Inicio » Cuadmon » Cuadernos Monásticos Nº 138

Editorial

La Regla de san Benito (=RB) es el centro de este tercer número de Cuadernos Monásticos. Hemos querido ofrecerles a nuestros lectores una selección de contribuciones centradas sobre este documento fundamental para nuestro monacato.

Cada uno de los artículos aborda la RB desde diferentes ángulos: un tema estudiado desde sus fuentes hasta su concreción en nuestra Regla (“El temor del Señor”); un versículo fundamental de la RB, analizado ampliamente por ese gran conocedor y amante de nuestro texto que fuera el P. Basilio Steidle, osb; una lectura, si se me permiten las expresiones, laical y pedagógica de la RB, que no sólo me parece de gran utilidad para las y los lectores que no son monjas o monjes, sino que al mismo tiempo demuestra la actualidad notable, y nunca bien ponderada, de este escrito del siglo VI. Finalmente, el P. Edwards, osb, nos obsequia con un buen ejemplo de interpretación sencilla y directa del texto, en la que se advierte cómo el trabajo lento y paciente, que de algún modo reflejan las dos primeras contribuciones, se ha “encarnado”, por así decirlo, en la lectura e interpretación actual de la RB.

Una crónica monástica da sabor “existencial” a la RB. Nuestras Hermanas y nuestros Hermanos de la Orden Cisterciense de América Latina, en sus dos ramas, nos hacen experimentar las alegrías y las dificultades del seguimiento de Cristo según las enseñanzas de nuestro padre san Benito.

La segunda y última parte de la Vida de Shenute nos propone una mirada que enriquece nuestro conocimiento de la vida monástica, ampliando y completando la visión que nos ofrece la RB.

En este texto del monacato copto, y dentro de una forma de vida monástica exigente, por decirlo de una manera suave, hallamos testimonios de una conducta, que si bien se debería verificar ante todo en el abad del monasterio, también tendría que caracterizar la vida del cristiano, y en particular la del monje, tal como lo recuerda la RB: “Semper superexaltet misericordiam iudicio, ut idem ipse consequatur” (“siempre prefiera la misericordia a la justicia, para que él alcance lo mismo; RB 64,10):

«Sucedió una vez que, un hermano cometió una falta en una cierta materia -después de todo, era un hombre, y sólo Dios no tiene pecados- y nuestro padre apa Shenute lo expulsó del monasterio de acuerdo con la Regla. Este hermano partió hacia el desierto llorando a causa de su gran miseria, pero al recordar la misericordia de Dios, se arrepintió e hizo penitencia, diciendo: “Señor Dios, misericordioso amante de la humanidad, que no deseas que ninguna de las obras de tus manos tenga que perecer; si mueves hoy el corazón de mi padre para que me perdone por lo que hice y me reciba nuevamente, espero, llegar a ti dándote gracias por todo”. En ese preciso momento, mientras esas palabras estaban todavía en su boca, apareció allí, frente a él, un ángel del Señor que le preguntó: “¿Por qué estás tan afligido?”. El hermano replicó: “¡Hermano mío, estoy afligido porque mi santo padre, apa Shenute me expulsó de entre los hermanos, y no sé qué haré, excepto de preocuparme por mi salvación. Desde ese momento nada creo obtener con mi arrepentimiento!”. El ángel le dijo: “Si tu padre te recibe nuevamente, ¿observarás el pacto que tú haces con Dios, y cumplirás todo lo que has prometido?”. Inmediatamente el hermano cayó a los pies del ángel y dijo: “¡Ciertamente mi Señor!; si tu misericordia desciende sobre mí, espero observar esas cosas y cumplirlas”...

El ángel entonces le dijo: “Vete, que él te recibirá”...

Alentado por este discurso, el hermano fue al monasterio, y no encontró a nadie en la puerta, tal como el ángel le había dicho. Entró inmediatamente y se encontró con nuestro padre, el profeta apa Shenute sentado a la entrada de la iglesia vistiendo un hábito recién lavado, porque era el día del Señor y la hora de ofrecer el sacrificio al Señor. Y cuando el hermano comenzó a decir a nuestro padre el profeta apa Shenute lo que había oído del santo ángel, nuestro padre llamó al hermano que estaba encargado de convocar a los hermanos y le dijo: “Ve y llama al prefecto de la casa que expulsó a este hermano”. Cuando llegó, nuestro padre le dijo: “Recibe a este hermano para que permanezca con los demás hermanos como antes”. Y los hermanos que no sabían el misterio que había ocurrido, estaban admirados» (párrafos 98-101).

 

SITIO DE “CUADERNOS MONÁSTICOS”: www.monasterio.org.ar/cuadmon

SUMARIO

Editorial

El temor del Señor

“El temor del Señor es una noción que aparece frecuentemente en el Antiguo y en el Nuevo Testamento, en los Padres de la Iglesia y en la literatura monástica. Nuestra época no es muy amiga de esta expresión y trata de evitarla; por lo tanto parece que es importante esclarecerla y descubrir su verdadero sentido a fin de que pueda ocupar todo el lugar que le corresponde en el camino espiritual que Dios propone al hombre”.

Artículo

La promesa de “estabilidad”, “vida monástica” y “obediencia” en la Regla de san Benito (Cap. 58,17)

«En nuestro pasaje de la Regla, san Benito sigue con exactitud objetiva la definición que da de su monje, en una clara contraposición frente a los ermitaños, los sarabaítas y los giróvagos: “La primera es la clase de los cenobitas, esto es, la de aquellos que viven en un monasterio (= estabilidad) y que militan bajo una regla (= vida de santas costumbres monásticas, respectivamente observancia de la Regla) y un abad (= obediencia)”. La única promesa de profesión que Benito exige en principio de su monje, y que encierra en sí las otras dos restantes, se llama “obediencia”, y ésta debe estar inspirada por el “celo bueno” (cf. 72,2)».

Artículo

Conferencia sobre la experiencia educativa del Movimiento Apostólico Manquehue

«Durante 14 años de vida escolar nuestros alumnos tienen la experiencia de vivir en una comunidad que, a semejanza de un monasterio, es como una sociedad alternativa cuyos pilares fundamentales son la escucha de la Palabra de Dios en la “lectio divina”, la comunidad organizada según la Regla de san Benito, la vida litúrgica centrada en los sacramentos y la Liturgia de las Horas, el estudio y el trabajo en distintas actividades, y la participación activa en la vida de la iglesia local buscando siempre la comunión filial con el obispo diocesano».

Artículo

La búsqueda del rostro de Cristo en la vida benedictina

«Toda la vida del monje es obra de Dios, “Opus Dei”. Buscando la voluntad del Padre a semejanza de Cristo, impulsado por el Espíritu Santo, experimenta cómo todo lo lleva a Dios».

Artículo

Crónica de la reunión de la Región Mixta Latinoamericana (REMILA) de la Orden Cisterciense de la Estricta Observancia

Crónica

Vida de Shenute (Segunda parte)

Fuente

Recensiones - Libros recibidos

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