Inicio » Content » TEXTOS PARA LA VIDA MONÁSTICA CRISTIANA (52)

3. Reglas monásticas latinas anteriores a la Regla de san Benito

IX. La Regla del Maestro (continuación)

Capítulo 32: Pregunta de los discípulos: De qué modo deben despertarlos. El Señor responde por el maestro:

1Cuando en la noche ya llegare la hora establecida para la salmodia, aquél de los dos que se hallare más vigilante, se levantará y despertará en voz baja al compañero más negligente de sus semanas. 2Y necesariamente en voz baja, porque todavía no se ha pedido por todos al Señor en el oratorio que les abra en la noche los labios cerrados en las completas. 3Por eso hemos establecido que sean dos para que se prevengan mutuamente en sus vigilias. 4Por tanto, levantándose ambos irán con reverencia al lecho del abad, y allí, hecha una oración, dirán en voz baja este versículo: “Señor, abre mis labios y mi boca anunciará tu alabanza” (Sal 50 [51],17). Y cuando hubieren concluido para sí en voz baja, inmediatamente tocarán los pies del abad para despertarlo. 6Una vez despierto dirán conjuntamente: “Demos gracias a Dios”[1].

7Al oír (esas palabras), el abad se levantará, entrará en el oratorio 8y habiendo dado la señal, orará todo el tiempo hasta que hayan entrado todos los hermanos, incluidos los que acaso estuvieren ocupados por causa de las necesidades del cuerpo. 9Si alguno obligara al abad a prolongar excesivamente su oración, lo cual no está permitido, al presentarse tarde en el oratorio, la culpa recaerá sobre sus prepósitos. 10Si hemos dicho que se espere a todos hasta la primera oración del abad y que todos deben concurrir de inmediato, es para que todos juntos después de la entonación del abad, y a una sola voz, pidan al Señor que les abra sus labios en los nocturnos, 11de la misma manera que, pidiéndoselo todos en común, el Señor se los había cerrado en completas. 12En efecto, al entrar en el oratorio, dirán tres veces: “Señor, abre mis labios y mi boca anunciará tu alabanza” (Sal 50 [51],17). 13Pero si dijimos que todos lo digan tres veces es para que, si un hermano hubiere entrado algo retrasado, no quede frustrado de la petición (hecha) en este versículo.

14Luego que este versículo haya sido dicho por todos, el pastor invitará e incitará a sus ovejas a la alabanza del Señor mediante un responsorio, diciendo: “Vengan, exultemos al Señor, cantemos al Señor nuestro salvador” (Sal 94 [95],1). 15Toda abeja que no acudiere a la dulzura de esta voz o a este panal divino, sepa que será privada, en el espíritu, del fruto de la miel (y) que, durmiendo, solamente produce la cera del cuerpo, que será enteramente quemada en el futuro incendio de la gehena.

 

Capítulo 33: Pregunta de los discípulos: Sobre los oficios divinos por la noche. El Señor responde por el maestro:

1En el oficio nocturno, durante el tiempo de invierno, se salmodiarán los nocturnos antes que cante el gallo, (porque) dice el profeta: “A media noche, me levantaba para alabarte” (Sal 118 [119],62). 2Y sobre el verano también dice: “De noche mi espíritu vela en tu honor, oh Dios” (Is 26,9 LXX)[2], esto es, en un momento de la noche, después que haya cantado el gallo, se dará la señal para levantarse.

3Pero en el invierno, los vigilantes han de estar atentos para que el gallo no adelante ni retrase los nocturnos, puesto que las noches son largas en tiempo de invierno. 4Porque el canto del gallo es el término de la noche cuando declina, puesto que la noche engendra el día, 5como en el círculo del sol se percibe que el día declina ya desde la hora de sexta 6y el sol se apresura a descender, por causa de la noche, de la misma altura que ha recorrido para ascender en su círculo hasta el mediodía. 7Pero en invierno se ha de hacer de manera que el canto del gallo siga a los nocturnos ya acabados, puesto que las noches son largas. 8De esta manera reparados por el sueño los hermanos con el espíritu vigilante y preparado, comprenderán la obra de Dios que recitan. 9Y si se pone un intervalo es para que, al prolongarse la noche, se ponga fin a la pesadez del sueño.

10Pero en tiempo de primavera o de verano, esto es, desde Pascua hasta el 24 de septiembre, que es el equinoccio de invierno, 11en razón de la brevedad de las noches, los hermanos empezarán los nocturnos al canto del gallo 12y acabado el número de salmos, en seguida añadirán los maitines[3] y los terminarán según el número (establecido) de salmos. 13Y si se ha determinado que en esas noches cortas se empiece el canto de los nocturnos después del canto del gallo y unirlos a los maitines, es para que los hermanos, volviéndose a acostar después de los nocturnos, no se duerman profundamente, 14y vencidos por el suave sueño matutino, no sólo pierdan los maitines, sino que también sean avergonzados por decir Prima con retraso[4].

15Pero si hemos dicho que después del canto del gallo los nocturnos se unan a los maitines, es para que los hermanos ya reparados después de un sueño prolongado, cumplan uno y otro oficio sobriamente. 16Y ya cumplida la deuda divina de los maitines, los hermanos que lo deseen podrán descansar tranquilamente hasta prima, 17para dejar de lado en esas horas toda la pesadez del sueño, estando ya bien dispuestos, después de prima, a trabajar con toda presteza; 18nos lo muestra la historia de san Eleno[5] cuando dice: “Acostumbraba, en efecto, a descansar, una vez acabados los maitines”[6]. 19Por tanto, no se ha de obligar a los hermanos, cuando las noches son breves, a levantarse antes de que cante el gallo, todavía entorpecidos[7] por un sueño apenas comenzado, 20cuando en el mismo torrente de las venas hierve la sangre y los humores a través de las venas; y los miembros, en la desarmonía de la pesadez (y) la agitación del sueño interrumpido, continúan digiriendo la comida que habían tomado. 21En ese mismo ardor, todavía no hecha la digestión[8], no despiertos sino más bien como asesinados, levantándose los hermanos como si fuesen personas desfallecidas más que hombres despiertos, estando todavía con la cabeza pesada, y “con los eructos de la indigestión, ahuyenten los carismas del Espíritu Santo”[9]; 22y por las amarguras infligidas a la carne de ellos, aunque milite para Dios, sin embargo, mientras tanto en esta vida busca las cosas que son suyas[10], 23y si es cierto que no a todos, no obstante a algunos les resulta amargo lo que debiera ser dulce por causa de Dios, 24y (ese) hermano no podrá amar a Dios con ánimo íntegro en la salmodia[11], cuando desea satisfacer la carne por el sueño. 25Por tanto, de la misma manera que la luna, cuando ha disminuido su círculo, cumple el oficio de luz reducida en la noche que le corresponde, (y) cuando se levanta tarde en el oriente de donde nace, entra tarde en su curso para ocultarse[12] en el día, 26así también la brevedad de las noches mezclada con el día a causa de la fragilidad de la carne humana, obliga a abreviar los oficios divinos en los salmos, y a juntar los de la noche con los del día.

27Por tanto, en los salmos nocturnos en tiempo de invierno, esto es, desde el equinoccio de invierno hasta el equinoccio de primavera, 28es decir, desde el 24 de septiembre hasta el 25 de marzo, o mejor hasta Pascua, porque las noches son más largas, 29se deben decir [trece][13] antífonas siguiendo siempre el salterio y tres responsorios, 30de manera que se hagan dieciséis imposiciones, según el número de profetas, además de las lecciones, del versículo y de la plegaria a Dios. 31Para que estas dieciséis imposiciones en los nocturnos, con las otras ocho imposiciones de maitines, 32nos hagan del mismo modo doblar las rodillas ante Dios en la noche veinticuatro veces alabándolo, imitando a los veinticuatro ancianos[14]. 33Por tanto, en las noches más largas, se ha de salmodiar también más, 34para que así como Dios nos ha agregado en la noche un espacio de descanso prolongado, juntemos también nosotros a la alabanza nuestra acción de gracias.

35Pero en el tiempo de verano, esto es, desde Pascua hasta el 24 de septiembre, 36se dirán nueve antífonas, siguiendo siempre el salterio como ya dijimos[15], y tres responsorios, además de las lecciones, el versículo y la oración a Dios. 37Para que estas doce imposiciones nocturnas, unidas a las ocho matinales, harán que doblemos la rodilla ante Dios, por causa de la brevedad de la noche, 38porque que el sueño, cuando es breve, le parece dulce a la carne, cuando el cuerpo humano, fatigado por el trabajo, de un día prolongado, descansa en la noche con un breve reposo. 39Por tanto, en tiempo de verano, como antes señalamos[16], porque son más breves las noches, 40se dirán nueve antífonas y tres responsorios, de modo que hagan doce imposiciones nocturnas, según la nómina de los apóstoles. 41Estos nocturnos, como ya se ha dicho[17], se empezarán en ese mismo tiempo de verano, después del canto del gallo, y, una vez acabados, se les añadirán inmediatamente los maitines, por causa de la brevedad de las noches.

42Pero siempre, tanto en invierno como en verano, tanto de día como de noche, al igual que en las vigilias, cuando se salmodia, guárdese de no mezclar los salmos, lo cual no es lícito, 43sino que cada uno ha de acabarse con el Gloria, 44para que no se pierdan las oraciones que se han de hacer entre ellos, ni se dé la sensación[18] de que se sustraen los glorias a la alabanza de Dios, estando obligados, por una negligente (necesidad) de abreviar, a insertar los salmos unos en otros, 45puesto que imponiendo el profeta un comienzo a cada salmo, también les ha asignado un final.

46Pero si urgiera alguna necesidad a todos los que salmodian, no junten los salmos de dos en dos, sino de tres en tres, añadiendo los glorias al final, 47para que así acaben más rápidamente y no disminuya el número de salmos. 48Por tanto, si hemos dicho que los salmos han de decirse de uno en uno o de tres en tres, 49es porque así como confesamos “la unidad en la Trinidad y la Trinidad en la unidad”[19], así hemos de creer que se deben decir (los salmos) de uno en uno, o en caso de necesidad[20], de tres en tres, con sus glorias. 50Pero está totalmente prohibido juntarlos de dos en dos, porque al cristiano no puede acomodarse más[21] que a la unidad y a la Trinidad, 51y entonces tendremos una perfecta fe, cuando simultáneamente reconozcamos la Trinidad en la unidad y la unidad en la Trinidad[22].

52Pero si una necesidad muy grave, a cualquier hora, urge a los que salmodian, 53dirán una sección de cada uno de los salmos que han de recitar y los acabarán con un solo gloria, y así saldrán del oratorio. 54Así, aunque (sea) por necesidad, no obstante, no parecerá que se omite la obra de Dios.

 


[1] Deo gratias.

[2] Cf. Nicetas de Remesiana, Sobre las vigilias 5; PL 30,234 C.

[3] Matutinos.

[4] Sed etiam primam tarde dicere confundantur.

[5] Monstrante nobis de sancto Heleno scribtura.

[6] Passio Eugeniae, ed. B. Monbritius, Sanctuarium, t. II, Paris 1910, p. 392, líneas 54-55.

[7] Crudi.

[8] Incocti.

[9] Nicetas de Remesiana, Sobre las vigilias 10; PL 30,238 C.

[10] Cf. 2 Tm 2,4; Flp 2,21; 1 Co 13,5.

[11] In psalmis.

[12] Occasura.

[13] Tredecim (trece), es una conjetura, por eso se coloca entre corchetes.

[14] Cf. Ap 4,4; 5,8-9; 7,11-12.

[15] RM 33,29.

[16] RM 33,19-21.

[17] RM 33,10-11.

[18] Videamur.

[19] Símbolo Quicumque.

[20] Pro necessitate.

[21] Non plus neque minus.

[22] Símbolo Quicumque.