Inicio » Content » JUAN CASIANO: “CONFERENCIAS” (Conferencia VII, capítulos 1-2)

Conferencia séptima: con abba Sereno. Sobre la movilidad del alma

y los espíritus malignos[1]

Capítulos:

1. Sobre la castidad de Sereno.

2. Pregunta del mencionado anciano sobre el estado de nuestros pensamientos.

3. Nuestra respuesta sobre la volubilidad del alma.

4. Exposición del anciano sobre el estado del alma y sus fuerzas.

5. Sobre la perfección del alma considerada en comparación al centurión del Evangelio (cf. Mt 8,9).

6. Sobre la perseverancia en la custodia de los pensamientos.

7. Pregunta sobre la movilidad del alma y los ataques de los malignos espíritus celestiales[2].

8. Respuesta: sobre la ayuda de Dios y la potestad del libre arbitrio.

9. Pregunta sobre la relación entre el alma y los demonios.

10. Respuesta: el modo en que los espíritus inmundos se unen a las mentes humanas.

11. Objeción: sobre el modo en que los espíritus inmundos pueden ser admitidos en el interior de las almas o unirse a ellas.

12. Respuesta: cómo los espíritus inmundos dominan sobre los endemoniados.

13. Que un espíritu no puede ser penetrado por otro espíritu, y solo Dios es incorpóreo.

14. Objeción: ¿en qué grado se debe considerar que los demonios. pueden conocer los pensamientos de los seres humanos?

15. Respuesta: lo que pueden y no pueden los demonios en relación a los pensamientos de los seres humanos.

16. Comparación según la cual se muestra que los espíritus inmundos conocen los pensamientos de los seres humanos.

17. Sobre que no cada demonio individualmente introduce en los seres humanos todas las pasiones.

18. Pregunta: si entre los demonios se observa un orden de ataque y una disciplina de alternancia.

19. Respuesta: de qué forma existe un acuerdo entre los demonios para un ataque alternado.

20. Sobre que las potestades enemigas no tienen la misma fuerza y la facultad de tentar no reside en su voluntad.

21. Sobre que los demonios que combaten con los seres humanos lo hacen con esfuerzo.

22. Sobre que la potestad de dañar no reside en el [libre] arbitrio de los demonios.

23. Sobre la disminución de la potestad de los demonios.

24. De qué forma los demonios se preparan para entrar en los cuerpos de aquellos que están a punto de ser poseídos.

25. Sobre que aquellos que están poseídos por los vicios, que son más miserables que los poseídos por los demonios mismos.

26. Sobre la muerte del profeta seducido y la enfermedad que mereció abba Pablo para su purificación.

27. Sobre la tentación de abba Moisés.

28. Sobre que aquellos que han sido entregados a los espíritus inmundos no deben ser despreciados.

29. Objeción: ¿por qué aquellos que han sido vejados por los espíritus inmundos son excluidos de la comunión del Señor?

30. Respuesta a la cuestión planteada.

31. Sobre el hecho de que aquellos que no merecen ser sometidos a estas pruebas temporales son todavía más desdichados.

32. Sobre la diversidad de persecuciones y deseos que ejercen las potestades del aire.

33. Pregunta: ¿de dónde procede tanta diversidad entre los [espíritus] malignos celestiales.

34. Aplazamiento en la respuesta a la cuestión planteada.

 

Capítulo 1. Sobre la castidad de Sereno

Esta larga conferencia comienza con la presentación de quien la imparte. Hombre virtuoso y muy notable por su gran castidad. Virtud que no había adquirido solo con su propio esfuerzo, sino que, ante todo, era un don, una gracia de Dios. No tenemos otros datos sobre este abba.

 

Presentación de abba Sereno

1.1. Deseosos de introducir abba Sereno a las mentes de los diligentes, hombre de suma santidad y continencia, y verdadero espejo de su nombre, de quien quedamos admirados; y, en cierto modo, verdaderamente singular respecto de los demás, creemos que no podremos realizar nuestro deseo sin intentar insertar las conferencias que tuvimos con él en nuestros pequeños libros.

 

Sus virtudes eminentes

1.2. Además de todas las virtudes que, por la gracia de Dios, resplandecían no solo en su modo de obrar y en sus costumbres, sino también en su mismo rostro, al igual que el peculiar beneficio del don de la castidad, de modo que ya no sentía la inquietud de los incentivos naturales ni siquiera durante el sueño.

 

Capítulo 2. Pregunta del mencionado anciano sobre el estado de nuestros pensamientos

Antes de que comience el diálogo entre Sereno y sus visitantes, se nos ofrece un relato sobre el modo en que fue concedido al venerable anciano el preciado don de la castidad interior y exterior. Se pone el acento con fuerza en el hecho de que se trata de una gracia muy especial, no concedida a todos, y que no necesariamente le hacía superior o mejor que otros monjes de su entorno.

 

La castidad del corazón es un don del Señor

2.1. Su esfuerzo se había dirigido hacia la castidad interior del corazón y del alma, con oraciones de día y de noche, con ayunos y vigilias, con una insistencia infatigable; y cuando vio que había obtenido el anhelo de sus plegarias y que se había extinguido en su corazón todos los ardores de la concupiscencia carnal, encendido en el gusto dulcísimo de la pureza, a causa del celo de la castidad, con una sed todavía mayor comenzó a redoblar sus ayunos y súplicas. La mortificación de las pasiones que le había sido concedida, por gracia de Dios, en su hombre interior, quería que también le fuera dada al hombre exterior, para llegar a una pureza perfecta, de modo que ni siquiera fuera perturbado por esos movimientos simples y naturales que incluso se producen en los niños y en los lactantes. Gracias a la experiencia del don recibido, que él bien sabía no era fruto de sus esfuerzos, sino que provenía de la gracia de Dios, se sintió naturalmente animado con mayor ardor a obtener este nuevo beneficio, sabiendo que Dios podría erradicar mucho más fácilmente aquellos estímulos de la carne, por encima incluso del ingenio y del arte de los hombres, que suelen recurrir a ciertas pócimas y medicinas o intervenciones quirúrgicas. Puesto que ya le había sido concedida aquella pureza de espíritu, que es más sublime e imposible de alcanzar mediante la labor y el esfuerzo del hombre.

 

Una intervención angélica

2.2. E insistiendo en todo momento con oraciones y lágrimas en la petición que había hecho, llegó junto a él un ángel en una visión nocturna. Éste, como si abriera el vientre de aquel, sacó de su intestino una suerte de tumor inflamado y, arrojándolo fuera, y volviendo a poner todas sus vísceras en su sitio original, dijo. “Mira, los incentivos de tu carne han sido cortados, y así conocerás que en este día has obtenido aquella perpetua pureza del cuerpo que has pedido con tanta fe”. Sobre esto, es suficiente decir brevemente que procede de la gracia de Dios, y que fue concedido de modo particular a este recordado varón.

 

La visita de Germán y Casiano a abba Sereno

2.3. Por lo demás, creo que es superfluo decir más cosas sobre las restantes virtudes que él tenía en común con los otros grandes hombres, incluso para que el relato a él dedicado no parezca sugerir que a los otros les falte lo que a éste le fue concedido de una forma tan especial. Encendidos, por consiguiente, por el gran deseo de dialogar con él y de su enseñanza, nos esforzamos por verlo en los días de la Cuaresma

 

El encuentro con abba Sereno

2.3a. Cuando de una forma muy apacible nos preguntó sobre la naturaleza de nuestros pensamientos y sobre la condición de nuestro hombre interior, y en qué había contribuido nuestra larga estadía en el desierto a la pureza [del hombre interior], con lamentos nos dispusimos a responderle.


[1] Lit.: spiritalibus nequitiis: las espirituales maldades (o malicias).

[2] Es decir, los demonios.