Anónimo novohispano (atribuido a José Ma. Vásquez) escudo de monja con el tema de la Inmaculada Concepción de la Virgen, coronada por la Santísima Trinidad isomorfa y rodeada de izquierda a derecha por: san Joaquín y santa Ana con la Virgen Niña, santa Rosa de Lima, santa Gertrudis y santa Brígida, san Miguel Arcángel, santo Domingo, un santo laico no identificado, san Jerónimo, san Francisco y san José con el Niño Jesús. Óleo sobre lámina de cobre con armazón de carey, 18 cms. de diámetro, hacia 1790, colección: Museo Andrés Blaisten, catalogación: Juan Carlos Cancino.
por Pierre DOYÈRE, OSB †[1]
El Libro II[2] es el núcleo esencial de las Revelaciones de santa Gertrudis[3]. Sobre las circunstancias de la redacción de este Memorial, las informaciones vienen de diferentes fuentes, a saber:
1. La noticia de las aprobaciones: “En el año del Señor de 1289, bajo el impulso de la inspiración divina se ha dado comienzo a esta obra”.
2. El Prólogo general: “La primera parte (es decir el Libro II) ha sido escrita ocho años después de la gracia recibida”.
3. El Prólogo del Libro II: “En el noveno año de su gran gracia, después del tiempo transcurrido entre febrero y abril, la tarde del Jueves Santo… ella tomó la tablilla… y comenzó a escribir…”.
4. Libro II capítulo III: “Al momento presente, en que han pasado nueve años…”.
5. Libro II capítulo V parágrafo 5: “aquí, dejó de escribir hasta octubre”.
6. Libro II capítulo X: “Me parecía tan poco conveniente escribir estas cosas… cuanto difícil me sería, por no decir imposible, encontrar la expresión y las palabras…”.
7. Libro II capítulo XXIV: “Me atrevo a afirmar… que… ningún otro motivo me ha impulsado a escribir o a hablar de estos temas, sino la obediencia a tu voluntad, el deseo de tu gloria y el celo por las almas”.
Sobre los motivos que han impulsado a la monja a poner por escrito sus revelaciones, todos estos pasajes son convergentes. No hay ninguna vanidad literaria, digamos que tampoco hay una vocación de escritora, sin perjuicio del gusto que su cultura le daba por componer oraciones y ejercicios espirituales. Gertrudis obedece a una inspiración imperativa del Espíritu Santo, por la gloria de Dios y el celo por las almas. Los comienzos se cumplen en el fuego de un cierto entusiasmo. Pero, en tanto y en cuanto la empresa continúa, especialmente cuando retoma la redacción después de algunos meses de interrupción, ésta se hace más laboriosa y humildemente dependiente de las lentitudes de la acción del Espíritu.
Los textos 4, 6, 7 son de santa Gertrudis; pero, con toda probabilidad, los textos 1, 2, 3, 5, tienen por autora a la monja recopiladora, autora del Libro I. Ellos permiten fijar en el año 1289 la puesta en marcha del Libro II; es decir: puesto que la “conversión” data del 27 de enero de 1281, después de ocho años, “el año noveno”. Este comienzo está fijado con más precisión por el Prólogo del Libro II, pero a condición de que se lea con atención. A primera vista se podría entender que la monja ha comenzado a escribir en febrero hasta abril, para retomar en octubre. Pero, puesto que la inspiración para escribir data del Jueves Santo, durante la statio relativa a la comunión de una enferma, en realidad es en abril que ella ha empezado, más exactamente el 7 de abril. Todo el comienzo del libro (capítulos I a IV), no ha podido ser redactado en ese mismo Jueves Santo, durante la statio. No es más que la puesta en marcha lo que se ha hecho en ese momento, pero esta primera parte ha sido terminada, sin duda, bastante pronto. Después la redacción se ha interrumpido y ha sido retomada en octubre. En esta hipótesis ¿cómo comprender la frase sobre “el tiempo transcurrido de febrero hasta abril”? Simplemente como indicando de que el nuevo año estaba ya entrado después de la VI calenda de febrero (aniversario de la gracia) y había transcurrido hasta este jueves santo, VI idus de abril, cuando la monja, bajo la irresistible inspiración divina, tomó sus tablillas.
Como se ha dicho en la introducción[4], además del corte entre los capítulos V y VI, la presente edición supone otro corte entre los capítulos XIX y XX, pero, a decir verdad, no se encuentra en los textos ninguna indicación formal sobre este punto.
[1] Dom Pierre Doyère, osb, monje de San Pablo de Wisques, fue el impulsor de la revisión y fijación del texto latino de las obras completas de santa Gertrudis y su principal traductor al francés. Murió el 18 de marzo de 1966, durante la preparación de la edición crítica de los libros I a III del Legatus Divinae Pietatis; dos discípulos suyos continuaron la tarea y la obra fue publicada en 1968 por Sources chrétiennes [= SCh] (Gertrude D’Helfta, Œuvres Spirituelles II, L’Héraut [Livres I-II] SCh N° 139 y Œuvres Spirituelles III, L’Héraut [Livre III] SCh N° 143 – Paris, Les Éditions du Cerf, 1968). La fijación del texto de los libros IV y V del Legatus es obra de Jean-Marie Clément, monje benedictino de Steenbrugge, y la traducción al francés, de las monjas de Wisques.
[2] Continuamos con la publicación de 8 estudios particulares de Dom Pierre Doyère sobre puntos específicos de la doctrina del Heraldo del Amor Divino, consignados como Apéndices al tomo III de la edición. Cfr. Gertrude D’Helfta, Œuvres Spirituelles III, L’Héraut (Livre III,) Sources chrétiennes N° 143 – Paris, Les Éditions du Cerf, 1968, pp. 349-368. Tradujo la Hna. Ana Laura Forastieri, ocso, del Monasterio de la Madre de Cristo, Hinojo, Argentina.
[3] Cfr. Introduction I, III: Los Escritos, publicado en esta pagina: http://surco.org/content/santa-gertrudis-escritos.
[4] Cfr. en esta misma página: Difusión de la obra de santa Gertrudis (8), en: http://surco.org/content/difusion-obra-santa-gertrudis-8.