Inicio » Content » JUAN CASIANO: “CONFERENCIAS” (Conferencia VIII, capítulos 4-6)

Capítulo 4. Sobre la doble sentencia respecto de la comprensión de las Escrituras santas

Textos bíblicos de mayor dificultad en su interpretación

4.1. Sobre estas cosas, que han sido presentadas con una clara explicación, también nosotros podemos definir con constancia e intrepidez nuestra opinión. Pero las realidades que el Espíritu divino ha ocultado en las Sagradas Escrituras, reservándolas para que nosotros pudiéramos meditarlas y ejercitarnos con ellas, deseando que fueran comprendidas por medio de indicios y conjeturas, deben ser examinadas poco a poco y con cautela, para que su aserción o confirmación sea dejada al arbitrio del que las discute o las acepta.

 

Ejemplos de pasajes de la Escritura que requieren un particular discernimiento

4.2. En algunos casos, en efecto, cuando se promueven opiniones diversas sobre alguna cosa, ambas pueden ser juzgadas, totalmente o en parte, como razonables y aceptadas sin detrimento para la fe. Es decir, que no se les atribuye una completa credulidad ni un absoluto rechazo, y entonces la segunda opinión no es necesariamente derogada la precedente, pues ninguna de las dos se encuentra contraria a la fe. Tal es el caso de la venida de Elías en la persona de Juan, quien a su vez es el precursor de la venida del Señor (cf. Mt 11,14); y también [el caso] de “la abominación de la desolación” (Dn 11,31; 12,11; cf. Mc 13,14), que estará de pie en el lugar santo, por medio del simulacro de Júpiter, que leemos será colocado en el templo de Jerusalén (cf. 2 M 6,2), y que de nuevo estará de pie en la Iglesia por medio de la venida del anticristo, y todas aquellas cosas que siguen en el Evangelio, y que se entiende que se cumplieron antes de la cautividad de Jerusalén y que cumplirán al fin del mundo (cf. Dn 9,27; 2 M 6,2; Mt 24,15-17). Entre estas ninguna afirmación se opone a la otra, ni la primera interpretación anula segunda.

 

Capítulo 5. Sobre que la cuestión propuesta habría que colocarla entre aquellas cosas que deben considerarse indiferentes

5. Por esta causa, la cuestión propuesta por ustedes no parece haber sido ventilada frecuentemente entre los hombres ni resulta clara para muchos; a partir de esto mismo que afirmamos puede, tal vez, parecer oscuro para algunos. Entonces debemos, dado que en modo alguno perjudica la fe en la Trinidad, temperar nuestra afirmación, de manera que pueda ser recibida entre aquellas que son consideradas intermedias. Con todo, esta opinión no se debe basar en una mera sospecha o conjetura, sino que todo debe comprobarse por testimonios evidentes de la Escritura.

 

Capítulo 6. Sobre que ningún mal ha sido creado por Dios

6. Lejos de nosotros afirmar que Dios haya creado algo sustancialmente malo. Como dice la Escritura: “Todas las cosas que Dios hizo son muy buenas” (Gn 1,31). Porque si Dios hubiera creado tales cosas o las hubiera hecho para que ellas tengan un tal grado de malicia, buscando el engaño y la ruina de los hombres, contrariamente a la palabra de la Escritura recién mencionada, insultaremos a Dios considerándolo creador y autor de las cosas malas. Así, Él mismo habría creado las voluntades y naturalezas pésimas, creándolas para esto: perseverar siempre en la maldad sin la posibilidad de pasar a la disposición de la buena voluntad. Y hemos encontrado la razón de esta diversidad en la tradición de los Padres, que mana de las santas Escrituras.