«Nosotros, participantes en el IXº Encuentro Monástico Latino Americano, por la misericordia de Dios que experimentamos en los días de este encuentro, reafirmamos que: “Creemos en Jesucristo, en el perdón de los pecados, la resurrección de los muertos, y la vida eterna. AMÉN”.
Recibimos con agradecimiento el don de la Fe en Jesucristo; pedimos a Dios, a nuestras comunidades más cercanas, y a los hombres y mujeres de nuestro mundo entero, el perdón por nuestros pecados.
Perdonamos por la Gracia de Jesucristo a los que nos hayan ofendido, construyendo juntos la Paz.
Queremos así seguir caminando juntos bajo la Regla de San Benito, cuya validez reafirmamos hoy, siguiendo las huellas de Jesús Resucitado».
Con estas palabras se concluía el Noveno Encuentro Monástico Latinoamericano, celebrado en Santiago de Chile (Lo Cañas) del 11 al 18 de noviembre de 2002.
La importancia y trascendencia, especialmente para nuestras comunidades monásticas, de este evento nos invitan a colocar a disposición de nuestros lectores, durante todo el año en curso, las conferencias principales que pudimos compartir en esos días.
Para ambientar la lectura y la reflexión de los textos, les ofrecemos una sabrosa crónica, que fue redactando día a día el abad Mamerto Menapace, osb.
La primera conferencia, pronunciada por el abad Guillermo Arboleda, osb, del Monasterio de Guatapé, Colombia, nos parece muy significativa no sólo de los fuertes desafíos que nos pone el tiempo presente, sino también como testimonio de alguien que está viviendo, con sus compatriotas, una situación casi límite.
Les invitamos luego a profundizar en los valores y exigencias de la vida monástica por medio de dos estudios: uno sobre nuestra querida Regla de san Benito, y el otro sobre el aporte testimonial de una santa y sabia mujer: Gertrudis de Helfta.
Necesario para completar este recorrido completamente monástico nos pareció oportunisímo alcanzarles la experiencia nueva y antigua de la Comunidad de Bose. Con su testimonio se reafirma la actualidad y capacidad de renovación que siempre ha mostrado, me atrevería a decir: misterio de fe, el monacato cristiano.
En la sección Fuentes hemos querido completar las anteriores publicaciones de los sermones de san Cesáreo de Arlés (Cuadernos Monásticos ns. 140-143), con las homilías que el santo obispo dedicó a las monjas.
Esta selección de artículos fuertemente monástica no es casual, sino que responde al deseo de subrayar la característica propia e irrenunciable de nuestra revista; y al mismo tiempo mostrar a nuestro lectores la riqueza, casi increíble, de esta “forma” de seguimiento de Cristo.
El Hno. Raúl, ocso, del Monasterio Trapense de Miraflores (Chile) nos regaló, en la Misa de clausura de IXº EMLA, una hermosa poesía que deseamos compartir con Uds., nuestros fieles lectores, al comenzar el recorrido de este año del Señor 2003:
“Memorias de comunión
Buenas Nuevas florecen al pie de los andes
Evangelio surcando
nuestro suelo monástico,
gotas de rocío
perlando nuestra hoja de ruta
en esta travesía americana
Latinamente hablando...
A la hora de gavillar
abro el puerto de nuestro sitio,
hay espacio en el arca
naveguemos hermanos
siempre mar adentro
co-hermanas de la libertad
hasta el límite de las miradas.
Es tiempo favorable para la gracia
espacio de oyentes,
el vino del Cordero entibia los corazones
el pan del Resucitado nos alimenta,
los viejos salmos caen a bandadas
sobre la piel agobiada de tarde
a la hora precisa del paraíso,
cuando el PADRE contempla sereno.
Una camada de monjes
multiplica el gemido de la creación,
apurando los brotes del Reino,
riadas de voces marcan territorio
en el litoral de la mi memoria,
hay sobrecarga en mi sistema
en algún segundo
mi volcán entra en erupción,
ríos fraternos me arrasan.
Es la Vida apuntando
en cada rostro iluminado,
es el grito grueso de los otros,
rasgando la aurora del tiempo,
sinfonía de acentos múltiples
que repican en el vientre de mi plegaria..
Se tensan las cuerdas de las arpas
la piel registra cada soplo del Espíritu
inflando la tienda del Encuentro.
Las miradas abren brechas en la historia
la vida verdea imparable,
rostros bellamente hermanos
hermanas tiernamente presentes
encarnando gavillas de páginas,
acentos que recrean la Palabra primera,
notas colgadas en mi cielo,
manos que entibian
la frágil niña esperanza,
corazones latiendo salmos
a razón de muchos por siglo.
Hermano testigo,
te confieso que tal vez no recuerde
los verbos que conjugaste,
ni el grosor de tus palabras...,
más, te prometo no olvidar
el ritmo de tus frágiles pasos
rezumando caminos,
ni menos la textura de tus manos
cuajadas de servicios.
Cómo no evocar hermana,
tu andar tardío
o el Tabor de tu mirada
preñada de infinito
que mira fresca
más allá de mis ventanas,
cubriendo de azules
las esquinas de mi huerto.
Será posible, hermana
borrar tanta vida suspendida
en esa chispa que promete gozo,
sólo Dios sabe cuando
inicias la danza de los bienaventurados,
O cuando florecen tus salmos.
A la hora precisa de cerrar
el libro de la experiencia,
releo el universo
en un solo copo de nieve
bebo la vida en un sorbo de Tu vino
Maestro amadísimo”.
Dirección de Cuadernos Monásticos en “Internet”: www.monnasterio.org.ar/cuadmon
Dirección del nuevo sitio creado para los Encuentros Monásticos Latinoamericanos: www.monasterio.org.ar/emla
Tapa: basílica de san Marcos, Venecia. Particular de la luneta sobre el pórtico central. San Marcos en actitud de oración de intercesión (siglo XII). En la luneta del pórtico central encontramos tres figuras que remiten a la estructura clásica de una Deesis, oración de intercesión que en la iconografía oriental muestra a los lados del Pantocrator a la Virgen Madre y a san Juan Bautista, los dos grandes intercesores de la humanidad. Aquí la Deesis está libremente interpretada: el Bau- tista ha sido sustituido por san Marcos, patrono de la iglesia y de la ciudad de Venecia.
«El tema será: “Relectura y vivencia de la Regla de San Benito en la aurora del Tercer Milenio”. Habrá ponencias y también trabajos por grupos. Compartiremos la Eucaristía y la oración, preparada cuidadosamente para cada día. Las comidas nos permitirán otro tipo de encuentros más cercanos y libres. Además de todo lo que significará compartir una semana íntegra».
“Aporto unas líneas de reflexión que nos permitan tomar conciencia del ángulo de observación, esto es: ¿Quiénes leemos hoy la RB, y desde dónde la leemos? Y de esta forma podremos constatar juntos cómo cobran brillo especial muchos de los trazos fundamentales de nuestra Regla leída hoy por los monjes y monjas de América Latina”.
“La RB, según la enseñanza tradicional y clásica, tal y como solía sernos transmitida, suponía que ésta en modo alguno desarrolla un camino espiritual que incluya elementos místicos. Y, sin embargo, ella contiene indicios que apuntan hacia una mística benedictina; esto, siempre y cuando se la lea con atención y dentro del contexto de sus fuentes”.
“En el curso de los treinta años de su historia, la comunidad de Bose se ha enriquecido con rostros nuevos procedentes de numerosas regiones italianas y también del extranjero. Actualmente está compuesta por unos sesenta y cinco miembros, entre hermanos y hermanas, de siete nacionalidades diferentes. Son en su gran mayoría laicos, según la práctica de la tradición monástica primitiva, reafirmando así la sencillez y la poca notoriedad y relevancia que Bose desea asumir en el seno de la Iglesia, a la que quiere servir con la pobreza y la sencillez de quien en el bautismo se ha comprometido a servir al Evangelio”.
“La conformación a Cristo implica un encuentro, el seguimiento, la conversión, la transformación y la transfiguración. Gertrudis vivió todas estas etapas hasta alcanzar la plenitud del Amor. Su conversión fue movida por el deseo de buscar un rostro: el rostro del amor que despertó su alma y el deseo de su corazón”.
«La Carta que ahora presentamos, Cesáreo la dirige a su hermana, abadesa del monasterio llamado “San Juan Bautista”, y a toda la comunidad. La diferencia de género literario hace que la Carta contenga una doctrina más desarrollada y armónica... Pero podría decirse que en muchos temas cruciales, en particular lo que se refiere a la vida de oración, las enseñanzas de Cesáreo son comunes a laicos, monjes y monjas. Por eso cada uno de los textos que hemos presentado en los números anteriores se complementan con el presente y adquieren un valor doctrinal universal».