Inicio » Cuadmon » Cuadernos Monásticos Nº 195

Editorial

Año no solamente del Jubileo de Oro de nuestra revista, sino también de varios Jubileos importantes y celebraciones en nuestro Cono Sur. Comenzamos con los cincuenta años de la fundación del Monasterio Madre de la Iglesia, continuamos con los cien años de la Fundación de la Abadía de San Benito de Luján, luego cincuenta años de la fundación del Monasterio Madre de la Unidad en Santiago del Estero y los setenta y cinco años de la Dedicación de la iglesia de la Abadía de la Santísima Trinidad de Las Condes (Abadía que ya había celebrado sus setenta y cinco años de fundación en el año 2013). Todos estos acontecimientos de gracia, que son historias de salvación dentro de la gran Historia de la Salvación, fueron escalones en la construcción de nuestra Congregación del Cono Sur, y por eso cantamos:“El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres” (Sal 125).

También nos regaló el Señor la erección en Abadía del Monasterio de la Asunción de Santa María de Rengo y la elección y bendición de su primera Abadesa chilena, y últimamente la bendición del P. Osvaldo Donnici como Abad del Monasterio Santa María de Los Toldos, cuya crónica y homilía publicamos en este último número del año de Cuadernos Monásticos.

Asimismo continuamos en este número con algunos testimonios de nuestros Hermanos mayores. En primer lugar, la M. María Susana Bove recuerda lo que fue, en el entorno de la aparición de Cuadernos Monásticos, la vivencia del Concilio Vaticano II en los Monasterios del Cono Sur, los inicios de SURCO y de la Congregación del Cono Sur, y la salida de la fundación del Monasterio Madre de la Iglesia a Uruguay, primera fundación de la Abadía de Santa Escolástica. Ella “los vio nacer”, como fruto de los encuentros de los Superiores del Cono Sur, como un deseo de ser un vínculo entre las Comunidades, y recuerda con amor y agradecimiento los humildes comienzos de nuestra revista, dando gracias por el milagro que significa haber llegado hasta hoy y haber podido progresar con el correr del tiempo, hasta obtener lo que hoy nos llena de alegría y de satisfacción. Luego podremos encontrar también en Cuadernos Monásticos número 195 un testimonio del P. Abad Gabriel Guarda sobre la historia de la iglesia de Las Condes.

Siguiendo el esquema que nos propusimos para renovar nuestra revista en este año jubilar, luego de haber publicado el primer número de Cuadernos Monásticos con el tema de la lectio divina, el segundo número con el tema de la RB y el monacato antiguo y el tercer número sobre cuestiones actuales del monacato hoy, nuestro cuarto número aborda el tema de la Liturgia, que es tan fundamental en la vida cristiana y es nuestra gran misión y nuestra manera de ser en la vida monástica.

En su artículo, Dom Jean-Charles Nault analiza cómo la liturgia es el lugar donde, por la muerte y resurrección de Cristo, la muerte se convierte en vida. El P. Rubén Leikam nos hace entrar en el dinamismo de la tradición de la Iglesia en las fuentes litúrgicas antiguas y actuales y el P. Roberto Russo medita sobre el Ritual de la penitencia de Pablo VI, sacramento de salvación.

Deseamos agradecer al Señor por todos los beneficios con que nos ha regalado este año, y pedirle que Cuadernos Monásticos pueda seguir cumpliendo su misión de vínculo entre las Comunidades de SURCO y de difusión de material monástico y espiritual, para nuestro crecimiento y alegría.

SUMARIO

Editorial

… Los vi nacer…

“Hemos aprendido de nuestros santos Papas a reconocer errores y pedir perdón. También me nace ahora pedir perdón al Señor: el reconocimiento de las incoherencias, fruto de las debilidades humanas; el descuido y olvido de aspectos esenciales de nuestra vida…tantos errores y traspiés. Y el pedido de que este reconocimiento sincero nos sirva de trampolín para enfrentar el futuro con alegría y esperanza…”.

Artículo

En el Jubileo de la Dedicación de la Iglesia (8 de agosto de 2015)

Sentí más o menos la siguiente sensación: la iglesia, para mi –como seguramente para el hermano Martín–, había sido un proyecto muy nuestro, rayado, dibujado y re-dibujado, construido “sobado”. Desde el momento de la Dedicación, como que se escapó para siempre de nuestras manos, la iglesia  pasó a ser de La Iglesia.

Artículo

La liturgia: fundamento de la vida monástica y religiosa

“… Si la evangelización es el anuncio del misterio pascual de Cristo muerto y resucitado para la gloria de Dios y la salvación del mundo, es en la liturgia, lugar de participación en el misterio pascual, donde esta verdad histórica y escatológica deviene fuente de vida. En el misterio pascual, la muerte –sea la muerte que acecha a los hebreos ante el mar Rojo, la muerte de Cristo en la cruz, o las diferentes formas de muerte con las cuales nos confrontamos, y que se resumen en nuestra ineludible muerte corporal–, la muerte, pues, es transformada en fuente de vida, por la intervención directa y soberana de Dios”.

Artículo

El misterio de la liturgia

“… Es necesario volver a las fuentes, estudiar las fuentes litúrgicas, las antiguas y las actuales y todo el libro litúrgico, descubriendo y valorando el dinamismo de la tradición de la Iglesia, de una Iglesia que es tradición desde los apóstoles hasta hoy. Si se estudia sólo el rito se puede caer en el rubricismo. El rito no es “el” objeto del estudio de la liturgia, sino que el rito lleva a otra realidad y expresa otra realidad: el misterio. Por el contrario, el desconocimiento del rito y del misterio expresado por él lleva inexorablemente a subjetivismos peligrosos, que dañan la comunión eclesial. Y a veces parece primar la devoción ante la teología: ¿es ésta una nueva manera de entender la recepción del Vaticano II?”.

Artículo

Las fórmulas sacramentales de la reconciliación en el Ritual de la Penitencia de Pablo VI

“Con la absolución sacramental dada al pecador por su pecado, el proyecto divino de salvación es restaurado y reaparece la identidad cristiana del bautizado-confirmado, del cristiano que celebrando la eucaristía y recibiéndola en el sacramento incesantemente tiende a la perfección pensada y querida por Dios. Así el cristiano recorre su propio camino por la misericordia divina hacia el destino final de la felicidad”.

Artículo

Bendición abacial. Los Toldos, 26 de abril del 2015

La elección de un superior es siempre un acto muy íntimo de cada comunidad, aunque interese a toda la Congregación y como tal sea una realidad fuertemente eclesial. Pero la expresión pública de esa eclesialidad se pone de manifiesto el día de la Bendición, que recibe el abad.

Crónica

Homilía en la Bendición Abacial del R. P. Osvaldo Donicci, OSB

“San Benito en la Regla nos muestra, ante todo, que el monje realiza su camino de retorno a Dios por la obediencia en el cenobio, bajo una Regla y un abad, con la perseverancia fiel. Esta es la misión que compete al que es elegido para ser el Padre del monasterio, conducir a sus hijos y hermanos a los pastos verdes”.

Crónica

Homilía. 50 años Dedicación de nuestra iglesia abacial (8 de agosto de 2015). Juan 2,13-22

“Para que en todo sea Dios glorificado”, fueron las últimas palabras que  llegaron a los oídos de nuestro peregrino desde el interior de la iglesia del Monasterio Benedictino de la Santísima Trinidad de Las Condes. Y a través de una ventana, como presidiendo todo el valle, alcanzó a divisar una vez más a su Madre, vestida de “Nuestra Señora de los palitos”, que le sonreía y le daba a entender que ella siempre estaría ahí, para darle la bienvenida y para acompañar cada día al monje sacristán que, bajo su mirada atenta, prepararía las ofrendas del pan y del vino, y las depositaría junto a la cruz y el altar…”.

Crónica

El libro de los ancianos. Colección sistemática griega de las sentencias de los Padres y las Madres del desierto. Capítulo séptimo

«Un hermano que residía en Escete en la soledad estaba turbado. Fue a ver a abba Teodoro, el de Fermo, y le dijo su padecimiento. (El anciano) le dijo: “Ve, humilla tu pensamiento y sométete, y vive con otros”. Fue entonces hacia la montaña y permaneció con otros. Pero volvió al anciano y le dijo: “Tampoco con los hombres estoy tranquilo”. El anciano le dijo: “Si no tienes paz solo ni con otros, ¿por qué saliste para hacerte monje? ¿No fue acaso para soportar las tribulaciones? Dime ¿cuántos años hace que llevas el hábito?”. Respondió: “Ocho años”. Le respondió el anciano diciendo: “En verdad, yo llevo el hábito hace setenta años y ni un solo día encontré tranquilidad, ¿y tú quieres tener paz después de ocho años?”».

Fuente

Recensiones - Libros recibidos

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