San Benito y su hermana santa Escolástica
39Cuando le preguntamos al Señor, hermanos, sobre quién moraría en su casa, oímos lo que hay que hacer para habitar en ella, a condición de cumplir el deber del morador. 40Por tanto, preparemos nuestros corazones y nuestros cuerpos para militar bajo la santa obediencia de los preceptos, 41y roguemos al Señor que nos conceda la ayuda de su gracia, para cumplir lo que nuestra naturaleza no puede (cf. Ef 2,3; Rm 3,24). 42Y si queremos evitar las penas del infierno y llegar a la vida eterna, 43mientras haya tiempo, y estemos en este cuerpo, y podamos cumplir todas estas cosas a la luz de esta vida (cf. 2 Co 5,6; Jn 12,35), 44corramos y practiquemos ahora lo que nos aprovechará eternamente (cf. 1 Co 9,24; 2 Tm 4,7)[1].