Estamos dedicando la tercera entrega de Cuadernos Monásticos, desde hace algún tiempo a esta parte, a temas que presentan la vida monástica cristiana en los tiempos hodiernos.
En esa línea, y considerando el lugar prominente que ocupa el monacato en las Iglesias ortodoxas, nos alegramos de poder ofrecerles un artículo que nos da un muy buen panorama sobre el Concilio Panortodoxo. Se trata de un tema del que prácticamente ni se habla ni se conoce entre nosotros. Confiamos en que la lectura de este texto nos ayudará a crecer en el aprecio mutuo e incentivará nuestra oración para llegar a la tan ansiada unidad.
Y es en continuidad con ese artículo, que les ofrecemos una muy interesante noticia sobre la renovación de la vida monástica en la casi isla del Monte Athos (Grecia). La visión que ofrece el Autor abre la puerta para una reflexión sobre nuestra vida monástica en el Occidente latino.
Los artículos sobre la vida trapense nos permiten apreciar la situación de la Orden en esta etapa de la historia y su relación con los benedictinos.
En tanto que los aportes de Madre Cristiana, sobre la identidad débil del ser humano contemporáneo, y el del P. Madrid Páez, sobre la pobreza, nos enfrentan con dos temáticas de gran importancia para nuestra sociedad.
La sección de artículos se completa con dos reflexiones de los monjes de Las Condes, Santiago de Chile. Una de carácter más bien personal e íntimo, la del abad Benito Rodríguez, osb; la otra, del Hno. Javier Domínguez, osb, surgida con ocasión de la difícil hora por la que atraviesa la Iglesia católica en Chile.
La Crónica del P. Basilio Hurtado, osb, rememora la importante visita del Papa Francisco a Chile, a la cual siguieron luego una serie de hechos bien conocidos por nuestros lectores.
Ya estamos próximos a la conclusión de la traducción de la amplia colección de apotegmas llamada Sistemática griega. En el capítulo que ahora ofrecemos veremos a algunos abba favorecidos con el carisma de realizar signos “especiales”, siempre realizados con gran humildad y sin buscar la engañosa fama humana.
En el curso de la segunda mitad del s. XX, cada vez se hacía más evidente que las distintas Iglesias ortodoxas sentían la necesidad de explorar juntas su manera de responder a las cuestiones urgentes con las que todas se enfrentaban.
La vida monástica en el Athos está hoy profundamente marcada por la inmediatez de la experiencia de lo divino. Desde una perspectiva externa, esto se puede observar más fácilmente en la aparentemente inexplicable atmósfera de alegría que rodea a los monjes y contagia a los peregrinos.
Tal vez la palabra “trapense” suscita alguna u otra imagen mental, pero de su sentido más preciso se conoce menos aún que de los benedictinos. De allí una cierta necesidad de aclarar el desarrollo de los dos grupos y su relación mutua, especialmente en el momento actual de los países del Cono Sur.
La pregunta sobre el futuro de la Orden para mí es una pregunta sobre la “transmisión de la vida” y sobre el “presente”. El futuro son los “hijos”: “Que veas a los hijos de tus hijos”, reza el salmo 128,5.
El hombre es solamente un peregrino inconsciente del caos y de la nada si no encuentra al TU que lo llama por su nombre y se lo revela a sí mismo. Es el corazón de nuestra vocación, el por qué de nuestra pertenencia a Dios, el por qué de nuestro gozo que funde nuestro aliento humano con el aliento de Dios en la invasión eucarística que cada día nos penetra.
Nos parece importante promover una reflexión que ayude a visibilizar las dificultades y oportunidades que nos brinda acercarnos con una mente abierta y un corazón bien dispuesto a la propuesta que nos regala esta Jornada que nace como fruto del Jubileo de la misericordia.
El monje se vincula con el mundo desde una comunidad, como el hijo se vincula con el mundo desde una familia. La comunidad restaura en el monje ese punto de apoyo que quizás no tuvo en su familia. La huida del mundo por parte del monje se hace hacia una comunidad, para que después desde ella pueda volver…
El 31 de mayo, fiesta de la Visitación de la Virgen María a su parienta Isabel, el Papa Francisco envió una carta al Pueblo de Dios que peregrina en Chile. Son palabras de él, pero no dudo que también por medio de sus palabras nos habla Dios a nosotros.
Bajo el lema “Mi Paz les doy”, se preparó y realizó la visita del Papa Francisco a Chile, que tuvo lugar entre el 15 y el 18 de enero de este año 2018. Recuerdo que cuando se difundió la noticia de que el santo Padre Francisco visitaría Chile en esa fecha, nos alegramos pero al mismo tiempo nos llenamos de preguntas.
El anciano hizo oración y me dijo: “Bebe del agua del mar”. El agua se endulzó y bebí. Pero yo saqué un poco más en un recipiente, por si tenía nuevamente sed. Y viéndolo el anciano me dijo: “Dios está aquí, y Dios está en todos lados”.