3. Reglas monásticas latinas anteriores a la Regla de san Benito
IX. La Regla del Maestro (continuación)
Capítulo 80: Pregunta de los discípulos: Si los hermanos que han tenido una polución en el sueño deben comulgar o no. El Señor responde por el maestro:
1Los hermanos que se diesen cuenta que han quedado impuros durante el sueño, 2antes de entrar para la hora de la salmodia, en secreto, se lo confesarán al abad arrodillados[1] en la puerta del oratorio donde suelen comulgar. 3Y entonces el abad les interrogará sobre qué pensamiento torpe pudieron tener en el día anterior, para en la noche les sobreviniere el consentimiento libidinoso. 4Y si el hermano es realmente espiritual, no se avergonzará de confesar su falta (cf. St 5,16), como dijimos en un capítulo anterior[2], -5si desea salvar su alma de la muerte (cf. St 5,20)- 6para que el abad pueda corregirle con sus amonestaciones (cf. Ga 6,1)[3]. 7No obstante, se abstendrán de recibir la comunión durante dos días, para comulgar el tercer día ya purificados[4].
8Pero los hermanos a los que esto les suceda frecuentemente, sepan que no es por las circunstancias, sino por su propia voluntad que sufren la excomunión. 9Y son ellos mismos quienes se hacen extraños al cuerpo de Dios, porque alimentan la concupiscencia con sus pensamientos, haciendo sórdida a su carne con (sus) torpes deseos, 10porque así como la polilla y el gusano, corroen y devoran la madera y el vestido (Pr 25,20; Lc 12,33; Is 50,9; 51,8), 11así también, los pensamientos torpes, manchan el alma y no la hacen íntegra. 12Por tanto, se debe creer que éstos son tales en espíritu ante Dios, cuales por la culpa son encontrados ante el lecho[5]. 13Porque la Sagrada Escritura dice: “Los pensamientos perversos separan de Dios” (Sb 1,3).
Capítulo 81: Sobre el guardarropa y el calzado de los hermanos
1Los hermanos deben tener en invierno un hábito (de uso) diario de género grueso y otra túnica para la noche, 2que se quitarán después de los nocturnos, porque durante el día están ocupados en diferentes labores. 3Tendrán además, en invierno, una capa gruesa, calzones de tela de lana, y unas bandas de paño o zapatillas[6].
4Pero en verano tendrán un hábito de lino y lana, no muy grueso por causa del trabajo y el sudor, 5y tendrán capas finas de lino y lana, pero no en demasía, a causa del calor y los sudores, y calzones de lana. 6Prohibimos, no obstante, a los hombres de Dios los calzones de lino, porque hay cierta diferencia entre el clérigo y el monje. 7Y tendrán cada uno un hábito más fino de lino y lana, que usarán solamente en las procesiones[7] de los días de fiesta. 8Y en verano tenga cada uno un paño de mano de lino para el sudor y una toalla por decanía.
9Todas estas cosas se guardarán en las arcas, una por cada decanía, (y) las llaves las tendrán sus decanos. 10Estas arcas se colocarán en la ropería, donde están puestas las herramientas y todos los objetos del monasterio. 11Sobre quien ha de custodiar esta celda, ya lo dispusimos antes[8]. 12Si hemos dicho que todas las mudas se guardarán en el arca de cada decena, y los prepósitos (tendrán) la llave, 13es para que ningún hermano tenga un arca propia donde pueda esconder algún objeto particular. 14Todas las decanías observarán esta disposición. 15Si un hermano muestra coquetería o excesiva complacencia en su manera de vestir, 16en seguida sus prepósitos le quitarán (lo que tiene) y se lo darán a otro y lo del otro a él. 17Esto precisamente para que no se arraigue la voluntad propia en el hermano, 18puesto que todo lo que su alma le pide, no se le debe dar. 19Porque el espíritu va contra los deseos de la carne (Ga 5,16-17; cf. Rm 8,6), 20(y) el hombre de Dios es espiritual, no carnal.
21Los semaneros que entren de cocina, tendrán túnicas de saco y cogullas de arpillera. 22Estas prendas soportarán sin dificultad, sobre todo, dentro del monasterio, toda (clase) de suciedad, 23tanto las manchas de las marmitas, de las ollas y del tizne como el calor del fuego y las diversas manchas de la cocina. 24Esas (prendas), al acabar la semana, los semaneros las lavarán por la tarde del último día[9] y se las entregarán a los que entran.
25En lo referente al calzado, los hermanos tendrán zapatos cerrados por ambos lados[10], no para lucir, sino para servir, 26que deberán utilizar en tiempo de invierno; 27pero en tiempo de verano los engrasarán[11] y los guardarán; y es necesario que todos tengan sandalias claveteadas, tanto en el monasterio como para viajar[12]; 28para que también los zapatos guardados se conserven por largo tiempo, y el pie del hermano estará (más) fresco en las sandalias. 29Para los nocturnos, en tiempo de verano, usarán zuecos de madera, para no regresar a sus lechos con los pies sucios, manchando (así) las colchas de los lechos. 30Pero en invierno utilizarán en los nocturnos escarpines forrados[13] para no (tener) frío en los pies.
31En invierno tendrán en las camas una estera cada uno, una colcha de tela gruesa y una de lana; 32pero en verano usarán no una de lana, sino otra ya usada por causa del calor; 33y al pie de la cama, tendrán una piel cada uno, donde limpiarse los pies y así subir a sus lechos.
[1] Ad genua incurvati.
[2] RM 15,15-16 (cf. 10,61).
[3] Cf. RM 15,29-35.
[4] Cf. Ex 19,15; 1 S 21,4-5; Jerónimo, Contra Joviniano 1,20; Epistola 49,15; Casiano, Conferencias 22,4-6.
[5] Cf. RM 64,2; Casiano, Conferencias 12,8.
[6] Otras traducciones de pedules: polainas, escarpines.
[7] De Vogüé traduce processionibus por synaxis (reuniones litúrgicas).
[8] Cf. RM 17.
[9] Es decir, el sábado (cf. RM 25,1).
[10] Caligas ferratas viclinas. Literalmente: cáligas cerradas. La traducción de viclinas es conjetural, porque ese término latino es desconocido, y suponiendo un posible error del copista se podría leer biclinas. El P. de Vogüé renuncia a traducirlo (cf. SCh 106, p. 335, nota 25).
[11] Unctas.
[12] Quam in via.
[13] Pedulibus pelliciis, también podría traducirse por: polainas de piel o calzados forrados.