“Tu ley fue una montura para mí,
que me dió a conocer el Paraíso.
Tu cruz ha sido para mí una llave
que me ha abierto el Paraíso.
Del jardín de las delicias traje
–fui a recoger del Paraíso–
rosas y flores dotadas de palabra.
¡Mira! ¡Están esparcidas en medio de tu fiesta,
en los cantares, sobre la gente!
¡Bendito el que nos ha dado las coronas y ha sido coronado!” (san Efrén).