Editorial
Pablo, (…) a la luz del encuentro con Cristo (…)
comprendió que era absolutamente necesaria una nueva
orientación de su vida. (…) Pablo, entonces, no vive más para él,
por su propia justicia. Vive de Cristo y con Cristo: dándose a sí mismo
y ya no buscándose y construyendo por él mismo. Esta es la nueva
justicia, la nueva orientación que nos ha dado el Señor,
que se nos ha dado con la fe (Benedicto XVI,
“El año de san Pablo”, Ed. San Pablo,
Buenos Aires, 2008, pp. 25-26).
“Este no buscarse en uno, sino recibirse desde Cristo y darse con Cristo, y así participar personalmente en los asuntos del mismo Cristo, hasta sumergirse en él y compartir tanto su muerte como su vida”, que el Papa Benedicto XVI describe como clave de la identidad Cristiana en la visión del Apóstol Pablo
1, nos interpela con fuerza en este año paulino, en el cual la Iglesia, madre y maestra, abre para nosotros con especial solicitud el manantial inagotable de la indulgencia divina, que se dispensa año tras año, siglo tras siglo, en generosa continuidad, a través de Jesucristo, misericordia del Padre.
Los gestos y lugares especiales señalados por la Iglesia para participar, en este año jubilar, del mismo espíritu de conversión, restauración y comunión que animó al apóstol san Pablo, en beneficio del Cuerpo de Cristo, son sólo un modo más de recordarnos la actualidad siempre vigente del Misterio de amor del que procedemos y hacia el cual nuestra vida se encamina, en docilidad al Espíritu Santo –Espíritu del Padre y del Hijo–, quien “siempre vigilante en nosotros, suple nuestras carencias y ofrece al Padre nuestra adoración, junto con nuestras aspiraciones más profundas”
2.
El espíritu paulino –y en especial su concepción de la unión conyugal de Cristo con la Iglesia–, está en el trasfondo del artículo dedicado al tema de la virginidad como misterio eclesial, que abre este número de Cuadernos Monásticos. En él se describen dos aspectos de un mismo misterio –los vírgenes en la Iglesia y la Iglesia virgen– según la doctrina de los Padres, cuya altura y profundidad nos invitan a detenernos en una fecunda meditación y contemplación, muy apropiada para este año jubilar.
Otro aspecto del espíritu paulino –el asombro ante la multitud de dones y carismas que florecen en el ámbito eclesial– puede iluminar la lectura de los artículos siguientes, que son aproximaciones a la vida y el pensamiento de algunas figuras que vivieron su consagración dentro de la Iglesia en épocas diferentes y bajo el sello de carismas diversos, aportando cada uno el cultivo de los dones recibidos, en humilde fidelidad a tanta gracia: vemos así al P. Alberto Hurtado y su dedicación al estudio; al P. Luis Bouyer y su deslumbramiento ante el misterio litúrgico, descubierto en las páginas de Columba Marmión; a Sulpicio Severo y su interés por la historia de la salvación. Todos ellos forman ya hoy parte de esa nube de testigos que, según la Carta a los hebreos nos mueve a fijar la mirada en Jesús, el iniciador y consumador de nuestra fe
3.
El último artículo se remonta a los orígenes del monacato, época en la que ya existía la preocupación por dilucidar el misterio de la libertad humana y su posibilidad de cerrarse a la gracia divina, con las consecuencias que esto trae para el ser humano, al que Dios no cesa de brindar nuevas ocasiones de apertura al don divino, de reparación y de crecimiento espiritual.
En la sección Fuentes san Odón, abad de Cluny, nos cuenta la vida de san Gerardo de Aurillac, un laico del mundo medieval, quien a pesar de ser noble y poderoso, estaba humildemente abierto al misterio de la gracia, que obró en él maravillas.
1 Benedicto XVI, El año de san Pablo, Ed. San Pablo, Buenos Aires, 2008, p. 26.
2 Ibid, p. 31.
3 Hb 12,1-2.
SUMARIO
Editorial
Ecclesia virgo: La virginidad en la Iglesia y la virginidad de la Iglesia
El matrimonio carnal representa al matrimonio espiritual en su fecundidad y la consagración de vírgenes lo representa en su integridad. Son por lo tanto dos signos de una misma realidad.
El Padre Luis Bouyer (1913-2004), un convertido de dom Marmion
El P. Bouyer, en efecto, puede ser considerado como uno de los grandes teólogos del siglo XX. Ya en vida, estaba su noticia biográfica en ciertas enciclopedias. No es de extrañar cuando se llega a conocer la originalidad de su pensamiento, la fuerza de su reflexión y la abundancia de su producción literaria. En 1945 publicaba un libro que iba a marcar a su generación y que conoció numerosas reediciones: El misterio pascual, escrito apenas un año después de su ordenación sacerdotal. Es una maravillosa meditación sobre la liturgia de los tres últimos días de la Semana Santa. A continuación y durante más de cincuenta años, no dejó de construir una obra teológica que abarca todo el misterio cristiano.
Un santo estudioso. Un aspecto central poco conocido del padre Alberto Hurtado.
Sin duda que A.H. fue una gran amigo de los niños y de los pobres. Pero desconocer u olvidar su dimensión intelectual y de hombre de estudio, es fallarle a él en algo central, es desvirtuar su imagen y pasar por alto un constitutivo de su misma santidad. Y mucho más si esto lo hacemos hablando a universitarios; y en una Universidad que lleva su nombre. Sería una injusticia para el P.H. y una omisión de graves consecuencias para nuestra Patria y para la Iglesia en general.
Objetivos morales en las Chronica de Sulpicio Severo
Ahora bien, para Sulpicio su tarea de recorrido por la historia de la salvación narrada en las Sagradas Escrituras no tendría otra finalidad que la de invitar al lector a tomar los textos inspirados y a sumergirse en ellos. En este sentido ha apuntado Serafino Prete, quien refiriéndose a las palabras del prefacio de la obra, entiende que la intención no sería otra que la de familiarizarse con la Biblia, para así reflexionar sobre la justa conducta del hombre, sobre su verdadera militancia en la historia salutis.
Las causas del abandono de Dios según Evagrio y Pafnuncio
Espero más bien estudiar la enseñanza sobre el abandono como es presentada en el capítulo 47 de la Historia Lausíaca, junto a la enseñanza de Evagrio sobre el mismo tema. Tal ejercicio vale la pena hacerlo en sí mismo, aparte de determinar si la enseñanza corresponde o no a un Pafnucio histórico. Es mucho todavía lo que podemos aprender mientras vamos avanzando.
El monasterio trapense de Azul en su 50 aniversario
Celebrar cincuenta años de la fundación es hacer un alto en el camino a fin de recordar, reconciliar, renovar la propia vida… y, sobre todo, agradecer, bebiendo nuevamente de esa fuente inagotable que es Dios, quien nos concede en este Aniversario un año particular de gracia.
Vida de san Gerardo de Aurillac. Epístola introductoria. Libros primero y segundo.
“…se sabe que este varón del Señor ha vivido de acuerdo a la ley, al igual que Noé en su tiempo. Dios lo ofreció como testimonio a los que lo miraban, para que lo imitaran, de modo que la fuerza del corazón del prójimo despertase; para brillar en los que vieran de qué forma vivió justa y piadosamente. No consideremos la observancia de los mandatos de Dios pesados ni imposibles, porque ciertamente se puede ver que un hombre laico y poderoso los puede observar. (…). Porque en verdad creemos que este hombre de Dios fue entregado como ejemplo para los poderosos, ellos mismos habrán de verlo como uno de sus vecinos y sacado de su misma jerarquía, para que lo imiten”.
Sitios útiles en Internet