Inicio » Content » APÉNDICE VII: JUDAS Y EL INFIERNO

Anónimo, escudo pectoral de monja concepcionista con el tema de la Inmaculada Concepción coronada por la Trinidad, con san Miguel arcángel, santa Gertrudis Magna, santa Teresa y san José, óleo sobre lámina de cobre, armazón de carey, 19 cms. de diámetro, hacia 1760-1800, colección: Museo Soumaya, fotografía por Javier Hinojosa, catalogación: Juan Carlos Cancino.

 

por Pierre DOYÈRE, OSB †[1]

¿Es verdad que en las Revelaciones de santa Gertrudis se insinúa que Judas se habría salvado?[2] Tiempo atrás, M. Jean Guitton ha causado una cierta emoción al dar a entender esto. Veamos los hechos:

En su libro titulado “La Vierge Marie” (Paris, 1949), M. Jean Guitton invoca “cierta palabra del Señor a santa Gertrudis: ‘ni de Salomón ni de Judas te diré lo que he hecho, a fin de que no se abuse de mi misericordia’” (p. 202).

En el artículo colectivo titulado “l’Enfer” (El infierno)[3], retoma su propósito en la conclusión del capítulo dedicado a la “mentalidad contemporánea”: «Se puede citar esta palabra misteriosa que santa Gertrudis habría oído de su Señor: “ni de Salomón ni de Judas te diré lo que he hecho, a fin de que no se abuse de mi misericordia”» (p. 348).

En la revista “Vie Intellectuelle” de noviembre de 1955, p. 63, el reverendo Padre M. H. Lelong, op, dando crédito a M. Jean Guitton, concluye a su turno su artículo titulado: “Judas sauvé par M. Marcel Pagnol” (Judas salvado por M. Marcel Pagnol), con la misma palabra de nuestro Señor a santa Gertrudis: “ni de Salomón ni de Judas te diré lo que he hecho, a fin de que no se abuse de mi misericordia”.

Esta palabra había “entusiasmado” de tal modo a M. Marcel Pagnol, que se proponía utilizarla en el epígrafe de su poco ortodoxo libro: “Judas”.

Esta exégesis vale lo que vale, pero no tiene nada que ver con santa Gertrudis. La “cita” dada sin referencia, no es ni del Heraldo ni de los Ejercicios. El único texto que habría podido engañar la memoria de M. Jean Guitton es un pasaje del Libro de la gracia especial (parte V capítulo 16) de santa Matilde. Dado el vínculo entre las dos monjas de Helfta, la confusión es excusable. Pero este texto no dice lo que se le quiere hacer decir. En primer lugar, no trata más que de la suerte de Sansón, Salomón, Orígenes y Trajano. El Señor no quiere revelar cómo ha podido tratarlos su misericordia, para que la incertidumbre mantenga a las almas en la vigilancia y la fidelidad. Por otra parte, la idea no es propia de Helfta. Parece que hubiera allí una tradición de los claustros medievales, derivada de una doctrina muy constante sobre la soberanía del juicio del Salvador a su retorno. La revelación de Matilde se puede acercar a la de una monja benedictina del siglo XII, Isabel de Shönau (†1164) en su Liber Visionum (Libro de las visiones) III, 5, a propósito de Orígenes: Quod autem de ipso in novissimo die fieri debeat nunc revelandum non est, hoc inter archana sua Dominus vult habere[4].

Sea lo que sea de esta enseñanza, mucho más rica en el largo texto melchtidiano que en la corta frase de Jean Guitton, cabe hacer notar que no se trata aquí de Judas. Sin duda los cuatro nombres tienen el valor de ejemplos y uno puede estar tentado de agregar otros, cosa que hace un copista con Aristóteles; pero la inserción de Judas no puede ser más que una glosa moderna y es muy lamentable que M. Jean Guitton no pueda decir de quien la obtuvo.

Que se le deje entonces su carácter de glosa del siglo XX y no se invoque la autoridad de santa Gertrudis. La duda sobre la condena de Judas y la piedad hacia el traidor sacrílego apenas si son sentimientos medievales. El Heraldo pareciera que evoca solo una vez a Judas y poniendo de relieve la enormidad de su falta. En su humildad, la santa dice: “(Tú, Señor, me has dado) una señal muy grande de tu paciencia, soportando mis muy innumerables faltas con tanta igualdad (de ánimo) como sufriste, en tiempos de tu vida mortal, que Judas te traicionara” (L II, 3).

 


[1] Dom Pierre Doyère, OSB, monje de San Pablo de Wisques, fue el impulsor de la revisión y fijación del texto latino de las obras completas de santa Gertrudis y su principal traductor al francés. Murió el 18 de marzo de 1966, durante la preparación de la edición crítica de los libros I a III del Legatus Divinae Pietatis; dos discípulos suyos continuaron la tarea y la obra fue publicada en 1968 por Sources chrétiennes (Gertrude D’Helfta, Œuvres Spirituelles II, L’Héraut [Livres I-II] SCh N° 139 y Œuvres Spirituelles III, L’Héraut [Livre III] SCh N° 143 – Paris, Les Éditions du Cerf, 1968). La fijación del texto de los libros IV y V del Legatus es obra de Jean-Marie Clément, monje benedictino de Steenbrugge, y la traducción al francés, de las monjas de Wisques.

[2] Continuamos con la publicación de 8 estudios particulares de Dom Pierre Doyère sobre puntos específicos de la doctrina del Heraldo del Amor Divino, consignados como Apéndices al tomo III de la edición. Cfr. Gertrude D’Helfta, Œuvres Spirituelles III, L’Héraut (Livre III,) Sources chrétiennes N° 143 – Paris, Les Éditions du Cerf, 1968, pp. 349-368. Tradujo la Hna. Ana Laura Forastieri, ocso, del Monasterio de la Madre de Cristo, Hinojo, Argentina.

[3] Publicado en la revista Foi vivante de junio de 1950.

[4] N. de T.: lo que del mismo (Orígenes) deba ser en el último día, ahora no debe ser revelado; el Señor quiere tenerlo entre sus misterios.