"Convenía que Nuestro Señor fuese el puerto de todos los bienes, en el que se reúnen los hombres; el término de todos los símbolos, que corren hacia él de todas partes; y el tesoro de todas las imágenes, para que todos los hombres puedan elevarse como con alas, y hallar sólo en él su reposo en la paz" (san Efrén).