Hemos querido iniciar nuestras entregas del presente año con cuatro ayudas para la lectura de los libros sapienciales de la Sagrada Escritura.
En la primera de ellas el Prof. Leandro Ariel Verdini nos propone una aproximación pastoral al libro del Eclesiastés. En su artículo presenta un camino posible, inspirándose también en los aportes del P. Rafael Tello, para una lectura catequética de este difícil texto bíblico. El desafío es poner al alcance de la gente sencilla las reflexiones y enseñanzas del Qohelet.
A continuación, la Hna. María del Consuelo Caro Varela, ocso, de forma clara y sintética, nos invita a orar con el libro de oración de la Iglesia: los Salmos. Valorar y utilizar correctamente estas magníficas plegarias, orando con Cristo al Padre.
En la sección Fuentes recurrimos a dos autores de los primeros siglos para que nos ayuden a profundizar nuestra lectio divina de los Salmos y del libro de los Proverbios.
Orígenes, a mediados del siglo III, se adelanta en casi un siglo al surgimiento del monacato cristiano, y le prepara el terreno con varios aportes muy significativos: importancia de la lectura de la Sagrada Escritura, oración y salmodia, la presencia del Señor en nuestra interioridad, la relación esponsalicia del cristiano con Cristo. Estos son algunos de los temas que aborda en su homilía sobre el salmo sesenta y siete.
Hacia fines del siglo siguiente, Evagrio Póntico compone sus breves comentarios a algunos libros sapienciales, llamados Escolios. Ahora podremos acceder a uno de ellos en nuestra lengua: el dedicado al libro de los Proverbios. Y de inmediato comprobaremos la cohesión de la teología espiritual del Monje del Ponto. En sus breves explicaciones puntualiza, desarrolla y amplía varios de los temas que presenta en sus escritos principales, pero manteniéndose siempre concorde con la división tripartita de su reflexión teológica.
Completan este primer número de Cuadernos Monásticos dos crónicas y dos recensiones.
Qohélet es indispensable para comprender la plenitud que esperamos. Sus preguntas encienden las nuestras y sus respuestas iluminan muchos aspectos oscuros de nuestra vida.
Para san Atanasio, el libro de los salmos nos hace volver a entrar en la condición paradisíaca, porque a través de la oración de los salmos, se vuelve a dar el diálogo con Dios.
“¿Qué significa preparar un camino para Dios, que quiere caminar en ti? El Señor camina sobre lo que es puro, el Salvador celebra una fiesta en un lugar limpio”.
Estos muchos caminos conducen a un único camino, aquel que dice: “Yo soy el camino” (Jn 14,6). Llama “muchos caminos” a las virtudes que conducen al conocimiento de Cristo.