3. Reglas monásticas latinas anteriores a la Regla de san Benito
IX. La Regla del Maestro (continuación)
Capítulo 17: Pregunta de los discípulos: Sobre las herramientas y los bienes del monasterio. El Señor responde por el maestro
1Las herramientas del monasterio estarán guardadas en una habitación, 2y un hermano, cuya diligencia el abad reconozca, recibirá el encargo de cuidarlas. 3Cotidianamente las entregará a los hermanos, numerándolas[1], para los trabajos a realizar, 4y al dejar las tareas también él mismo las recibirá limpias y las repondrá. 5El abad tendrá un inventario de todas. 6Si un hermano trae una herramienta sucia con tierra, 7el custodio de las herramientas lo acusará en la mesa, 8y por castigo (ese hermano) reciba en la refección una cuarta parte menos de su porción de pan, hasta satisfacer y prometer enmienda, 9porque la herramienta se oxida cuando no se la guarda limpia.
10Igualmente a aquel mismo hermano también se le consignarán las pieles[2], las esponjas para el calzado, las toallas, los manteles y los paños de cocina. 11Además también un cofre con las cosas del abad y los cofres de las diversas decanías con las cosas de los hermanos, cerrados con llave por los prepósitos. 12También un cofre con las cortinas, velos y adornos del monasterio. 13Asimismo un cofre con los diversos códices, pergaminos y papeles del monasterio. 14También un cofre con las cosas de los hermanos que recientemente ingresaron al monasterio, 15las cuales deben guardarlas por causa de (posible) retorno al mundo, ¡Dios no lo permita!
16Además, todos los objetos fabricados por los artesanos para la venta, serán consignados cada día por los que trabajan en las diversas artes; 17si ese objeto está terminado, lo recibirá y lo guardará; 18si no está terminado, al otro día lo volverá a entregar a los trabajadores, a cada cual el suyo. 19También las herramientas de todas las artes las recibirá de los diversos talleres al atardecer y las entregará de nuevo a la mañana. 20Pero el cofre con las cosas de los hermanos recientemente entrados al monasterio, recibidas en donación, las conservará, bajo el sello y la llave del abad, en el mismo local.
21Todas las cuentas de los gastos del monasterio en contante, las pagará mediando un aviso de pago del abad. 22De donde es necesario que ese hermano esté lleno de fe divina, para que en el temor y en la presencia de Dios pueda cumplir fielmente lo que le ha encomendado.