“Éxtasis durante la liturgia” [1], grabado publicado en el libro “Vida de Santa Gertrudis Virgen”, autor anónimo, Apostolado de la Prensa, Madrid, 1913.
Juan Javier Flores Arcas, OSB[2]
Extracto: Partiendo del concepto de pietas, se analizan algunos textos de santa Gertrudis y de su vida, como parte integral de la dominici scola servitii, la escuela del servicio del Señor (RB Prólogo, 45), en la cual ella ha sabido vivir la sagrada liturgia como extensión de su vida interior y como amistad cabal con Cristo, en una simbiosis plena y total.
1. Una minibiografía
Gertrudis nació el 6 de enero de 1256[3], como nos cuenta ella misma. Es lo único que sabemos de su infancia, dado que a la edad de 5 años se encuentra ya en el convento y lleva la vida normal de las monjas de su tiempo en el monasterio de Helfta, que durante todo el siglo XII fue cuna de grandes figuras de mujeres con sólida formación y profunda vida interior.
En la vida monástica Gertrudis no se distingue por su actividad dentro del monasterio: su vida es la vida normal de una monja de su tiempo. No llega a tener cargos importantes o responsabilidades comunitarias, dado que solo sabemos que llegó a ser ayudante de la primera cantora, es decir, de la maestra de coro. Lo único relevante en su vida fueron las frecuentes enfermedades que sufría y que muchas veces la alejaban de la vida comunitaria. Murió a los 45 años, el 17 de noviembre de 1301 o 1302.
De su producción nos interesa la obra más importante, es decir el Legatus, traducido en italiano con el título de Araldo del Divino Amore (El Heraldo del Amor Divino), compuesto por cinco libros, que recogen el conjunto de las revelaciones que Gertrudis recibió durante su vida, redactadas por ella misma (el Libro II) o por otras monjas de la comunidad (los Libros III, IV y V). Todo el conjunto está precedido por el Libro I, que narra la vida de la santa. Además del Legatus, santa Gertrudis escribió Los Ejercicios, una obra que presenta un programa de oración en siete días, como si se tratara de un retiro.
En el Libro I del Legatus se nos cuenta su conversión, un detallado proceso de retorno al Señor. A las continuas llamadas de Dios, ella responde con el deseo de emprender un seguimiento más profundo y sincero de Cristo. La experiencia del amor de Dios la lleva a seguirlo más de cerca. Nos detendremos exclusivamente en el Libro II del Legatus, con el propósito de obtener elementos que puedan conducirnos a una visión teológico-espiritual de la acción litúrgica, vivida al interior de un monasterio de su época. Como se ha escrito: “El libro II del Heraldo del Amor Divino o Revelaciones, escrito -según se ha dicho- por la santa misma, en el estilo de las confesiones de san Agustín, expone con encantadora frescura las gracias místicas recibidas por Gertrudis”[4].
2. Un acercamiento bibliográfico
Me siento deudor de una serie de obras y de autores que me son de referencia obligada para un conocimiento directo de nuestra autora. Un primer acercamiento se encuentra en una obra clásica de Cipriano Vagaggini, Il senso teologico della liturgia (El sentido teológico de la liturgia), Milán, 19582. En la parte V, titulada “Liturgia y vida”, el capítulo XXII se denomina: “El ejemplo de una mística: santa Gertrudis y la espiritualidad litúrgica”.
Yo mismo en 1984 he participado de una Semana monástica dedicada a monacato femenino, dando una conferencia sobre Santa Gertrudis. Esta contribución fue luego publicada con el título: “Santa Gertrude e il fenomeno mistico” (Santa Gertrudis y el fenómeno místico), Studia Silensia 12 (1986) 87-102.
Fundamental es la edición más completa de la obra de la santa: Gertrude d’Helfta, OEuvres spirituelles, ed. P. Doyére, t. II, Sources Chrétiennes 127 (1967), 139 (1968) (Le Herault t. I-II) y 143 (1968), Cerf, Paris.
Más tarde otro monje benedictino, Fr. Hugues Minguet, dedicó fundamentalmente su tesis de doctorado en teología en la Universidad de Lion, en junio de 1987, al estudio del Libro II del Legatus, bajo el título Sainte Gertrude d’Helfta: Le libre II du Heraut. Théologie d’un écrit spirituel (Santa Gertrudis de Helfta: el Libro II del Heraldo. Teología de un escrito espiritual). Además publicó en Collectanea Cisterciensia 51 (1989) 147-177 e 252-280 e 317-328 tres artículos titulados “Théologie spirituelle de sainte Gertrude: Le livre II du Héraut” (La Teología Espiritual de Santa Gertrudis: el Libro II del Heraldo).
Más reciente en cambio es el siguiente artículo: Marie-Helene Deloffre, “Le theme nuptial chez sainte Gertrude: culture monastique et experience mystique” (El tema nupcial en santa Gertrudis: cultura monástica y experiencia mística), Collectanea Cisterciensia (1) 76/1 (2016) 142-167; (2) 78/2 (2016), 168-189; (3) 78/3 (2016) 287-296.
Por su profundidad, me ha sido de gran ayuda el trabajo de Olivier Quenardel, titulado La comunion eucharistique dans le Héraut de l’amour divin de Sainte Gertude d’Helfta. Situations, acteurs et scene de la divina pietas (La Comunión Eucarística en el Heraldo del Amor Divino de Santa Gertrudis de Helfta. Situaciones, Actores y Escena de la Divina Pietas), Brepols/ Abbaye de Bellefontaine, Turnhout 1997. También de este autor, O. Quenardel en Collectanea Cisterciensia 74 (2012), “Sainte Gertude d’Helfta docteur de la priere de l’Eglise” (Santa Gertrudis de Helfta, Doctora de la Oración de la Iglesia): como él mismo dice a pie de página, se trata de una “ponencia dada a la Conferencia monástica de Francia, el 9 de octubre de 2012”.
La revista Collectanea Cisterciensia ha dedicado todo el número 3 del 2014 a Santa Gertrudis con contribuciones interesantes sobre nuestra autora. Ciertamente importante ha sido la Audiencia General de Benedicto XVI del 6 de octubre de 2010. El último artículo recibido (o llegado a mis manos) es de la Madre Gertrude Arioli, “Un modello di crescita umana e spirituale: Gertrude di Helfta” (Un modelo de crecimiento humano y espiritual: Gertrudis de Helfta), Ora et labora LXXI (2016) 127-160. Un último libro consultado: Maria Augusta Tescari, Santa Gertrude di Helfta. La santa dell’umanita di Cristo (Santa Gertrudis de Helfta. La santa de la humanidad de Cristo), Velar, Gorle 2016.
3. Un acercamiento teológico
3.1. Una vida dedicada a la liturgia
Me detengo en el Libro II del Legatus, considerado como la obra principal de su autora y la más característica de su producción literaria; aquella, por lo tanto, en la que podemos encontrar su pensamiento, a fin de recrear de sus escritos, la dimensión teológico-espiritual con fundamento litúrgico. Este libro nos pone directamente en contacto con la Gertrudis “monja”, dado que lo escribe en primera persona, por lo que nos parece como el “centro incandescente de la experiencia de Gertrudis”[5].
Si hay algo de latente y de evidente en este Libro II, es el hecho de que podemos entrar en la contemplación misma de Gertrudis, en su experiencia personal de Dios, dado que toda su obra es una contemplación del amor eterno, de este amor divino infinitamente dado a las personas que lo acogen y que se ponen bajo su órbita.
Como se percibe enseguida leyéndolo, este Libro II del Legatus no es un tratado de teología, no hay un plan previamente establecido; son comentarios, explicaciones, apuntes tomados al margen de las revelaciones recibidas, impresiones que reflejan su estado de ánimo, a partir de textos, cantos, lecturas, responsorios, etc., de la acción litúrgica. El P. Minguet lo ha definido como “la narración de una experiencia espiritual enraizada en la liturgia”. Tampoco se trata de una obra de ciencia litúrgica, aún si la obra puede darnos una mayor comprensión del misterio litúrgico.
No estamos ante un tratado litúrgico y tampoco ante un ritual o un ceremonial, porque de lo que se trata aquí es de la expresión de sus sentimientos íntimos, de sus reflexiones e introspecciones: no es tampoco en absoluto una consideración sistemática de la liturgia. Pero esto es lo que más nos interesa. Las suyas han sido experiencias de fe y de amor, y para expresarlas ella usa un lenguaje simbólico y metafórico típico de su época, que sin embargo puede ser muy lejano a nosotros y al modo de expresarnos actualmente. Debemos entrar en el atelier interno de una comunidad monástica medieval para comprenderlo bien.
El modo de escribir de nuestra autora indica ciertamente las características de su tiempo y por esto está lleno de metáforas y de comparaciones que reflejan el contexto en el que ella vivió. Puede suceder que esto, como también el lenguaje que usa, resulte difícil de comprender para nuestra sensibilidad moderna. Como dice H. Minguet: “El símbolo es para Gertrudis el modo de acoger la realidades divinas invisibles por medio de la inteligencia sensible”. A Gertrudis el símbolo le sirve inigualablemente para expresar sus relaciones íntimas con la divinidad, si bien no llega o no quiere definirlo. Para ella es un vehículo de comunicación y de expresión interior que lleva directamente al centro del misterio o a manifestar total y plenamente sus indicaciones.
Los grandes temas que trata son precisamente estos dos: el misterio de Cristo y el misterio de la unión con Dios, que en ella son absolutamente inseparables. Como dice Minguet: “Se percibe que el tema fundamental del Libro II es el de la inhabitación de Dios en Gertrudis, la unión con Dios, la condescendencia del Amor infinito que quiere comunicarse”. En el Libro II del Heraldo encontramos todos estos ecos que permiten hablar de una espiritualidad litúrgica, y más concretamente eucarística, dentro de la cual el misterio de la cruz de Cristo tiene un lugar de honor. Santa Gertrudis aplica a Cristo las expresiones Salus y Salvator (Salvación y Salvador) que expresan la íntima unión entre creación y redención; y esto la coloca en un contexto muy actual. Puede llamar la atención el hecho de que en este Libro II no se hable de la resurrección de Cristo. Buscaremos en vano expresiones similares: se debe esperar hasta el Libro IV para ver desarrollado -de manera no muy amplia- el misterio de la Pascua. Pero la presencia continua del Resucitado en el Libro II es total, puesto que Gertrudis dialoga incesantemente con Cristo Resucitado y en todo esto se sitúa en una perspectiva joánica. En este sentido, ve la cruz de Cristo como una cruz gloriosa; y la muerte de Cristo, como una comunicación de vida; tanto, que la muerte de Cristo en la cruz es solo comunión y comunicación de vida. La contemplación de las llagas de Cristo no la lleva a una reflexión sobre la muerte, sino más bien a la contemplación del poder de Resucitado. Las llagas de Cristo son la fuente de la Vida eterna, de curación y de comunión con Cristo resucitado.
En santa Gertrudis se realiza plenamente lo que más tarde dirá Odo Casel, cuando afirma que el misterio del culto hace posible que la eternidad haga irrupción en la temporalidad, para que el misterio originario pueda llegar a celebrarse, y la salvación contenida en la acción salvífica del pasado pueda llegar a cada generación: “Por tanto, la Escritura, la Liturgia y los Padres anuncian siempre la muerte del Señor, ciertamente como muerte salvífica, como núcleo central del misterio del culto: mortis Dominicae mysteria, los misterios de la muerte del Señor”[6]. La muerte tiene como consecuencia la vida de Cristo y -dirá también Odo Casel- “así como tenemos acceso a Jesucristo a través del Jesús histórico, del mismo modo obtenemos también la resurrección por medio de la muerte”[7].
Toda la oración de Gertrudis se funda en la unión con Cristo; y se centra sobre todo en la pasión y muerte de Cristo. Esta llega a ser el modo de entrar en contacto con Cristo. La oración es como la vida y el vínculo de la unión con Dios. Esta dimensión está de tal modo omnipresente en la narración, que corremos el riesgo de no prestarle atención.
Continuará
[1] El grabado se refiere al siguiente texto del Legatus Divinae Pietatis: «El domingo anterior al inicio de la cuaresma, cuando durante la misa se dirigía al Señor con las palabras del canto de entrada: Esto mihi (“Sé para mí una roca protectora”, Sal 30,3-4), Él se las aplicaba a sí mismo, como si en estos días (de carnaval) le convinieran especialmente, por las ofensas que se le hacían, y le dijo a ella: “Sé tú mi protección, amada mía, al proponerte, si te fuera posible, defenderme de buena gana de las injurias con las que se me ofende de modo especial estos días, ya que, arrojado por los demás, deseo descansar y refugiarme ti”. Entonces ella, estrechándolo entre sus brazos con todas sus fuerzas, intentaba introducirlo en lo más íntimo de sí misma. Y he aquí que de repente, quedó tan abstraída de los sentidos corporales y unida a Dios en su intimidad, que se olvidó de seguir los movimientos de la comunidad al sentarse y levantarse. Advertida por una hermana, se dio cuenta que estaba actuando en forma distinta a las demás y rogó al Señor para que, con su ayuda, pudiera ordenar su cuerpo sin incurrir en singularidad alguna. El Señor le respondió: “Confíame tu afecto que se llama amor, para que haga tus veces en mí, y tú cuida los movimientos de tu cuerpo”. Ella le replicó: “Oh Dios amantísimo, si alguno de mis afectos puede suplir en mi lugar, prefiero que el gobierno de mi cuerpo se encomiende a la razón, para que yo pueda dedicarme con más libertad totalmente a ti”. Desde entonces recibió la gracia de no estar jamás tan unida interiormente a Dios, que faltara a la corrección en su comportamiento exterior» (Legatus IV,15,7).
[2] Juan Javier Flores Arcas es monje benedictino de la Abadía de Santo Domingo de Silos, España. Fue Rector Magnífico del Pontificio Ateneo de San Anselmo (Roma) y es profesor ordinario de la Facultad de Liturgia en el mismo Ateneo. Es además consultor de la Congregación para el Culto Divino y miembro del Pontificio Comité para los Congresos Eucarísticos. Se desempeña asimismo como Procurador General de las Congregaciones Benedictinas de Solesmes y del Cono Sur.
[3] Continuamos con la publicación de la traducción de las actas Congreso: “LA “DIVINA PIETAS” E LA “SUPPLETIO” DI CRISTO IN S. GERTRUDE DI HELFTA: UNA SOTERIOLOGIA DELLA MISERICORDIA. Atti del Convegno organizzato da Istituto Monastico della Facoltà di Teologia Pontificio Ateneo Sant’Anselmo, Roma, 15-17 novembre 2016. A cura di Juan Javier Flores Arcas, O.S.B. - Bernard Sawicki, O.S.B., ROMA 2017”, Studia Anselmiana 171, Pontificio Ateneo S. Anselmo, Roma 2017. Cfr. el programa del Congreso en esta misma página: http://surco.org/content/convenio-divina-pietas-suppletio-cristo-santa-gertrudis-helfta-una-soteriologia-misericordia. Traducido con permiso de Studia Anselmiana y del autor, por la Hna. Ana Laura Forastieri, ocso.
[4] H. Minguet, “Theologie spirituelle de sainte Gertrude”, Collectanea Cisterciensia 5/12 (1989) 158-162.
[5] H. Minguet, “Théologie spirituelle de sainte Gertrude”, 5.
[6] O. Casel, Fede, gnosi et mistero. Saggio di teologia del culto cristiano, Messaggero-Padova, 2001, 159.
[7] Ibidem, 161.