Inicio » Content » ICONOGRAFÍA DE SANTA GERTRUDIS (XII)

 

Segunda Parte (continuación)

2. Representaciones colectivas de santos

Las representaciones visionarias, que hemos analizado hasta el momento, nos mostraban a santa Gertrudis en el contexto de sus visiones, extraídas, más o menos fielmente, de sus obras; ello nos permitió señalar los grandes temas doctrinales que la caracterizan, tal como fueron receptados por la mentalidad y la piedad popular del barroco. Las pinturas de visiones nos hicieron entrar, así, en el mundo de Gertrudis.

Ahora presentamos un nuevo tema iconográfico: las representaciones colectivas de santos entre los cuales aparece santa Gertrudis. Con ello cambiamos de perspectiva: no vemos ya a santa Gertrudis en relación con sus obras, sino en el contexto de las devociones vigentes en los siglos XVI a XVIII y en relación con las Órdenes que propagaron su culto. La presencia de Gertrudis en el arte de estos siglos, nos dice algo sobre la sensibilidad cultural y religiosa del barroco español y colonial.

Tenemos dos tipos de representaciones colectivas de santos entre los cuales aparece santa Gertrudis: los escudos de monjas y los cuadros devocionales.

 

2.1. Escudos de monjas

Los escudos de monjas eran un accesorio del vestuario de las monjas para la ocasión de ciertas fiestas o acontecimientos solemnes, como la profesión religiosa. Fueron introducidos por las monjas de la Concepción y se extendieron a algunas otras Órdenes, como la de las Jerónimas. Fueron muy comunes en España y en el Virreinato de México, en los siglos XVII y XVIII. Consistían en un objeto oval o redondo, que se colocaba sobre el pecho, encima del escapulario o de la capa. A partir del siglo XVIII aparecen como ornamentos del hábito en las pinturas y retratos de monjas.

En la Orden de la Concepción, el escudo significaba el sello de consagración de la monja profesa solemne y su pertenencia a la Virgen María. Estaban realizados en cobre, carey o madera pintada; hay incluso algunos bordados en seda y oro. Su autor quedaba generalmente en el anonimato, pero hay algunos firmados o atribuidos a pintores famosos del México colonial.

El motivo principal que se representa en estos escudos es la asunción de la Virgen María en cuerpo y alma al cielo, en presencia de la Trinidad -representada muchas veces como antropomórfica- y de numerosos ángeles y santos que la contemplan. La Virgen está caracterizada como la Inmaculada Concepción, devoción que las monjas de la Concepción tomaron de los franciscanos, mucho antes de que fuera definida como dogma de fe. Excepcionalmente, se representa otra advocación de la Virgen María como Guadalupe, Aranzazú o la Balbanera, pero el motivo mariano siempre está presente.

Tenemos un buen ejemplo de lo dicho en el Escudo de monja de José de Paez que se conserva en el Museo Soumaya de la Ciudad de México.

Escudo de monja de José de Paez. Museo Soumaya. Ciudad de México DF.

En el plano central aparece la Asunción de María al cielo, representada como una Inmaculada Concepción, pronta para ser coronada por una Trinidad, representada por tres figuras humanas. La Virgen aparece rodeada de Santos: de izquierda a derecha: san José, santo Domingo y san Antonio de Padua; en el lado inferior derecho, santa Gertrudis, entregando su corazón a la Virgen, san Francisco y una santa de los primeros siglos del cristianismo.

La selección de santos y santas que acompañan el tránsito de la Virgen María está condicionada por dos factores: las devociones particulares de la portadora del escudo y las dimensiones del medallón -si bien, grande como ornamento de vestuario, pequeño para una pintura representativa de varios personajes-. No hay necesariamente una relación intrínseca entre los santos que componen el escudo, sino que la relación proviene de las devociones de su dueña. Aparecen generalmente san José, santo Domingo y los santos franciscanos, porque están en el origen de la Orden de la Concepción, la cual en sus inicios de rigió por la regla de santo Domingo y posteriormente adoptó la de santa Clara.

Escudo de monja, anónimo. Museo Andrés Blaisten. Ciudad de México DF.

 

En el escudo de monja atribuido a Miguel Cabrera que a continuación presentamos, santa Gertrudis aparece junto a san José, a la diestra de la Virgen, mientras que a su izquierda figuran santa Teresa y san Juan de la Cruz. En otros casos, también puede verse a Gertrudis en compañía de santa Teresa y de santa Rosa de Lima.

Escudo de monja, Miguel Cabrera. Museo Soumaya. Ciudad de México DF.

Santa Gertrudis aparece caracterizada con los atributos tradicionales: hábito negro, báculo y corazón. A veces, simplemente ostenta su corazón y otras lo tiende en gesto de ofrenda a la Virgen María. Otra variante consiste en que Gertrudis aparezca interactuando con un santo que porta al niño Jesús: generalmente san José, san Antonio de Padua o san Francisco. En el escudo de monja de Francisco Antonio Vallejo que a seguidamente reproducimos, Gertrudis está tendiendo sus manos al Niño Jesús que se encuentra en los brazos de san José. La acompañan santa Teresa, san Francisco, san Ignacio de Loyola, san Antonio de Padua, un sacerdote, probablemente vivo al momento de la confección del medallón, y otros santos que no se identifican.

 

Francisco Antonio Vallejo – Escudo de monja. Foto: archivo fotográfico II E – UNAM. Derechos cedidos por Cistercium.

 

La masiva y temprana representación de santa Gertrudis en estos objetos tan pequeños nos indica que era una devoción preferida a otras y muy difundida en el medio monástico femenino del imperio español en los siglos XVII y XVIII; se la veneraba por su poder intercesor y como modelo de religiosa y de abadesa. Su inclusión en los escudos de monjas tenía una función ejemplar y didáctica. El escudo de monja de Andrés Lagarto, que mostramos seguidamente, es el más antiguo que se conserva. Allí aparece la Virgen Madre, escoltada por san José, san Francisco, santa Gertrudis y una dama que no se identifica, probablemente viva al momento de la realización del medallón.

Andrés Lagarto, Escudo de Monja. Archivo fotográfico II E – UNAM. Derechos cedidos por Cistercium.