«El contemplativo une poco a poco, mediante un largo proceso, el trabajar por Dios y la sensibilidad para percibirlo; advierte el rumor de los pasos de Dios en los acontecimientos de la vida cotidiana, se convierte en experto del “susurro de una brisa suave” (1 R 19,12) de la cotidianidad donde el Señor se hace presente»1.
En el artículo que abre este número de Cuadernos Monásticos se nos propone recibir en profundidad y amplitud la Carta2 con la cual el Papa Francisco, en el umbral del año de la vida consagrada, nos interpela. Recibir es re-tomar, con plena conciencia de su vigencia actual, un texto que nos invita a ir a las raíces de nuestra consagración, a abarcar en toda su amplitud nuestra vocación fraterna y a responder con creatividad y claridad evangélica a los nuevos desafíos de un mundo siempre necesitado de salvación. El Padre Lécrivain, sj, nos proporciona elementos para encaminarnos en esta tarea sin dejar de considerar sus múltiples implicaciones.
El título del segundo artículo nos plantea un interrogante sobre el valor de la virginidad en los tiempos actuales. Para encontrar la respuesta, el Padre Mario A. Haller nos va guiando por un itinerario teológico y litúrgico en el que vamos escuchando las voces autorizadas de los Padres de la Iglesia, del Magisterio, de santos teólogos y de textos litúrgicos, que se pronuncian sobre un misterio que arraiga en el misterio de Cristo.
Una aguda conciencia del Don de Dios atraviesa el testimonio gozoso de Aintzane Juanicotena Uriarte, ocso, la joven monja de la Orden Cisterciense que responde a la pregunta sobre lo que su Orden tiene de más vivificante. Un testimonio que con serena valentía afronta pobrezas y desafíos, límites y deseos, y que discurre animadamente, moviéndose entre el asombro y la confianza, en una fidelidad a la tradición que no descarta la apertura a posibilidades inéditas.
La Autobiografía de la ermitaña, Hna. María Gangoitti (+), con la introducción del abad Pedro Edmundo Gómez, osb, “nos descubre el plan de amor infinito de Dios para cada alma en particular. El Señor ha conocido cada uno de nuestros días, antes de que empezaran a existir, ya estaban escritos en el libro de la vida”.
El Padre Benito Rodríguez, osb, abre la sección Crónicas con el relato bello y experiencial de lo vivido en el Retiro de Superiores anual, realizado en la Abadía Santa María, de Los Toldos. El tono es de una profunda acción de gracias por tantos Dones recibidos.
Siguen dos crónicas que hacen memoria de personas que vivieron bajo el signo de la espiritualidad benedictina, y que no anteponiendo nada al amor de Cristo, han sido ya llevados a la vida eterna (cf. RB 72). La primera, dedicada a Ignacio Eguiguren (+), está a cargo de Dominic Milroy, osb (+), quien hace a partir de sus recuerdos una profunda reflexión sobre la fecundidad del sufrimiento. La otra, dedicada al Hermano Orlando But, osb (+) nos habla de una vida escondida con Cristo en Dios ₋que se transparentaba en la limpidez de su mirada₋ y que se prodigó en el servicio esforzado y humilde a Dios y a sus hermanos.
La sección Fuentes nos presenta una breve colección de enseñanzas en forma de diálogo, dirigida probablemente a monjes que se inician en la vida monástica, y que abarca por eso mismo las cuestiones fundamentales de quien está comenzando un camino de vida ascética que tiende a la contemplación. Enseñanzas de vida espiritual que todos necesitamos recibir.
1 Congregación de Institutos de Vida consagrada y de Sociedades de Vida Apostólica, Carta a los consagrados y consagradas tras las huellas de la Belleza, 5.
2 El 21 de noviembre del 2014, el Papa Francisco dirigió una carta a los consagrados de todo el mundo.
Para ayudar a quien quiera dar este paso, recordaremos el contexto de esta carta; subrayaremos a continuación los llamados y las esperas que conlleva; propondremos finalmente abrir algunas nuevas canteras, a las que nos compromete el mismo Papa.
Trataré someramente, en primer lugar ₋como parte de la lex credendi₋, la literatura patrística y textos magisteriales y luego ₋como parte de la lex orandi₋, algunos textos eucológicos antiguos y, en un segundo momento, textos oracionales actuales y una noticia breve sobre otros elementos litúrgicos.
Dejarme hacer y formar por los demás. Solo a través de personas concretas, con nombres y rostros concretos puedo dejarme formar por Dios; solo a través de la mediación humana de otros puedo dejar a Dios actuar en mí y encarnarse en mí. El otro es el sacramento de la voluntad de Dios en mi vida.
«La Hna. María Gangoitti, la ermitaña de Calmayo, encarna para los que la conocieron directamente o los que sólo lo hicimos de oídas, la búsqueda de Dios, en lo esencial, en “la pobreza propia” y “despojo de sí”».
De esos 7 ingredientes del peregrino de Santiago de Compostela que nos describió Manel en la charla introductoria, me atrevo a decir que al menos vivimos tres durante el retiro: no tener prisa, la gratuidad, la belleza.
Los Oblatos, compartiendo una misión eclesial, están también comprometidos en el trabajo concreto de la amistad y la caridad. Es mediante Ignacio que el cargar la Cruz se ha vuelto una fuente misteriosa e ineludible de bendición.
Sólo Dios conoce la fe, la esperanza y, sobre todo, la gran caridad de nuestro recordado hermano. Jornada tras jornada en el recinto del Monasterio, él llevó una vida escondida a los ojos del mundo, pero agradable a los ojos de Dios que lo había llamado.
En el momento en que el pensamiento se introduce en el alma, ella debe inmediatamente buscar refugio junto a su Creador con súplicas, y él lo hará fundirse como la cera; porque “nuestro Dios es un fuego devorador”.