MARTÍN DE ELIZALDE OSB
Obispo de Santo Domingo en Nueve de Julio
Nueve de Julio, 25 de marzo de 2013
Su Santidad el Papa Francisco
Ciudad del Vaticano
Beatísimo Padre:
Con un profunde deseo y mucha confianza me dirijo a Su Santidad para pedir se otorgue el título de DOCTORA DE LA IGLESIA a santa Gertrudis, llamada la Grande, monja que vivió entre 1256 y 1302 (aproximadamente) y profesó como monja en el monasterio de Helfta, en Alemania, según la Regla de san Benito
Discípula de la abadesa Gertrudis de Hackeborn, fue una mujer culta y a la vez profundamente espiritual en la gran tradición de las místicas benedictinas medievales, que dejó escritos importantes Muy leída a partir de su muerte, sus obras gozaron de enorme difusión en toda Europa, y es uno de los antecedentes benedictinos de la “devotio moderna”. Ella es una de tas precursoras también de la devoción al Sagrado Corazón, influye en promotores de esta espiritualidad como santa Margarita María, y la misma iconografía, especialmente barroca, en Alemania, España y en todo América, la presenta con un corazón expuesto.
Gozó de gran popularidad en la América colonial. A partir de la renovación benedictina de Solesmes, por obra de Dom Prosper Guéranger en el siglo XIX, hubo un fuerte renacimiento gertrudiano, con nuevas ediciones de sus obras y estudios sobre su persona y su doctrina. Llegó así al Río de la Plata, en primer lugar, a principios del siglo XX, con los benedictinos de la Abadía de Buenos Aires, traductores de sus obras y promotores de su espiritualidad, y como una propuesta dirigida a ahondar en la vida contemplativa que después volcaron de acuerdo a una sensibilidad adecuada para la vida consagrada femenina las monjas benedictinas de Santa Escolástica y la fundación bonaerense de la Epifanía (hoy incorporadas a las Hermanas Benedictinas Misioneras de Tutzing). Estos elementos no son seguramente desconocidos para Su Santidad.
Por estas razones, con mucha confianza en los frutos que la declaración de santa Gertrudis como Doctora de la Iglesia, que promueven ambas órdenes cistercienses y la orden benedictina, especialmente la agrupación que reúne a los monasterios que profesan la Regla benedictina en el Cono Sur de América, pido a Su Santidad esta gracia, con la esperanza de un renovado florecimiento de la vida consagrada y monástica en la Iglesia, y una nueva evangelización que se fundamente sobre el encuentro con Dios en la intimidad.
Pido a Su Santidad una especial bendición para quienes se esfuerzan por esta sana causa, y por los monjes y monjas de América, para que se consolide y difunda su vocación y testimonio por la intercesión de santa Gertrudis, asegurando mis oraciones fervientes por su persona y su ministerio, cuyos comienzos nos llenan de esperanza y de alegría
Martín de Elizalde, osb
Obispo de Nueve de Santo Domingo
en Nueve de Julio (Pcia. de Bs. As.)