajos del monasterio, cuiden con solicitud de no hacer nada contra lo mandado, sabiendo que irritan a Dios irritando a sus servidores. Y si compran algo necesario para el monasterio, háganlo con solicitud y honestidad, como servidores de Dios.
9. No haya entre ellos palabras ociosas (Mt 12,36). Desde la mañana, dedíquense a su trabajo. De la misma manera, vayan a sus trabajos después de las oraciones de Tercia. No se paren a conversar, a menos que sea para provecho del alma. Una vez que se han sentado a trabajar, guarden silencio, a no ser que una necesidad del trabajo exija que alguien hable.
10. Si alguno no se aplicara con todas sus fuerzas a cumplir estas prescripciones, con la ayuda de la misericordia del Señor, sino que, con ánimo contumaz, las hubiera despreciado, amonestado una y otra vez, si no se enmendare, sepa que se lo someterá a la disciplina del monasterio como corresponde. Si, por su edad, fuera conveniente, castígueselo incluso corporalmente.
11. Observando fiel y piadosamente todas estas cosas en nombre de Cristo, ustedes progresarán y su salvación nos proporcionará no pequeña alegría. Amén.
Notas
* Traducción de María Eugenia Suárez, osb. Monasterio Ntra. Sra. de la Esperanza (Rafaela, Santa Fe, Argentina), publicada en: Cuadernos Monásticos, n. 83 (1987), pp. 491-493. La versión se realizó a partir de la edición crítica del texto latino publicada por: L. Verheijen, La Règle de Saint Augustin. I: Tradition manuscripte (Paris 1967) pp. 148-152. Los números remiten a los correspondientes capítulos del OM.
2. Matutinis = Laudes (ver RB 12). Salmo responsorial: “psalmus unus ad respondendum dicatur”. Oración conclusiva: “conpletorium”. Lucernario = Vísperas. Lectura antes de completas: lo mismo que en RB42,2-7.
3. No queda claro si se salía a trabajar luego de terminada la oración matutina (Laudes), o si recién iniciaban las tareas, sobre todo exteriores, luego de Tercia, como lo podría dejar suponer el cap. 9.
4. Dirá Agustín en su regla (Praeceptum [= Pr]I,3): “Y no digan que alguna cosa es suya, sino que todas las cosas sean comunes entre ustedes. El prepósito distribuirá a cada uno el alimento y el abrigo, no a todos en la misma medida porque no todos tienen la misma salud, sino a cada uno según su necesidad, como leen en los Hechos de los Apóstoles: Tenían todo en común, y era distribuido entre ellos según la necesidad de cada uno” (Hch 4,32.35).
5. Cf Agustín, Pr V,1. 5. 9.
6. Obedezcan con fe: fideliter oboediant. Pater: término con que se designa al obispo del lugar.
7. Según parece el OM, prevé un ayuno de cinco días, y consiente que se lo rompa, con el agregado de poder tomar vino, dos veces a la semana: sábado y domingo. Esta costumbre puede ser de origen oriental Ver Agustín, Epístola 36,8: “Si uno ayuna cuatro veces por semana o cinco, exceptuados el sábado y domingo (muchos lo hacen durante toda su vida, especialmente en los monasterios), entonces no sólo aventaja en la fatiga del ayuno al fariseo (ver Lc 18, 11-12) que ayunaba dos veces por semana, sino también al cristiano, que acostumbra a ayunar miércoles, viernes y sábado, como lo hace con frecuencia el pueblo romano” (BAC 69, Madrid 1951, p. 175.).
8. Cf. Agustín, Pr IV, 2 y V,2. 7.
10. Cf. Agustín, Pr IV, 8-11; VI, 3.
11. Cf. Agustín, Pr VIII, 1.