Hoy en día todo busca hacernos evadir la realidad, y un remedio eficaz para nosotros contra este mal es la Liturgia. Ella nos devuelve siempre al presente, es un regalo inmenso no solamente para los monjes, sino para todo cristiano. Este último número de Cuadernos Monásticos del año en curso está dedicado a este tema.
En el primer artículo Mons. Manuel Nin nos llama a interiorizarnos en las dos fiestas de la Madre de Dios que abren y cierran el año litúrgico en la tradición bizantina: la Natividad de la Madre de Dios el 8 de septiembre y su Dormición el 15 de agosto. Como él nos dice: “Estas dos fiestas reúnen el ciclo litúrgico en un único misterio, el de Cristo, y, por lo tanto, el de María y el de la misma Iglesia”.
El P. Mario Haller nos hace un recorrido por lo vivido en la Iglesia en Argentina antes del Concilio Vaticano II, para mostrar cómo el Espíritu Santo ya estaba actuando en los obispos y en el pueblo de Dios. Esto permitió la recepción del Concilio con un corazón abierto a la novedad que proponía, ya que se trataba de la respuesta a un deseo común.
El P. Roberto Etcheverry nos invita a contemplar el ícono de la hospitalidad de Abraham, mostrándonos en cada detalle cómo “la hospitalidad es principalmente: comunión, ofrenda y sacrificio. El ícono, con un lenguaje estético teológico, nos invita a profundizar y practicar, desde la misma fe de Abraham, la hospitalidad con los forasteros y peregrinos, reflejando así la hospitalidad trinitaria”.
En la sección Crónicas se nos ofrece el recuerdo agradecido del P. Ramón Raúl Corrales, osb, y del P. Héctor Lordi, osb, quienes ahora celebran la Liturgia en el cielo.
En la sección Fuentes, queda completa con este último número del año la publicación de los Escolios a los Proverbios de Evagrio Póntico, cuya introducción, traducción y notas agradecemos al P. Damián J. Burgardt.
En las grandes fiestas del año litúrgico, la tradición bizantina lee en el oficio de Vísperas tres lecturas bíblicas, normalmente tomadas del Antiguo Testamento. Los textos son elegidos en clave de lectura cristológica; es decir, viendo y leyendo el misterio de Cristo, de la Madre de Dios y de la Iglesia ya preanunciado en el Antiguo Testamento.
Motivado por la conmemoración del sexagésimo aniversario de la promulgación de la Constitución SC, he visto la conveniencia de profundizar en el período previo a dicho acontecimiento y más precisamente, en un ámbito poco estudiado: Argentina.
Trataremos, a partir de la contemplación del icono de la Hospitalidad de Abraham, recrear desde la perspectiva estética-teológica, el gran don de abrir las puertas a Cristo en las personas que nos visitan.
Pr 27,7: “El alma que está saciada se ríe de los panales, pero para el alma que pasa necesidad, también lo amargo parece dulce”.
331. El alma pura goza con el conocimiento, pero el alma impura considera verdadero conocimiento también al falso conocimiento.