NADA ANTEPONER AL AMOR DE CRISTO es la frase de la Regla de san Benito que fue elegida como tema para el Congreso de los Abades benedictinos que se realizó en Roma del 14 al 25 de setiembre de 1977. Por primera vez en una reunión de esta índole se abordaría el tema de la castidad, lo cual presentaba sus riesgos, ya que por un lado sería un tema único, y por otro, constituye una materia en la cual se puede llegar con facilidad a dos extremos: o a volatilizarlo a fuerza de querer mantenerlo en un terreno elevado y especulativo, o a degradarlo a fuerza de pretender encuadrarlo dentro de planteos existenciales, cuando no patológicos. Agradecemos al entonces Abad Primado Remberto Weakland, hoy Arzobispo de Milwaukee, y a sus colaboradores, por haber abordado este tema a pesar de sus dificultades. Tenemos hoy el gusto de presentar a nuestros lectores las ponencias, haciendo la aclaración de que las conferencias de los abades Denis Huerre y Atanasio Polag nos han llegado en una traducción, probablemente simultánea y que, por lo tanto, si bien guarda la frescura de lo hablado, incurre en lógicas fallas de redacción o de traducción que no siempre hemos podido subsanar pues carecíamos de la versión original.
A fin de que nuestros lectores dispusiesen de un material más amplio concerniente al tema de la castidad consagrada hemos añadido un excelente y poco conocido documento de la Sagrada Congregación para la Educación sobre la formación de la castidad en los seminarios: creemos que su estudio en los noviciados y comunidades resultará de mucho provecho.
Hemos agregado además un estudio del P. G. Paradis, sj, y una conferencia del P. L.- A. Lassus, op, con los que el tema se verá enriquecido. Agradecemos a la comunidad de Cristo Rey, del Siambón, el trabajo que nos enviaron con motivo de la preparación del TEMLA (Tercer Encuentro Monástico Latinoamericano) y que también publicamos en este número.
No queremos terminar esta breve introducción sin felicitar a S. Excia. Mons. Remberto Weakland por su ordenación episcopal. La Orden benedictina sufre con ello una pérdida inmensa, pero sabemos que todo lo que es un bien para la Iglesia no puede ser en profundidad una pérdida para una porción de la misma.
Agradecemos a Monseñor Remberto Weakland todo el aliento y la ayuda que siempre brindó a los Cuadernos Monásticos. Desde estas páginas, junto con nuestro “gracias”, le deseamos una fecunda labor pastoral y la felicidad de llevar a una muchedumbre de hijos a “no anteponer nada al amor de Cristo” en los diversos géneros de vida cristiana.
La Dirección